Tiene que ver con una caída fuerte en el mercado de seguro de vida previsional, que quebró una tendencia al alza, afectado por la llamada ley de cincuentones
EMILIANO COTELO (EC): El Banco Central publicó hace algunos días los balances de las empresas aseguradoras que operan en Uruguay. Del análisis de esos números surge que las ventas de seguros en Uruguay cayeron 10% el año pasado y que los resultados tanto de las empresas privadas como del Banco de Seguros del Estado resultaron muy inferiores a los del año previo.
¿Qué factores están detrás de este deterioro en la industria de seguros? Les proponemos conversarlo en los próximos minutos con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
ROMINA ANDRIOLI (RA): Tamara, comencemos por ubicar a los oyentes con algunas cifras básicas de este sector. ¿Qué tamaño tiene? ¿Cuáles son los tipos de seguros más importantes en nuestro mercado? ¿Cómo se reparte el mercado entre el Banco de Seguros y las aseguradoras privadas?
TAMARA SCHANDY (TS): Me parece bien. Hoy en día el sector de seguros en Uruguay se compone de 15 empresas privadas y el Banco de Seguros del Estado. Juntos facturan unos 1.400 millones de dólares al año… Esto es lo que se llama la prima, o la prima directa.
Casi la mitad de ese volumen corresponde a los seguros de vida previsional y a los seguros de accidente de trabajo. Estas dos ramas el año pasado movieron unos US$ 650 millones y corresponden exclusivamente al Banco de Seguros del Estado. Los seguros de accidente de trabajo son monopólicos por ley. Los de vida previsional no, pero actualmente el Banco de Seguros es el único que opera en ese ramo.
Dejando de lado esas ramas, tenemos un mercado que podríamos llamar “mercado competitivo” que está formado por los seguros de vehículos, los seguros de vida, los seguros de robo, de incendio y otros que quizás son menos conocidos para los oyentes, como los seguros de responsabilidad civil, de ingeniería o de crédito (por nombrar algunos ejemplos). Ese “mercado competitivo” movió unos US$ 760 millones de dólares de prima el año pasado y se repartió más o menos 60% en las aseguradoras privadas y 40% en el Banco de Seguros.
RA: Emiliano adelantaba recién que las ventas de seguros cayeron 10% el año pasado. ¿A qué respondió esa caída?
TS: Si lo miramos por ramas, la caída está fuertemente influenciada por una baja de más de 20% en el primaje de seguros de vida previsional. Aclaro ahora que por simplicidad voy a estar comentando todas las cifras en dólares, aunque lógicamente las primas de muchos seguros (incluyendo este) se denominan en pesos.
Esa caída de más de 20% es un quiebre grande respecto a las tendencias de años anteriores, porque el volumen de seguros de vida previsional de hecho venía subiendo muchísimo y venía siendo el gran motor de expansión de la industria de seguros en los últimos años… Su primaje medido en dólares se multiplicó por 10 entre 2009 y 2017. Sin embargo, en 2018 este segmento se vio afectado por la entrada en vigencia de la ley 19.590 (la llamada ley de los cincuentones). Es un poco árido, pero quizás vale la pena que me detenga a explicar en qué consisten los seguros de vida previsional y por qué se afectaron con esta ley.
RA: Me parece bien.
TS: Los seguros de vida previsional tienen esencialmente dos patas: los seguros colectivos y los seguros de renta vitalicia. Los colectivos son los que contratan las AFAPs para cubrir el fallecimiento o invalidez de sus afiliados, pagando un porcentaje de las asignaciones de sus afiliados.
Luego tenemos el seguro de renta vitalicia, que viene a ser, en términos muy groseros, el seguro que “le paga la jubilación” a quienes se jubilan por el régimen de AFAPs. Cuando un aportante de una AFAP llega a la edad de jubilarse, con el ahorro que tiene acumulado en la AFAP compra un seguro de vida previsional y es la aseguradora (en este caso el Banco de Seguros del Estado) la que toma la obligación de pagarle mensualmente su renta hasta su muerte.
Entonces, la ley de los cincuentones afecta a los seguros de vida previsional por más de un frente. Por un lado, en la medida en que algunos cincuentones que aún están activos se desafiliaron de las AFAPs, se impactó el volumen de seguros colectivos… Y por otro lado se afectó el volumen de seguros de renta vitalicia, porque se “jubilaron” menos personas del régimen de AFAPs y además, el gerente del Banco de Seguros del Estado dijo en prensa la semana pasada que la empresa tuvo que devolver lo acumulado a unos 2.000 jubilados que quisieron cambiarse de régimen, lo que se anota como una caída de ventas.
RA: Me parece que quedó claro, Tamara. Ahora, ¿qué pasó en las otras ramas? ¿La caída del mercado fue solo por este efecto?
TS: No, este efecto es muy importante porque vida previsional es la rama más grande del mercado y la caída fue fuerte (22% en dólares, como decía antes)… Pero en otras dos ramas que pesan mucho, que son seguros de accidentes de trabajo y seguros de automóviles, también hubo caída. En el caso de los seguros de vehículos la caída fue de 9,5% en dólares. En parte será efecto de la suba del tipo de cambio, pero tampoco crecen en términos reales. Y en otras ramas tampoco hubo crecimientos que compensen esto. En total, las primas del mercado competitivo cayeron 4% en dólares y estuvieron prácticamente estables en términos reales.
RA: ¿Qué es lo que explica este desempeño tan pobre?
TS: En primer lugar, recordemos que 2018 fue un año de poco dinamismo económico y de pobre desempeño del ingreso de los hogares y de la rentabilidad de las empresas… eso siempre tiende a afectar la venta de seguros… pero también hay otros elementos más propios del sector. Por ejemplo, en esa entrevista a Onetto que mencionaba antes, que salió en el diario El País, él decía que en la rama de autos la caída en ventas se da porque hay mucha competencia entre las compañías y eso llevó a baja de precios y promociones, que terminaron afectando la facturación.
RA: Tamara, Emiliano también adelantaba que fue un año duro para la rentabilidad de las empresas aseguradoras. ¿Fue por esta caída de las ventas que estamos comentando?
TS: Sí, por eso y porque también fue un año de costos particularmente altos. Podríamos decir que los resultados de las empresas fueron doblemente afectados este año.
RA: ¿Cuáles son los costos principales en este sector?
TS: Una de las claves, obviamente, es la siniestralidad. Obviamente, las empresas aseguradoras tienen mayores costos si se verifican más siniestros en los riesgos que aseguraron. Y por otro lado tenemos lo que en el sector llaman “gasto neto”, que incluyen todos los demás costos (comisiones de los corredores, salarios y otros gastos de adquisición y explotación del negocio). Es habitual mirar ambas cosas, la siniestralidad y el gasto neto, en relación a las primas de las empresas.
RA: ¿Y qué pasó con estos costos el año pasado? Decías que fueron particularmente altos…
TS: Sí, el gasto neto subió en relación a las ventas, pero sobre todo la siniestralidad fue especialmente elevada. La suma de siniestralidad y gasto neto, que en el sector se suele llamar “gestión combinada” tuvo el valor más alto desde 2009.
Si lo miramos por rama, la siniestralidad subió en todas las que comprenden el mercado competitivo salvo en seguros de vida y de responsabilidad civil. En autos, por ejemplo, pasó de 52% a 64%; en robo de 29% a 39%, en incendio de 23% a 39%; en rurales de 72% a 97%.
Si lo miramos por empresa, el Banco de Seguros del Estado tuvo una siniestralidad particularmente alta en el mercado competitivo: pasó de 40% en 2017 a 60% en 2018… Onetto mencionaba en la entrevista de El País que hubo muchos pagos de siniestros en el agro por condiciones climáticas fuera de lo normal, que hubo impactos por una granizada en Montevideo que dañó autos, que hubo impactos por las explosiones de cajeros automáticos… En el conjunto de las aseguradoras privadas el aumento de la siniestralidad fue menor (de 37% a 40%), pero en algunas empresas individualmente consideradas también hubo incrementos fuertes. Por ejemplo, en Mapfre subió alrededor de 8 puntos porcentuales y en Seguros Sura unos 10 puntos.
RA: Para finalizar, Tamara, ¿cómo fue entonces la última línea de resultados del sector? ¿En qué magnitud se afectaron las ganancias fruto de esta combinación de factores?
TS: La industria considerada en su conjunto ganó US$ 17 millones en 2018, cuando en 2017 había ganado US$ 75 millones. El resultado se redujo a una cuarta parte prácticamente. En el Banco de Seguros hubo una baja muy fuerte (pasó de ganar US$ 55 millones en 2017 a US$ 23 millones en año pasado), pero en el sector privado de hecho el resultado agregado se hizo de pérdida, fruto de resultados negativos abultados en varias de ellas. Estamos hablando de pérdidas de 10%, 20% y hasta 25% de su patrimonio, realmente duras y que por supuesto no se observan con frecuencia cuando uno mira períodos largos de tiempo.
***
Foto: Banco de Seguros del Estado