En los últimos meses estuvimos hablando bastante de Argentina, a propósito de la corrida cambiaria que hubo en ese país y que llevó al dólar desde AR$ 20,5 hasta AR$ 29 en cuestión de sólo tres meses. En estos días se estuvieron divulgando además varios datos negativos de actividad económica en nuestro vecino.
Concretamente, ayer el INDEC dio a conocer que en mayo la actividad económica cayó 1,4 % frente al mes previo. Con ese telón de fondo, nos pareció oportuno dedicar nuestro espacio de análisis económico de hoy a repasar cuáles son las perspectivas económicas en Argentina.
¿Se puede decir que en Argentina el descalabro financiero ya está bajo control? ¿Los últimos datos de actividad confirman que Argentina entró en recesión? ¿Cuál es el panorama para los próximos meses y qué podemos esperar desde Uruguay? Lo conversamos con la economista Alicia Corcoll, de la consultora Deloitte.
ROMINA ANDRIOLI (RA) — Alicia, si te parece comencemos ubicando a nuestros oyentes con algunas cifras de cómo siguió evolucionando la plaza financiera argentina en estas últimas semanas. Me refiero sobre todo al dólar y los precios de los bonos y acciones allí en Argentina…
ALICIA CORCOLL (AC) — Sí, claro. El dólar en Argentina operó relativamente estable en estas últimas semanas. Ya desde el arranque de julio que el tipo de cambio se mantiene oscilando en el entorno de los AR$ 28 y AR$ 29… Son niveles que, igualmente, dejan una suba de 35% respecto a fines de abril (cuando se desataron las turbulencias financieras) y de casi 50% en lo que va del año.
En la bolsa y en los bonos también vimos más calma. De todos modos, la bolsa cayó 8% desde abril a esta parte y los bonos también se desvalorizaron en forma intensa. El “riesgo país” subió unos 150 pbs en los últimos tres meses, hasta llegar a 575 pbs actualmente.
RA – ¿Se puede decir que Argentina está recomponiendo la calma a nivel financiero? ¿Qué rol jugaron las distintas medidas que desplegó el equipo económico en los últimos meses y el acuerdo alcanzado con el FMI?
AC – Es cierto que el gobierno desplegó un set muy amplio de medidas, que tendieron esencialmente a contener la escalada del dólar: ventas de dólares, suba de tasas, modificaciones en los encajes, entre otras. Eso, junto con el acuerdo con el FMI, trajo sí cierta tranquilidad al mercado.
Pero, aunque el gobierno argentino está tratando de llevar adelante un ajuste, todavía no sabemos cómo va a terminar resultando ese plan… Y no hay que olvidar tampoco que el ajuste que tiene que procesar el país es gigante, sobre todo en el plano fiscal… Por eso seguramente sea prematuro decir que la situación está bajo control.
RA – Está claro, Alicia. Pero además los últimos datos de crecimiento económico que se conocieron en Argentina están siendo bastante negativos, ¿verdad? ¿Podemos comentar que están mostrando los últimos indicadores?
AC – Sí, como decía Emiliano recién ayer el INDEC publicó su indicador mensual de actividad económica, que arrojó una caída de 1,4% en mayo frente abril… Y la caída se suma a un desempeño que también había sido muy negativo en abril (cuando este índice cayó 2,7%).
Entonces, aunque en enero-marzo la economía había crecido a buen ritmo, los últimos indicadores muestran que Argentina está ingresando –al menos en forma transitoria- en recesión. El propio Banco Central de Argentina en sus estimaciones ya está contemplando una caída del PBI de 3% para el segundo trimestre… Una caída realmente muy significativa.
RA – ¿Y a qué factores responde esta caída? Más allá del impacto que tuvo el desorden financiero de los últimos meses, ¿qué otros elementos están impactando sobre cifras tan negativas?
AC – Sí, dada la intensidad de las turbulencias era esperable que el segundo trimestre fuera de caída en los niveles de actividad… Por el impacto que tiene por ejemplo la suba del dólar en el consumo privado y en el desempeño de la actividad comercial y por el deterioro general en las expectativas.
También está el tema de la sequía que atravesó Argentina (igual que Uruguay) en los primeros meses del año, que golpeó a las actividades primarias. Pero más allá de eso, el mal desempeño viene siendo generalizado por sector. Por ejemplo, la industria (que venía recuperándose) cayó 1,2% interanual en mayo, la primera caída en más de un año.
RA – Ahora, Alicia, ¿cuáles son las perspectivas? ¿Se prevé que Argentina profundice la recesión o que retome una senda de crecimiento sobre fin de año?
AC – Las proyecciones de crecimiento económico se han ajustado muchísimo a la baja en el último tiempo… y son bastante negativas. La última encuesta de expectativas del Banco Central apunta a un crecimiento de 0,4% este año, pero ese número está muy impactado por lo que fue el buen desempeño en el último tramo de 2017 y en la primera parte de este año, que dejan un “efecto arrastre” bien importante sobre la variación promedio anual de este año.
De hecho, un crecimiento en el eje de 0,5% anual implica no sólo una caída fuerte en el segundo trimestre, sino que también supone un desempeño muy pobre en los meses siguientes… Y además, Romina, también me parece importante marcar que ya son varios los analistas argentinos que están proyectando incluso caídas más fuertes o más prolongadas de la actividad económica, con caídas del PBI en torno a 1% este año.
Más allá de 2019 el panorama tampoco es claro, porque Argentina todavía enfrenta riesgos grandes y porque la recesión puede prolongarse.
RA – ¿A qué te estás refiriendo concretamente, Alicia?
AC – Me refiero a que, como hemos mencionado en muchas oportunidades, Argentina mantiene fuertes desequilibrios macroeconómicos: déficit fiscal, déficit en las cuentas externas, inflación sumamente alta, atraso cambiario (pese a la corrección del último tiempo) y una dependencia fuerte del financiamiento externo… Y justamente como el ajuste que el país tiene por delante es enorme, es que a las autoridades les está costando encauzar un clima de tranquilidad.
Con lo que fue la suba del dólar, la inflación seguramente siga subiendo desde niveles que ya son muy altos… Ello seguramente golpee sobre el salario real (que de hecho ya está cayendo) y sobre el consumo de las familias. A eso se suma también que las tasas de interés están en niveles altísimos y que parece difícil que el Banco Central logre bajarlas muy rápido en este contexto de inflación en alza… Eso no sólo impacta en la dinámica fiscal sino que también tiene efectos nocivos sobre la actividad económica.
En definitiva, Romina, son todos elementos que conspiran sobre la posibilidad de que Argentina pueda encaminar una reactivación en el corto plazo y que acrecientan el riesgo de que Argentina deba procesar un ajuste más acelerado que el previsto hoy en día si hubiera, por ejemplo, un deterioro fuerte en el contexto externo.
RA – Para ir terminando, ¿cuáles son las claves que debemos mirar desde Uruguay?
AC – Tener a nuestro vecino creciendo menos o ingresando en recesión sin dudas es una mala noticia para Uruguay… Y sobre todo hay que tener en cuenta que empeoramos mucho desde el punto de vista de la competitividad de precios con Argentina. Con lo que fue la devaluación del peso argentino en el último tiempo (mucho más intensa que la que tuvo nuestra moneda), nuestro tipo de cambio real con Argentina está actualmente un 25% por debajo de la media histórica, cuando a fines del año pasado la brecha era realmente muy pequeña…
En síntesis, Romina, la situación de Argentina es bastante comprometida y aunque en general se espera que la recesión sea transitoria, los riesgos siguen siendo muy relevantes… Si Argentina termina estabilizando la situación, el shock para Uruguay será negativo, pero probablemente “manejable”… Igual, naturalmente varios sectores van a sufrir. La actividad turística es quizás el caso más emblemático y los números empiezan a confirmarlo. Según los últimos datos la cantidad de visitantes argentinos cayó 23% en el segundo trimestre… Y con este escenario de actividad y precios no se puede ser muy optimista en que esto se vaya a revertir rápido.
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