El Índice de Precios del Consumo aumentó el mes pasado un 0,57 %. El dato de agosto era largamente esperado porque el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, había anticipado que la inflación del mes sería baja y que la medición usual en años móviles ingresaría nuevamente a terrenos de un dígito. Y así ocurrió. La inflación de los últimos doce meses se situó en agosto en 9,38 %, frente a 10,0 % en julio y frente a valores del orden de 11 % en mayo y junio.
Emiliano Cotelo (EC): Se trata, lógicamente, de una buena noticia. Para analizar en detalle el comportamiento de los precios al consumo y las perspectivas para los próximos meses, estamos en diálogo con el economista Pablo Rosselli, socio de la consultora Deloitte.
Romina Andrioli (RA): Pablo, ¿cómo analizan estos datos? Te lo pregunto porque la inflación retornó a valores de un dígito, cuando algunos meses atrás parecía que al menos por un tiempo nos quedaríamos arriba de 10 %… ¿Es así?
Pablo Rosselli (PR): Es cierto Romina… La inflación entró en terreno de dos dígitos en febrero de este año, en un contexto de suba fuerte del tipo de cambio. En aquel momento, con un contexto internacional que hacía pensar que la tendencia al alza del dólar sería muy persistente, todo hacía indicar (a nuestro juicio) que la inflación de dos dígitos nos acompañaría por un tiempo, porque a la fortaleza del dólar se sumaba la persistencia de presiones inflacionarias de origen doméstico asociadas principalmente a la dinámica salarial. Sin embargo, después de ese pico que observamos en febrero, el dólar comenzó a bajar y unos meses después eso empezó a traducirse en cierta moderación de las presiones de inflación.
A su vez y en la medida que de a poco íbamos corrigiendo a la baja nuestras proyecciones de tipo de cambio, de a poco también se abría una perspectiva de una inflación más moderada. En ese marco, a partir de julio comenzamos a proyectar que la inflación retornaría a valores de un dígito… y situábamos ese momento justamente en agosto (porque en agosto del año pasado habíamos visto una inflación muy alta, de 1,2 %, que no se repetiría este año).
Entonces, el dato de agosto no es sorpresa en relación a lo que estábamos esperando en forma reciente pero es notoriamente mejor del que esperábamos un poco más atrás en el tiempo. Lo cierto, Romina, es que en definitiva la inflación ha vuelto a valores de un dígito, lo cual es un alivio para la política económica.
Romina Andrioli (RA): Luego de esa revisión conceptual, veamos un poco más en detalle las principales cifras… ¿Cuáles son los aspectos a destacar?
Pablo Rosselli (PR): Como comentaba Emiliano, la inflación anual se ubicó en 9,38 %, frente a un máximo del orden de 11 % en mayo y junio. Esa reducción de la inflación está asociada, como comentaba recién, a la baja del dólar. El componente transable del IPC, que incluye los bienes más asociados al comercio exterior (a las exportaciones y a las importaciones) y por lo tanto más sensibles al tipo de cambio, acumula una suba en los últimos doce meses de solamente 6,3 %, cuando en marzo registraba un aumento anual de más de 10 %.
En cambio, el componente no transable del IPC (que incluye los bienes y servicios que no se comercian con el exterior y cuyos precios se determinan esencialmente en función de las condiciones domésticas) no ha registrado una desaceleración importante… Los precios no transables están subiendo más de 10 % anual… En concreto, en los doce meses a agosto suben 10,8 %, frente a un 11,8 % unos meses atrás… Y esa reducción de la inflación no transable obedece al tabaco, cuyos precios habían subido mucho por efecto de incrementos importantes del Imesi. Si se excluye el tabaco, el resto de los no transables suben a un ritmo más o menos constante desde hace tiempo de 10,5 % anual, lo cual a nuestro juicio está asociado a que tampoco estamos viendo una moderación relevante de los salarios medidos en términos nominales (que siguen subiendo claramente más de 10 % anual).
Romina Andrioli (RA): ¿Y en cuánto se sitúa la inflación subyacente, Pablo? Te lo pregunto porque siempre comentan que se trata de un mejor indicador para ver la tendencia general de los precios.
Pablo Rosselli (PR): Es cierto. La inflación subyacente excluye la incidencia de los precios administrados por el Gobierno y excluye también los precios de las Frutas y Verduras (que son un componente muy volátil y que en el último año ha subido mucho por factores climáticos adversos).
En el cálculo que hacemos en Deloitte siempre contemplando por supuesto los datos del INE, la inflación subyacente se sitúa en 8,7 % anual… se sitúa por debajo inclusive de la inflación total. Desde mayo de este año y por primera vez en mucho tiempo, tenemos la inflación subyacente en valores inferiores a la inflación total… Y este es otro indicador de que las presiones de inflación han cedido… Si la inflación total no ha bajado todavía más, es básicamente porque las frutas y verduras se han incrementado mucho en los últimos meses… En concreto, en los últimos doce meses, las frutas y verduras acumulan una suba de 27 %.
Romina Andrioli (RA): Para terminar, Pablo, ¿qué perspectivas están manejando para los próximos meses y para el año próximo? De tus comentarios se infiere que esperan que la inflación siga debajo de 10 %… ¿Es así?
Pablo Rosselli (PR): Sí, Romina. En principio pensamos que la inflación permanecerá por debajo de 10 % en lo que resta de este año y en 2017.Lógicamente, la evolución de la inflación dependerá en buena medida del propio comportamiento del dólar, lo cual es bastante incierto. Pero antes de hacer alguna consideración sobre eso, igual es importante marcar que por el lado de un previsible abaratamiento de las frutas y verduras cuando las condiciones climáticas se normalicen, tendremos alguna ayuda más en el frente inflacionario. Algo similar debería ocurrir con los precios del tabaco, que subieron mucho a instancias de un incremento fuerte del Imesi… Si eso no se repite, también allí habrá un alivio.
En cuanto al dólar y su incidencia en la inflación, asumiendo que el dólar retoma una tendencia al alza pero de modo moderado (cerrando el año en torno de 30 pesos) pensamos que la inflación tenderá a ubicarse al cierre de este año en torno de 8,5 % anual. Esa proyección contempla que se vuelve a implementar el programa UTE premia, que tiene como consecuencia una previsible caída del IPC en diciembre, que se revierte en enero.
Dado el alivio que estamos viendo en materia inflacionaria, el Gobierno podría eventualmente aprovechar esta situación para mejorar la situación fiscal vía tarifas… En realidad, no sabemos si el Gobierno reforzará algunas tarifas, pero el momento parece al menos propicio para levantar el UTE premia, que es un programa que tiene un costo fiscal relevante y que cuando se lo implementó tuvo como motivación, al menos en parte, tratar de influir en el cierre anual de la inflación… Ese objetivo se logró la primera vez que se le aplicó, pero es un efecto por única vez… Antes no se le podía sacar porque la inflación era muy alta y sacarlo afectaba el cierre de inflación a diciembre pero el Gobierno podría ahora aprovechar esta nueva coyuntura.
Y en relación a 2017, lógicamente, tenemos más incertidumbre sobre la evolución del dólar… También tenemos incertidumbre sobre la propia política monetaria… Podríamos ver por ejemplo, que la política monetaria empieza a flexibilizarse, para privilegiar en alguna medida una mayor recomposición de la competitividad (una mayor suba del dólar)… Pero si pensamos que el dólar tenderá a subir el año próximo a un ritmo moderado pero mayor que la inflación (porque el Uruguay a nuestro juicio sigue estando caro en dólares), y por ejemplo asumimos que va hacia los 34 pesos a fines de 2017, igual podríamos esperar que la inflación cierre el año debajo de 9 %.
Entonces, retomando tu pregunta, sí… pensamos que la inflación permanecerá en niveles de un dígito en lo que resta de este año y en 2017.
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