Jair Bolsonaro fue electo el domingo como el próximo presidente de Brasil para el período 2019-2022.
EMILIANO COTELO (EC): Más allá de la polémica que despiertan sus visiones en varios ámbitos, nos pareció oportuno dedicar nuestro espacio de análisis económico de hoy a repasar cuáles fueron las reacciones iniciales de los mercados, qué tono han tenido los primeros anuncios en materia económica y cuáles son las perspectivas para los próximos años. Para eso, estamos en diálogo con la economista Alicia Corcoll, de la consultora Deloitte.
Alicia, si te parece comencemos repasando cómo recibió el mercado estos anuncios. ¿Cuáles fueron las primeras reacciones?
ALICIA CORCOLL (AC) – El mercado ya descontaba un triunfo de Bolsonaro en esta segunda ronda. De hecho, el tipo de cambio en Brasil ya venía cayendo desde setiembre ante el avance que estaba teniendo Bolsonaro en los sondeos de intención de voto… y había tenido un descenso adicional en las jornadas posteriores a la primera vuelta (cuando recordemos Bolsonaro sorprendió y votó todavía mejor que lo esperado). En esos días vimos el dólar caer hasta R$ 3,70, desde valores superiores a R$ 4,15 en setiembre.
Más recientemente, en estos últimos días ─y ante la inminencia del triunfo de Bolsonaro─ el dólar tuvo algunas bajas adicionales y llegó incluso a R$ 3,67… Y en la jornada de ayer caía otro 2%, quedando en torno a R$ 3,63 (de los menores niveles en cuatro meses).
La bolsa de San Pablo también tuvo una evolución muy favorable… Ayer el índice Bovespa subió un 2%… Y es una suba que se suma a aumentos que ya habían sido muy fuertes en las semanas previas. Para dar una idea de magnitud, entre setiembre y octubre el indicador tuvo un aumento de 14%, siendo una de las pocas referencias a nivel mundial que acumula ganancias en lo que va de este año. Así que, en definitiva, la plaza financiera en Brasil de alguna maneja está “festejando” la victoria de Bolsonaro.
EC – ¿Y a qué responde este optimismo en torno a Bolsonaro? Te lo pregunto porque es claro que es una figura por demás polémica…
AC – Bueno, dejando a un lado la polarización fuerte que hay hoy en Brasil y los planteos extremos en relación a otros temas políticos y filosóficos, estas reacciones muy positivas en las variables financieras se explican ─en parte─ por la visión sumamente liberal que tiene su principal asesor económico Paulo Guedes… Guedes se ha manifestado a favor de varias reformas, algunas de ellas necesarias (como la de la seguridad social, la simplificación del sistema tributario y la apertura de la economía) y también a favor de otras medidas más polémicas, como privatizaciones y recortes del gasto público.
En muchas de sus declaraciones puso énfasis sobre la necesidad de corregir el fuerte deterioro a nivel fiscal que viene arrastrando el país. Entonces, si bien es claro que Guedes no debe haber contribuido en términos del voto popular, seguramente sí fue un respaldo clave en el frente económico… porque es gracias a él que Bolsonaro pasó a ser visto como un presidenciable amigable para el mercado y el ambiente empresarial por catalogarlo de alguna manera.
EC – ¿Y cómo queda el panorama en materia de conducción económica tras estos resultados? Ya trascendieron algunos elementos durante la campaña, pero también fueron surgiendo varias contradicciones entre Bolsonaro y sus asesores. ¿En qué quedó todo esto?
AC – Sí, es verdad que hay diferencias importantes entre la visión y declaraciones de los asesores económicos de Bolsonaro y lo que ha sido hasta ahora la retórica del próximo presidente (y de lo que ha sido incluso su trayectoria política en el pasado). De hecho, hubo versiones encontradas en algunos puntos, como por ejemplo sobre la propuesta de privatización de empresas públicas (eso estuvo bastante sobre el tapete en el último tiempo). Justamente por eso es que hay varios analistas marcando sus dudas respecto a cuál será el rumbo en materia de política económica que terminará adoptando efectivamente el nuevo gobierno.
En estos días iremos conociendo más detalles concretos… y en particular se conocerá la conformación del gabinete de ministros. Por ahora, las primeras declaraciones de Paulo Guedes tras la victoria estuvieron muy alineadas con lo que venían siendo sus declaraciones en estos últimos meses… y el discurso que dio el propio Bolsonaro el domingo también tendió a ratificar esa visión.
Básicamente ambos volvieron a enfatizar la preocupación por reducir el alto nivel de deuda pública que hoy tiene Brasil y la necesidad de actuar sobre el fuerte desequilibrio de las cuentas públicas… Recordemos que la deuda pública subió hasta un 77% del PIB y que el déficit fiscal está hoy en torno de 7% del PIB. Con ese contexto, Guedes reiteró la importancia de reformar el sistema previsional, de recortar el gasto público y de reducir el tamaño del estado. El desafío en estos frentes es muy grande… habrá que ir monitoreando qué medidas concretas se anuncian y si el capital político del gobierno electo alcanza para que se puedan ir implementando…
EC – ¿A qué te referís concretamente con eso, Alicia? ¿Cómo están viendo ustedes el panorama después de estos resultados?
AC – Me refiero a que, por un lado, el triunfo de Bolsonaro permite pensar sí en un clima de expectativas y de confianza algo más favorable, sobre todo a nivel empresarial si el gobierno avanza en las reformas planteadas por Guedes.
Sin embargo, al mismo tiempo también hay bastante nerviosismo porque la fragmentación a nivel del Congreso es realmente muy grande… Estamos hablando de una cámara de diputados repartida en 30 partidos ─de los cuales el Partido Social Liberal de Bolsonaro sería la segunda mayoría después del Partido de los Trabajadores─ y de unos 21 partidos con bancadas en el Senado.
Seguramente se van a ir tejiendo alianzas, pero este panorama tan fragmentado pone dudas sobre la posibilidad de que Bolsonaro y su equipo puedan avanzar en los aspectos más críticos en materia económica, y sobre todo respecto a que se logre ir avanzando en la implementación de las reformas estructurales que necesita Brasil para retomar una senda de crecimiento económico sostenido… La agenda económica de Bolsonaro y sus posturas radicales sobre otros temas políticos y sociales pueden “chocar” con la búsqueda de acuerdos en el Congreso… Y a todo esto, se suma su escaso involucramiento con temas económicos durante la campaña, que hace difícil anticipar cuánto “batallará” Bolsonaro y cuánto va a estar dispuesto a ceder en otros frentes para que las iniciativas de política económica puedan avanzar.
EC – Recién mencionabas que el frente fiscal sigue estando muy complicado, pero ¿Podemos repasar también cómo vienen siendo los números de crecimiento económico?
AC – Los últimos datos de actividad económica están mostrando cierta reactivación. La economía creció un 1,2% entre enero y agosto de este año respecto a igual período de 2018… Y las perspectivas de los analistas brasileños son relativamente auspiciosas, aguardándose una recuperación adicional en los próximos meses. De hecho, la mediana de la encuesta de expectativas del Banco Central apunta a un crecimiento de 1,4% en el promedio de este año y del orden de 2,5% para 2019.
De todos modos, no hay que perder de vista que incluso de concretarse estos pronósticos hacia fines de 2019 la economía sólo habría recuperado la mitad de la caída acumulada entre 2014 e inicios de 2017, cuando Brasil sufrió una de las peores recesiones en los últimos cien años.
EC – Ya para ir cerrando, Alicia, ¿cómo debemos interpretar la situación actual de Brasil desde la perspectiva de Uruguay?
AC – Por un lado, más allá de las reacciones iniciales que vimos en la plaza financiera, las perspectivas de los analistas brasileños en materia cambiaria apuntan a una relativa estabilidad en los próximos meses… con un dólar que se mantendría en torno a sus niveles actuales (de R$ 3,70) de aquí a diciembre y subiendo muy ligeramente el año que viene… es decir, sin bajas adicionales.
Ahora, incluso si esta euforia por Bolsonaro perdurara por algún tiempo más y viéramos más descensos del dólar en Brasil, probablemente ello no revertiría en forma sustantiva el deterioro de competitividad que acumuló Uruguay frente a este vecino en lo que va de este año. El tipo de cambio real de Uruguay frente a Brasil está hoy un 30% debajo de la media histórica, es un nivel muy similar al que tuvimos entre 1999 y 2002, cuando Brasil devaluó su moneda y nosotros no. Desde esa perspectiva, el panorama de competitividad es negativo para Uruguay.
Al mismo tiempo, también es cierto que nuestra dependencia con Brasil es menor a la que teníamos en esa época y que, aunque lo está haciendo a tasas moderadas, la economía brasileña está saliendo de la recesión… Por eso, desde Uruguay es clave monitorear cómo arranca el mandato de Bolsonaro, sobre todo teniendo en cuenta que al mismo tiempo el shock negativo que estamos recibiendo desde Argentina es muy importante y que las nuevas turbulencias en los mercados financieros internacionales agarran a nuestros dos vecinos en una situación bastante delicada.