Los datos divulgados ayer por el Instituto Nacional de Estadística marcaron que la inflación de agosto se ubicó en 1,2 %. Con ese registro, los precios al consumo acumularon una suba de 8,2 % en los primeros ocho meses del año y de 9,5 % en los últimos 12 meses.
Con la inflación tan cerca del 10 %, parece claro que el riesgo de superar ese umbral está en aumento. Vamos a analizar este tema con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.
EN PERSPECTIVA
Viernes 4.9.2015
Florencia, ¿Cómo vieron ustedes el dato de inflación divulgado ayer? Fue un dato que en general estuvo por encima de lo que manejaban los analistas ¿verdad?
FLORENCIA CARRIQUIRY (FC) —Sí. Si bien sabíamos que algunas medidas tomadas en el transcurso de julio (en particular el aumento de los combustibles) iban a tener una contribución relevante todavía en agosto, igualmente fue un dato mayor de lo que estábamos esperando. De hecho, nuestro pronóstico para agosto era de un aumento de 0,9 % y la mediana de la encuesta de expectativas del BCU estaba en 0,8 %… Con lo cual, como decías, el aumento de 1,2 % que confirmó el INE ayer fue mayor de lo esperado en general.
Como mencionaba recién Emiliano, con este registro, la inflación anual volvió a subir, por sexto mes consecutivo, y alcanzó a 9,5 %, el mayor registro desde marzo de 2014.
Además y más allá del impacto de aumento de los combustibles y de las subas vistas a nivel de frutas y verduras (que aumentaron en promedio 2 % en el mes), el indicador de inflación subyacente que elaboramos en Deloitte (que refleja las presiones inflacionarias más persistentes) viene subiendo también desde febrero y en agosto se ubicó en 10,6 % en términos anuales, confirmando que este aumento de la inflación no tiene que ver con elementos transitorios.
RA —Florencia, frente a este panorama parece claro que el riesgo de una inflación por encima del 10 % está en aumento ¿verdad? ¿Cómo están viendo este punto?
FC —Sí. Era un riesgo que desde hace un tiempo venía creciendo y con este dato de agosto se acentúa notoriamente. Otras veces hemos comentado que en nuestro entender el gobierno enfrenta una tensión cada vez más fuerte entre distintos objetivos (mejorar la situación fiscal, mejorar la competitividad, preservar el crecimiento y los salarios reales y combatir inflación). Cada vez es más claro que no será posible atenderlos a todos a la vez y en ese contexto a nuestro juicio viene creciendo la probabilidad de que la inflación sea el objetivo “más resignado”.
RA —Yendo justamente a uno de los frentes de tensión o conflicto de objetivos, en estos días estamos con aumentos muy fuertes del dólar en Brasil, que supera los 3,70 reales. Sin embargo, el dólar en Uruguay se ha mantenido relativamente estable, con el gobierno vendiendo sumas importantes de dólares… justamente para moderar el impacto de esta situación regional en el mercado cambiario local… ¿Cómo ven esta estrategia?
FC —Es claro que las autoridades han seguido una estrategia muy agresiva de intervenciones en el mercado para intentar moderar la suba del dólar en el mercado local. Sólo desde comienzos de julio el Banco Central vendió más de US$ 630 millones en el mercado spot y en operaciones forward). Ahora, al margen de la pérdida de reservas que este ritmo de ventas de dólares supone, seguir conteniendo el dólar con el contexto internacional y regional actual (especialmente con todo lo que está subiendo el tipo de cambio en Brasil, como decías) supondría asumir un costo grande en términos de competitividad y, por ende, en materia de crecimiento y empleo… Además, en nuestro entender estas presiones devaluatorias desde el mundo y desde la región, si bien podrán moderarse, no son transitorias. Brasil enfrenta problemas económicos y políticos que no son de resolución rápida y precisa de una moneda débil para impulsar la economía que atraviesa una clara recesión. Y en el mundo entero se aguarda una tendencia firme de aumento del dólar en la medida en que la Reserva Federal comience a aumentar las tasas de interés en Estados Unidos.
RA —Por otra parte, desde el plano fiscal, no hay mucho espacio para combatir el aumento del IPC a través de los precios administrados ¿verdad?
FC —A nuestro juicio no lo hay. La coyuntura fiscal actual ya está muy tensionada por las presiones de aumento de gasto en el proceso presupuestal. Pero además, ya hemos visto que cuando las presiones de inflación son persistentes, contener el aumento del IPC actuando sobre los precios administrados tiene costos fiscales relevantes y a la postre no elimina el problema.
RA —¿Qué herramientas les quedan al gobierno en el combate a la inflación, entonces?
FC —Como hemos señalado otras veces, nosotros entendemos que para combatir de forma efectiva la inflación es importante que las políticas macroeconómicas ganen consistencia y que se logre reencauzar las expectativas que hoy están muy desancladas. En particular, se requiere más austeridad fiscal y se precisa también una moderación de los salarios, a efectos de aliviar las presiones inflacionarias domésticas y generar espacio para que el dólar suba todo lo que tiene que subir. Sin dudas eso supone decisiones políticamente difíciles… pero en nuestro entender los costos de no hacer esos cambios son mayores; podemos terminar viendo dificultades más importantes a nivel de la actividad económica y en última instancia enfrentando una pérdida de empleos innecesariamente alta.
RA —Ahora, en relación a los salarios justamente, la suba de la inflación probablemente supone dificultades adicionales para que la negociación salarial vaya por la vía de las pautas oficiales que planteó el gobierno. ¿Cómo están viendo este tema?
FC —Sí. Probablemente la inflación tan próxima a 10 % conspira contra la iniciativa de cambio en el esquema de negociación salarial, que pretendía ir hacia aumentos nominales semestrales y posponiendo el correctivo de inflación recién para el fin del segundo año del convenio. Habrá que ver cómo se terminan dando las negociaciones de los primeros convenios que vencieron y que están comenzando… sin dudas van a ser precedentes clave para la ronda que se va a estar desarrollando de aquí a fines de 2016.
RA —Frente a este panorama entonces, ¿Qué perspectivas están manejando en materia de inflación, Florencia?
FC —Aún estamos actualizando nuestros modelos de proyección pero nuestras últimas estimaciones ya estaban apuntando a una inflación en torno a 9,5 % este año. Con este dato de agosto (que como comentaba al inicio fue mayor a lo que esperábamos) y con la reciente noticia de aumento del boleto, probablemente vamos a corregir al alza este pronóstico. Con lo cual, con todo este marco de restricciones que discutíamos recién, nos parece que el escenario de una inflación de dos dígitos está ganando probabilidad.
Foto en Home: Supermercado céntrico en Montevideo (Archivo). Crédito: Javier Calvelo/adhoc Fotos