Análisis Económico

La inflación llegó a 9 %: ¿Cuáles son las perspectivas?

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El Instituto Nacional de Estadísticas informó ayer que el IPC subió 1,2 % en julio, llevando la medición anual de inflación a 9 %.

¿Qué impacto tuvo la fuerte suba del dólar de las últimas semanas? ¿Hay otros factores incidiendo en el aumento de la inflación? ¿Cuáles son las perspectivas para lo que resta del año? En los próximos minutos les proponemos conversarlo con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.

ROMINA ANDRIOLI (RA) —Tamara, la inflación puntual de julio fue de más de 1 %, bastante más alta que la de meses anteriores. ¿A qué atribuyen el aumento?

TAMARA SCHANDY (TS) —Lo primero que hay que decir es que julio suele ser un mes de inflación relativamente “alta”, entre otras razones porque es un mes en el que muchos sectores tienen ajustes salariales y por tanto hay ajustes de precios… De todos modos, el registro de este julio fue particularmente elevado, porque a esa dinámica que podríamos llamar “estacional” se sumaron varios elementos.

RA —Me imagino que el aumento del dólar fue uno bien importante…

TS —Por supuesto… Los impactos del tipo de cambio en la inflación no son inmediatos, pero en realidad el dólar viene subiendo en forma más o menos importante desde hace bastante tiempo. Desde comienzo de año, de hecho, estamos acumulando un aumento de más de 15 %.

Pero no es el único elemento. En este dato de julio tenemos el efecto del aumento de los combustibles (aunque no impacta todo en este mes porque fue dispuesto el día 22), tenemos la incidencia de la eliminación de la exoneración del IVA que regía para la carne de pollo y de cerdo y tenemos el impacto  de un aumento del IMESI al tabaco.

Y, finalmente, tuvimos un mes de fuerte suba en el precio promedio de las frutas y verduras. Siempre comentamos que este es un rubro muy volátil, pero en julio tuvo una variación de casi 5 %, que explica prácticamente un quinto de la inflación total del mes.

RA —Con este dato de julio la medición anual de inflación llegó a 9 %. ¿Cómo están viendo las perspectivas?

TS —Uruguay está volviendo a ingresar en un terreno bastante complejo en términos de inflación.

Es claro que las restricciones fiscales están poniendo cada vez más presión sobre los precios administrados, que habían jugado un rol clave para que la inflación pudiera bajar a un mínimo de 7,4 % en febrero…

Y si los precios administrados ofician cada vez menos como “ancla” hacia abajo del IPC, se hace más notorio el comportamiento del resto de los precios de la canasta. Por eso insistimos tanto en los últimos meses en la preocupación por la inflación subyacente, que siempre permaneció arriba de 9 % anual en los últimos meses.

RA —¿Qué impacto esperan que tengan los acuerdos de precios que el gobierno anunció hace algunos días?

TS —Si miramos las experiencias que tuvimos en Uruguay en años anteriores, es claro que este tipo de medidas tienen una incidencia en el IPC, pero es una incidencia relativamente acotada (tanto en su magnitud como en su persistencia en el tiempo). Naturalmente estamos incorporando un efecto en nuestras proyecciones, pero por lo dicho antes no somos demasiado optimistas respecto a que estos acuerdos logren torcer la tendencia inflacionaria.

La inflación subyacente está en 10,2 % anual… Si ordenamos todos los 374 rubros del IPC según sus niveles de inflación tenemos al 47 % (prácticamente a la mitad) subiendo más que 10 % y al 56 % subiendo más que 9 % anual. A nuestro juicio esos son todos indicadores bastante inequívocos de que la inflación es un problema bien extendido, que difícilmente pueda resolverse con acuerdos de precios y sin acciones simultáneas en otros frentes de la política económica.

Además y como hemos comentado otras veces en este espacio, nos parece que tampoco hay que perder de vista que Uruguay tiene un desafío grande en materia de expectativas, que están bastante desalineadas de las metas oficiales. A nuestro juicio, es poco probable re-encauzar expectativas sin mensajes más claros a nivel de las políticas más “ortodoxas” de combate a la inflación (monetaria, fiscal, salarial).

RA —¿Esperan entonces que la inflación medida en términos anuales siga subiendo?

TS —Probablemente sí. En el corto plazo de por sí ya tenemos el impacto remanente de la suba de combustibles (que veremos en el IPC de julio), está pendiente el aumento de la cuota mutual, ya hubo un ajuste de peajes que se recogerá este mes y es posible también que veamos algún incremento en la tarifa del taxi.

Si a esto sumamos la tendencia alcista que seguimos previendo para el dólar y el hecho de que las presiones salariales siguen siendo fuertes, nuestros modelos están proyectando hoy cifras de inflación en torno de 9,5 % para fin de año… Y eso es asumiendo que vuelve a repetirse el programa de UTE premia en diciembre.

RA —Es un pronóstico más alto del que manejaban algunos meses atrás, ¿verdad?

TS —Sí, en parte porque el dólar está subiendo más rápido de lo previsto a comienzos de año en la región y en el mundo, y eso trajo una depreciación de nuestra moneda también un poco más intensa de lo previsto. Y al mismo tiempo, como decía antes, las restricciones fiscales están derivando en que las presiones sobre los precios administrados se estén haciendo cada vez mayores.

RA —La proyección de ustedes igualmente sigue por debajo de 10 %. ¿Ven riesgos de una inflación de dos dígitos?

TS —No podría decirte que no con un pronóstico tan cercano a 10 %… Por ejemplo, “sorpresas” en el frente de las frutas y verduras, que cada tanto las hay, podrían hacer subir la inflación por encima de ese nivel.

Pero más allá de posibles “accidentes” o situaciones de ese tipo que uno podría pensar que serían transitorias, lo importante es que tenemos a la inflación subyacente en cifras muy altas… ya de dos dígitos…

En ese marco, las negociaciones salariales van a ser difíciles… Es muy probable, entonces, que las presiones de costos para las empresas sigan siendo importantes… y a esto se suma un contexto internacional y regional que puede traer más presiones de aumento del tipo de cambio en Uruguay. Por eso es que insistimos en que los márgenes para la política económica uruguaya se han achicado en forma muy significativa… Si el dólar se fortalece mucho más en el mundo, la verdad es que cada vez va a ser más complejo mantener simultáneamente una inflación de un dígito, evitar más rezagos en materia de competitividad y preservar el crecimiento económico. Visto así, el riesgo de que la variable resignada en ese dilema sea la inflación a nuestro juicio viene creciendo…

Foto en Home: Supermercado de Montevideo (Archivo). Crédito: Javier Calvelo/adhoc Fotos

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