EMILIANO COTELO (EC):
Esta semana se conoció que la actividad económica en Argentina retrocedió casi 2% en febrero y que, de esa forma, borró buena parte del repunte que se había visto sobre el final de 2016.
¿Está perdiendo fuerza la economía argentina? ¿A qué obedece esta caída? ¿Es un traspié transitorio o se están corrigiendo las expectativas de crecimiento para este año? Les proponemos analizarlo en diálogo con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
ROMINA ANDRIOLI (RA):
Tamara, Emiliano adelantaba recién que el Indicador Mensual de Actividad Económica en Argentina cayó casi 2% en febrero. Parece una caída muy fuerte para un solo mes… ¿A qué se atribuye?
TAMARA SCHANDY (TS):
Efectivamente es una caída importante, porque estamos refiriéndonos a la comparación de febrero con enero. De hecho, fue la baja mensual más fuerte en cinco años. Sin embargo, no fue del todo sorprendente. Los analistas argentinos ya venían advirtiendo que el dato iba a ser “malo”, porque en febrero se combinaron varios elementos que afectaron negativamente la actividad económica.
Por un lado, fue un mes de aumento de tarifas de luz, lo cual se presume incidió en la predisposición al consumo. También fue el mes en que cambió el programa que se llama de Precios Transparentes. Eso supuso que los comercios dejaron de poder ofrecer planes de pago sin recargo y tuvieron que empezar a explicitar un costo en las compras en cuotas. Eso ocasionó un freno fuerte en las ventas, sobre todo en rubros como los electrodomésticos. Por otro lado, nuestros colegas argentinos destacaban que se dieron paradas técnicas de algunos sectores industriales como el aceite y la industria automotriz y que también hubo lluvias que frenaron al campo y a la construcción.
RA – Varios de esos elementos parecen tener un carácter transitorio. ¿Se puede concluir que este fue un mes excepcional y que Argentina debería retomar una trayectoria de crecimiento de forma más o menos rápida?
TS – La respuesta rápida es que sí… De hecho ya hay mediciones privadas que refieren a marzo que están indicando eso. Por ejemplo, el índice general de actividad (o IGA) que divulga la consultora Orlando Ferreres marcó un aumento de 0.8% en marzo…
Ahora, hay dos elementos que obligan a guardar cautela. El primero es que el desempeño por sectores está siendo muy dispar, y hay sectores que no logran salir de una situación recesiva. El informe del INDEC de febrero informó, por ejemplo, que la industria está operando con niveles de actividad 7% más bajos que un año atrás. En el comercio la caída interanual es del orden de 5%… Son sectores importantes de la economía, en donde es clave que se vea una redinamización más clara.
El segundo es que, aunque se retome el crecimiento en marzo, en el promedio del trimestre el desempeño va a terminar siendo peor al que se preveía… y eso nos va a alejando de la posibilidad de que la suba del PIB en el promedio del año sea tan grande como la que se manejaba en los pronósticos oficiales el año pasado, por ejemplo en ocasión del trazado del presupuesto del gobierno.
RA – ¿Se están corrigiendo a la baja las proyecciones?
TS – Se arrancó el año con una expectativa de 3,5%, que era el supuesto que se asumió cuando se hizo el presupuesto. En su momento estaba muy alineada con las expectativas privadas… pero las proyecciones de analistas se vienen corrigiendo. La mediana de la última encuesta de expectativas del Banco Central (que es de marzo, previo al dato que recién comentábamos) está en 2,8% de crecimiento para este año. Incluso a nivel oficial aparecen matices respecto a esa expectativa inicial. No hay revisión oficial, pero por ejemplo el secretario de Política Económica del Ministerio de Hacienda decía en una entrevista ayer que el crecimiento esperado está en el entorno del 3%, ya no del 3,5%.
RA – Frente al desempeño que ha tenido la economía argentina en los últimos años, igual, un crecimiento del PIB en ese eje de 3% supondría un cambio muy notorio. ¿Cómo lo están viendo ustedes? ¿Desde la perspectiva de Uruguay sigue siendo un panorama relativamente bueno?
TS – Sí. Pensando en el turismo, en temas de servicios y para algunos otros sectores de la economía uruguaya, naturalmente que sigue siendo un escenario positivo el que se espera para este año, con una Argentina que salga de la recesión que tuvo el año pasado o del estancamiento que en términos promedio ha mostrado en los últimos años.
El otro tema importante desde la perspectiva uruguaya es que se vienen consolidando expectativas de que Argentina siga estando bastante cara en dólares… De hecho, ése es uno de los factores que según los analistas argentinos está frenando una recuperación más rápida de la economía, pero al mismo tiempo es un elemento que hace que la relación de precios con Uruguay sea bastante buena…
Hace algún tiempo atrás se pensaba que Argentina iba a ir procesando un aumento del tipo de cambio más o menos importante este año (y eso iba a afectar la competitividad de nuestro país), pero las expectativas devaluatorias se han ido moderando bastante.
RA – En estos días el tipo de cambio está cotizando por debajo de 16 pesos por dólar. ¿Qué se espera para fin de año?
TS – La encuesta de expectativas del Banco Central a la que me refería antes tiene una mediana de $ 17.80 para diciembre… o sea que tiene una suba respecto a los niveles actuales pero que igual implica una depreciación relativamente moderada en la comparación con el cierre de 2016. Con una inflación que estaría en torno de 20%, estos números suponen que Argentina seguiría sumamente cara en dólares.
Como decía recién, en eso radica justamente uno de los principales obstáculos para que la economía pueda crecer en forma más significativa. El otro gran tema en Argentina sigue siendo el fiscal… En el corto plazo hay una perspectiva expansiva (de cara las elecciones legislativas que se llevarán a cabo este año), pero en una mirada más larga es claro que Argentina todavía tiene por delante un ajuste importante de las cuentas públicas… Eso seguramente también incide en las expectativas, por más que de momento esté logrando con éxito captar financiamiento externo y los niveles de déficit fiscal puedan sostenerse por un tiempo más.
RA – Volviendo al tema del tipo de cambio, el presidente del Banco Central –Federico Sturzenegger- anunció hace algunos días un objetivo de incrementar las reservas internacionales en el equivalente a 5% del PIB. ¿Cómo vieron ese anuncio? ¿Se trata de un intento por ponerle un piso a la caída del dólar en Argentina?
TS – Cuando se hizo el anuncio, se presentó como una iniciativa orientada a tratar de recomponer las reservas del Banco Central hacia niveles más comparables con los que tienen otros países de la región que están calificados con grado inversor… Pero naturalmente muchos analistas argentinos opinan que el motivo de fondo es tratar de promover cierta suba del dólar, o al menos frenar lo que ha sido la baja reciente en un contexto de tasas de interés en pesos muy altas… Recordemos, en ese sentido, que el Banco Central viene sosteniendo una política monetaria contractiva para hacer bajar la inflación y paga tasas de más de 20% en pesos… Eso, junto con el cambio de contexto internacional que hemos visto en los últimos meses, ha derivado en una apreciación real del peso argentino muy notoria.
Ahora, no es claro qué eficacia va a tener el anuncio para torcer expectativas. De hecho, el impacto inicial que se vio en el tipo de cambio se fue disipando en estos días… Entre los economistas, además, hay bastante escepticismo respecto a esta estrategia, porque en definitiva el Estado no tiene recursos “genuinos” para esa compra de dólares… Con lo cual la contrapartida será o bien más endeudamiento en dólares, o bien más emisión monetaria, o bien emisión monetaria esterilizada con colocación de letras (LEBAC, como se llaman en Argentina). Con las tasas actuales, acumular reservas financiando eso con deuda en pesos sería bastante oneroso desde la perspectiva fiscal, retroalimentando la problemática en ese frente, que como decía antes es uno de los grandes temas que enfrenta el gobierno argentino de cara a los próximos años.
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