En las últimas horas se conoció que el grupo JBS de Brasil vendió a su competidor, Minerva, también de origen brasileño, sus plantas frigoríficas de Uruguay, Argentina y Paraguay, por unos US$ 300 millones. En nuestro país, esta transacción se suma a la reciente inversión del grupo japonés NH, que adquirió el frigorífico Breeders & Packers algunas semanas atrás, por un monto superior a los US$ 130 millones, según trascendió en prensa.
Emiliano Cotelo (EC): Ante estas novedades, nos pareció valía la pena poner la mirada en esta industria, una de las más importantes en nuestro país. ¿Cómo están quedando tras estos movimientos los niveles de concentración en la industria frigorífica uruguaya? ¿Cuál está siendo el desempeño reciente del sector? ¿Qué perspectivas enfrenta? Lo conversamos con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.
Romina Andrioli (RA) – Florencia, Emiliano comentaba recién las últimas dos inversiones millonarias que se conocieron a nivel del sector frigorífico uruguayo, pero si miramos más para atrás, esta industria ha tenido en la última década un flujo de inversiones extranjeras realmente muy importante ¿verdad?
Florencia Carriquiry (FC): Sí. Claramente el sector ha tenido una transformación enorme en la última década… Si bien ya había presencia de algunos inversores extranjeros en el sector (de hecho, a fines de los 90 el grupo argentino Perez Companc había adquirido el 50% de Frigorífico San Jacinto), en 2006 tuvimos una primer ola grande de inversiones extranjeras, básicamente brasileñas, a partir del ingreso de Marfrig (que adquirió las plantas de Frigorífico Tacuarembó, Establecimientos Colonia, Inaler en San José y Cledinor en Salto) y de Bertin (que luego pasó a ser JBS), que en el mismo año compró el Frigorífico Canelones. Luego, en 2011 Minerva (también de origen brasileño) ingresa al país con la compra de Frigorífico PUL y en 2014 adquiere también el Frigorífico Carrasco.
Y desde el año pasado, estamos viendo nuevas inversiones extranjeras en el sector. Primero fue el ingreso de inversores chinos, a partir de la compra por parte del grupo Foresun de los frigoríficos Rosario y Lorsinal y en estos últimos meses, como señalaba Emiliano, se han confirmado un par de transacciones importantes… la compra de BPU (Breeders & Packers) por parte del grupo japonés NH y esta más reciente noticia de la venta del Frigorífico Canelones por parte de JBS a Minerva. Estas dos últimas transacciones no incrementan estrictamente la extranjerización de la industria (porque tanto BPU como Canelones ya eran de propiedad extranjera), pero suponen sí algo más de concentración en el sector y el ingreso de nuevos jugadores globales.
RA – Cuando se lo repasa así todo junto no deja de llamar la atención el dinamismo que ha tenido este sector en términos de inversiones y cambio de manos en estos años… ¿Cómo están quedando después de estas últimas transacciones los niveles de concentración y de extranjerización de la industria frigorífica local, Florencia?
FC – Si nos basamos en las cifras de INAC de faena por planta, en 2016 los frigoríficos de capital extranjero representaron casi 60% de la faena vacuna total y algo más de 60% de las exportaciones de carne. En particular, luego estos últimos movimientos, hay dos jugadores brasileños (Marfrig y Minerva) que quedan con una participación muy importante… Marfrig, con sus cuatro plantas, concentró algo más de 20% de la faena vacuna el año pasado y Minerva, que ahora tiene PUL, Carrasco y Canelones está subiendo su participación en la faena bovina a algo menos de 20%. Con lo cual, estos dos jugadores están pasando a representar aproximadamente 40% de la faena vacuna y de las exportaciones de carne de Uruguay.
Notoriamente, respecto a décadas previas el sector tuvo un incremento de la concentración, pero no podemos perder de vista que, en un país con las dimensiones de Uruguay, esta suele ser la realidad de la mayoría de las grandes industrias, en donde incluso se ven mayores niveles de concentración que en la industria frigorífica. Para poner algunos ejemplos, en la industria láctea, Conaprole concentra entre 60% y 70% de la remisión y de las exportaciones lácteas, en la industria curtidora, Paycueros y Zenda representan en conjunto entre 50% y 60% de las exportaciones y si vamos a la industria arrocera, Saman sola tiene una participación mayor al 40%.
RA – Está claro. Ahora, volviendo a las inversiones en la industria frigorífica, ¿cuáles entienden ustedes que son los principales atractivos de este sector para el inversor extranjero?
FC – Como es evidente, cada inversor tiene sus motivos a la hora de decidir una inversión (a veces persiguen buenos retornos económicos y otras veces tienen móviles más estratégicos) y, a su vez, en cada una de las transacciones mencionadas puede haber habido razones diferentes detrás de la decisión de la compra… Ahora, en términos generales, es claro que Uruguay, pese a ser un país chico, es un productor y exportador muy relevante de carne vacuna a nivel mundial… lo ha sido tradicionalmente. Y, en particular, en los últimos años, fruto de un esfuerzo conjunto del sector público y del sector privado, ha ido logrando consolidar un status sanitario muy bueno (después de la salida exitosa de la crisis de aftosa de comienzos de los años 2000) y ha ganado una marca país en lo que es el mercado cárnico mundial, que le permite tener buenas condiciones de acceso a los mercados internacionales… Ese es un atractivo clave de la industria frigorífica local.
RA – ¿Y cómo está siendo el desempeño del sector? ¿Esos avances en las condiciones de acceso a mercados se reflejan en la actividad de la industria?
FC – A ver… si nos concentramos en la coyuntura más reciente, en estos últimos meses estamos viendo un dinamismo importante de la faena vacuna y de las exportaciones cárnicas. En lo que va del ejercicio 2016/2017 de este sector (es decir desde octubre del año pasado hasta mayo), la faena acumula un crecimiento de más de 10% interanual.
Ahora, en una mirada más larga, el sector tuvo un pico de actividad en 2006, con casi 2,6 millones de cabezas faenadas y desde ese año ha estado oscilando en niveles de faena entre 2 y 2,3 millones de cabezas anuales, sin lograr consolidar un crecimiento relevante.
RA – ¿Por qué entienden ustedes que el sector no ha logrado un mayor crecimiento en los últimos años? Desde la industria suele advertirse que la disponibilidad de ganado es el cuello de botella para lograr dar un salto relevante en materia de volumen de producción… ¿Cómo ven este punto en Deloitte?
FC – A nuestro entender, ahí está uno de los grandes desafíos que enfrenta el complejo cárnico en Uruguay. La industria tiene hoy una capacidad de faena bastante superior a los 3 millones de cabezas al año, pero, ha estado operando muy por debajo de esos niveles. De hecho, incluso cuando en los últimos meses se está viendo un crecimiento importante, este año no se van a superar los 2,4 millones de cabezas faenadas…
Lo que sucede, en última instancia, es que el stock vacuno está virtualmente estancado hace varios años, sin lograr superar los 12 millones de cabezas y con un stock de terneros que incluso ha venido bajando en los últimos dos o tres años, cayendo por debajo de los 2,7 millones de cabezas… Si nacen 2,7 o 2,8 millones de terneros al año, mueren unos 200.000 animales aproximadamente y a esto se agrega que en los últimos años se exportan en pie otras 200.000-300.000 cabezas anuales, es claro que los números no dan para faenar de manera sostenible más de 2-2,3 millones de cabezas anuales a lo sumo.
De allí que entendemos que para asegurar un crecimiento significativo y sostenible de la cadena cárnica toda, resulta clave lograr mejoras fuertes a nivel de la cría de ganado en particular. Y para eso, desde la mirada económica, es importante que se mantengan buenas señales de precios para el ganado flaco, que generen los incentivos para una mayor inversión… Ahora, también es claro que no sólo eso basta. Más allá de que hay temas climáticos inmanejables que suelen impactar en los resultados reproductivos de forma decisiva año a año, también hay otros temas estructurales del sector (de capacidad empresarial, de adopción de mejores técnicas, entre otros), que nos consta son temas que preocupan y ocupan a las autoridades y a los empresarios de la cadena cárnica… Esperemos que en los próximos años veamos avances en todos estos frentes que le permitan a todo el sector cárnico pegar un nuevo salto.