El viernes pasado el Instituto Nacional de Estadística (INE) informó que en mayo el Índice de Precios del Consumo (IPC) subió 0,97 % y, con ese registro, la medición anual de inflación alcanzó a 11 %, aumentando cinco décimas respecto al nivel de abril.
EMILIANO COTELO (EC) —¿Cómo se explica esa nueva suba de la inflación en mayo? ¿Cómo quedan las proyecciones para este año? Lo conversamos con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —Pablo, las cifras de mayo marcaron que la inflación volvió a aumentar en la medición anual y alcanzó a 11 %. ¿Qué lectura hicieron de los datos que se divulgaron el viernes?
PABLO ROSSELLI (PR) —Un primer comentario es que el dato de mayo fue bastante mayor a lo que teníamos estimado. Nuestro pronóstico apuntaba a una suba del IPC de 0,4 % en mayo y, como señalaba Emiliano recién, el aumento efectivo fue de casi 1 % (0,97 %). Sin embargo, cuando miramos en más detalle este dato de mayo, no podemos desconocer que vimos una suba extraordinaria en las verduras, por cuestiones climáticas, y eso tuvo una incidencia muy importante en el registro del mes y también en nuestro error de pronóstico.
RA —¿Cuál fue concretamente la incidencia de las verduras en este registro del mes?
PR —Concretamente, el precio medio de las verduras aumentó más de 18 % en mayo y eso determinó que, aunque bajaron las frutas, el conjunto frutas y verduras acumulara una suba de más de 10 %. Esto contribuyó con 0,5 % en el registro del mes, es decir que la mitad de la suba del IPC del mes se explicó por el aumento de los precios de frutas y verduras en conjunto. A su vez, a nivel de precios administrados se vio un aumento (aunque leve) de los precios de la salud y también de algunas tasas municipales. Con lo cual nuestra medición de inflación subyacente (que no contempla ni los precios de las frutas y verduras ni los precios administrados) fue de 0,5 % en el mes (en línea con lo que teníamos pronosticado) y se ubicó en 10,5 % en los últimos doce meses. De hecho, pese a la aceleración que mostró el IPC en mayo, el indicador de inflación subyacente viene teniendo una leve baja en los últimos dos meses. Había alcanzado un pico de 10,9 % en los doce meses a marzo y bajó a 10,5 % en el año móvil a mayo.
RA —¿Qué otros elementos vale la pena destacar de este registro del mes?
PR —Bueno, otro de los elementos que también tuvo incidencia en el dato del mes fue el aumento del servicio doméstico, que recoge el incremento salarial acordado en este sector. Como el acuerdo se cerró sobre la segunda mitad de abril, pegó también en el registro de mayo. Concretamente, el servicio doméstico mostró un aumento de 5,6 % en mayo y eso sumó algo más de una décima a la inflación mensual. En particular, este elemento incidió en la inflación no transable, que alcanzó a 11,8 % en los últimos doce meses, que es el mayor registro en siete años.
RA —¿Y qué está pasando a nivel de los precios de los bienes transables? ¿Cómo está incidiendo la baja que ha tenido el dólar en los últimos meses y en particular en el transcurso de mayo?
PR —A nivel de los bienes transables estamos viendo cierta moderación en los últimos meses, que seguramente recoge esa baja del dólar que mencionás. Concretamente, en los últimos doce meses la inflación transable se ubicó en 9,1 %, bajó más de un punto desde el registro de 10,2 % que había alcanzado en el año móvil a marzo.
Eso de algún modo ratifica lo que venimos manteniendo desde hace meses, que es que la suba de la inflación no sólo tenía que ver con el aumento del dólar que vemos desde 2014, sino que estamos viendo presiones firmes desde el lado de los costos domésticos, con salarios que están marcando incrementos nominales de más de 11 % en términos interanuales y ajustes de tarifas que comenzaron también a ser más importantes este año ante las mayores restricciones fiscales. De hecho, en los últimos doce meses los precios administrados acumulan un aumento promedio de 9 %, cuando un año atrás venían subiendo a un ritmo interanual de menos de 4 %.
RA —En base a este análisis, ¿cuáles son los pronósticos de inflación para los próximos meses?
PR —Como venimos señalando desde hace algún tiempo, en las condiciones actuales nosotros en Deloitte vemos poco espacio para que la inflación ceda de forma muy significativa. Nuestros modelos están arrojando un pronóstico de inflación de entre 10 % y 11 % este año.
Es claro que la evolución del IPC en los próximos meses va a depender, entre otras cosas, de cómo sigan jugando los precios de las frutas y verduras. En nuestros pronósticos estamos asumiendo que, después de las subas extraordinarias que vimos en esta primera parte del año, deberíamos ver ajustes bajistas importantes en los próximos meses, aunque obviamente resulta muy difícil saber a qué velocidad se van a dar. En ese sentido, si ese ajuste no se procesa rápidamente el riesgo es que esa mayor inflación “transitoria” derivada de los incrementos de precios de las verduras termine teniendo algún efecto más “permanente” hacia adelante.
RA —¿Por qué decís eso, Pablo? ¿A qué te estás refiriendo con eso de que los aumentos de las verduras pueden tener efectos más “permanentes” en la inflación de los próximos meses?
PR —Me refiero a que si no vemos un descenso fuerte de las frutas y verduras en junio, los ajustes de salarios que corresponda realizar en julio –que están indexados a la inflación pasada por la aplicación del correctivo por inflación al final de los convenios– van a estar impactados por la mayor inflación que está dejando este rubro. Este es un buen ejemplo de los efectos perniciosos que tiene el esquema de plena indexación de salarios a la inflación, en ocasiones puede recoger impactos transitorios como si fueran permanentes.
RA —Está claro el punto. Entonces, por lo que decís, ¿vamos a tener que acostumbrarnos a una inflación en más de 10 %?
PR —Bueno, también habrá que ver cómo sigue evolucionando el dólar, que en nuestros pronósticos asumimos que debería retomar una senda alcista en esta segunda parte del año. En cualquier caso –y más allá de esas interrogantes que pueden jugar en algunas décimas de la inflación total pronosticada para los próximos meses–, lo cierto es que nosotros tendemos a pensar que en el panorama actual –con una economía estancada y con crecientes riesgos recesivos y con la situación fiscal como está– la política económica tiene muy poco margen de acción para moderar la inflación de forma significativa. Y por eso venimos marcando que seguramente vamos a tener que convivir por algún tiempo con una inflación bastante más elevada de lo deseable, probablemente en dos dígitos, tanto en 2016 como en 2017, aunque en algunos meses pueda bajar levemente por debajo del umbral del 10 %.