El Instituto Nacional de Estadística informó el viernes que el IPC bajó 0,4 % en diciembre. Con ese dato mensual, la inflación cerró 2018 en 8 %, en línea con los registros de los meses anteriores pero fuera del rango meta del Banco Central.
Romina Andrioli (RA): ¿Qué lectura se puede hacer de este último dato de inflación? ¿Cómo incidió la “pausa” que tuvo el dólar en el cuarto trimestre sobre la evolución de los precios? ¿Qué puede esperarse para el 2019? Les proponemos conversarlo con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
Tamara, la caída del IPC en diciembre ya es un clásico, por la incidencia del programa de UTE Premia, pero más allá de ese efecto, ¿cómo vieron el dato de inflación de diciembre?
Tamara Schandy (TS): Sí, es como tu decís. Que el IPC caiga no es algo habitual, pero desde 2012 a esta parte es algo que en Uruguay venimos viendo todos los diciembres por la incidencia del UTE Premia. En esta ocasión, igual, hay que aclarar que el impacto fue menor que en otros años. La baja que computó el INE en el rubro “Electricidad” fue de 10 %, cuando en los años anteriores siempre había estado en el entorno de 20 %.
Ahora, más allá de ese efecto y de una caída también importante en el cómputo de precios de los servicios de salud, la inflación en los otros rubros de la canasta de consumo en general estuvo algo por encima de lo previsto. Concretamente, la inflación subyacente fue de 0,4 %, cuando en Deloitte preveíamos un valor de 0,2 %. En particular hubo registros de inflación mayores a lo proyectado en varios de los componentes transables de la canasta, que nos llamaron la atención porque diciembre no fue un mes de gran aumento del dólar… Y por otro lado hubo una inflación de 1,1 % en el promedio de precios de las frutas y verduras, que siempre marcamos que son volátiles… Veníamos de tres meses de deflación importante en este componente y en diciembre hubo un rebote.
RA: – Con este dato del mes de diciembre, la inflación terminó cerrando 2018 en 8 %. Eso significa que aumentó casi un punto y medio en relación a 2017, cuando se había ubicado en 6,6 %. ¿El aumento fue esencialmente a causa de la suba del dólar? ¿O hubo otros elementos que incidieron en que la inflación volviera a salir del rango meta del Banco Central?
TS: – El incremento del dólar fue el factor clave detrás del aumento de la inflación. Como repasábamos la semana pasada, el tipo de cambio tendió a bajar en la última parte del año, pero igual terminó 2018 con una suba de casi 13 %.
En línea con eso, los precios del componente transable de la canasta del IPC subieron bastante más que en el año anterior. Recordemos que llamamos transables a los bienes y servicios que se comercian o tienen potencial de comercializarse con el resto del mundo, y que por ende son aquellos rubros en los cuales la incidencia del dólar es más marcada. En ese componente del IPC, la inflación había cerrado 2017 en 5,3 % y terminó el 2018 en 7,1 %… Incluso llegó a trepar a 7,7 % en setiembre, que fue cuando el dólar tuvo el pico de algo más de $ 33. Luego el tipo de cambio cedió y la inflación transable se moderó, pero igual terminó marcando una diferencia importante frente al año anterior.
RA: – ¿Y qué pasó con los demás precios?
TS: – En el componente “no transable” también hubo cierta aceleración, pero menos marcada. Pasamos de 8 % a final de 2017 a 8,5 % al final de 2018.
Igual hay que notar que, aunque el incremento fue menos fuerte, este componente de la canasta tenía y sigue teniendo en nivel más inflación que el componente transable… Y eso explica en buena medida por qué la evolución del dólar ha sido tan determinante para la permanencia y la salida de la inflación del rango meta de las autoridades en los últimos tiempos. Con una inflación de 8 % o algo arriba de 8 % en el componente más doméstico, la inflación ingresó al rango meta cuando el dólar no subía y el componente transable tenía muy poca inflación… Y cuando el dólar empezó a subir en 2018 y ese componente transable empezó a sumar más inflación, entonces el IPC inevitablemente terminó yéndose del rango meta.
El año pasado también hubo algo más de inflación en frutas y verduras y en el componente de precios administrados (especialmente porque este año el UTE Premia fue de menor magnitud, como mencioné antes). Eso también contribuyó a que la inflación de 2018 fuera mayor a la de 2017, aunque estos son componentes que pesan menos en el IPC.
RA: – ¿Qué esperan para 2019? ¿Seguiremos con inflación relativamente alta?
TS: – Enero siempre es un mes de inflación mensual relativamente alta, porque se revierte el UTE Premia de diciembre y porque en ese mes se concentran los ajustes de tarifas públicas. Nosotros en Deloitte estamos manejando una proyección del orden de 2 % mensual. Ahora, también hay que marcar que en enero de 2018 habíamos tenido un incremento particularmente fuerte del IPC en el mes, porque el UTE Premia había sido grande y porque el ajuste de tarifas coincidió también con un aumento del precio de los cigarrillos por un cambio del IMESI y con un mes de inflación especialmente alta en el componente de frutas y verduras (esos precios subieron más de 6 % en enero de 2018, que es una suba enorme para solo un mes).
Volviendo al IPC, este enero esperamos una inflación alta, pero no tanto como el año pasado… Por esa razón, es probable que en la medición anual de inflación se vea una baja significativa cuando se comunique el próximo dato… Del 8 % que tuvimos en diciembre, es probable que vayamos a una cifra más próxima a 7 %.
RA: – ¿Y en los meses siguientes? ¿Podemos ver a la inflación entrar al rango meta nuevamente?
TS: – Puede pasar… Nuestros pronósticos para el primer semestre son de inflación cerca del límite superior del rango meta… e incluso tenemos prevista alguna caída por debajo de 7 %. Pero, como les comentaba en la entrevista de la semana pasada, el pronóstico está muy ligado a lo que suceda con el precio del dólar.
Nosotros en Deloitte pensamos que el tipo de cambio va a tender a subir a lo largo de 2019… Con esa proyección, nuestros modelos indican que el eventual ingreso de la inflación al rango meta tendería a ser transitorio y que terminaríamos el año con niveles de inflación de nuevo del orden de 7,5 %-8 %… Pero es claro que siempre hay una cuota de incertidumbre importante en el frente cambiario y si el dólar en el mundo y en la región mantiene la tendencia de estas últimas semanas, entonces podría comportarse también distinto en Uruguay. Con poca suba del dólar, bien podríamos ver a la inflación entrando al rango meta… En ese caso volveríamos a un escenario parecido al de 2017, en el sentido de que la permanencia de la inflación en el rango meta estaría muy ligada a tener poco aumento del tipo de cambio (cosa que perfectamente puede durar por algún tiempo pero que a nuestro juicio no parece sostenible en el largo plazo dada la situación de competitividad que tiene Uruguay y las diferencias de precios relativos que mantenemos con la región).
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