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Declaración del CECSo sobre decisión de Ciencias Sociales de mantener sala de computadoras cerrada por presencia de indigentes

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Desde junio trascendió que un grupo de personas en situación de calle utiliza las instalaciones de la Facultad de Ciencias Sociales, en particular la sala de informática. Hace dos semanas se decidió cerrar la sala y ahora se decidió mantener la medida otras tres semanas, cosa que el Centro de Estudiantes rechaza

Declaración del CECSo sobre la situación en FCS con la población externa y lo sucedido en el Consejo del 30 de agosto

El Consejo de Facultad, en su pasada sesión del 30 de agosto, dio una respuesta a los problemas de convivencia en FCS con población externa: el cierre, por las próximas tres semanas, de la sala de informática, que se agrega a las dos semanas que ya estuvo “provisoriamente” clausurada. Esto sucedió en un contexto en que integrantes del Orden Docente amenazaron con no asumir el decanato interino en caso de que no se resolviera esa posición; lo cual hubiera sumido a la facultad en una crisis institucional. Más allá de las implicancias que esto tiene para les estudiantes, que nos vemos privades de la importante infraestructura de la sala y de los recursos que en ella se vuelcan, entendemos que lo sustantivo de este asunto implica otros elementos más conflictivos y, también, más definitorios de nuestra institución.

Desde hace meses, la situación con la población externa a Facultad ha traído consigo debates intensos y grandes tensiones, en un clima también enrarecido por la aparición de la prensa en la discusión -con una saña particular con la educación pública, las ciencias sociales y, varias veces, centrada específicamente en les estudiantes-. Al calor de la discusión, se han imbricado de forma bastante desorganizada distintos impulsos institucionales desde el Decanato, diferentes acuerdos gremiales, y varias sesiones particularmente extensas y vehementes del Consejo de Facultad.

Este año se cumple el aniversario número 100 de la Reforma de Córdoba, pilar fundacional de las universidades públicas latinoamericanas, que desde entonces han tenido como principios rectores la autonomía, el cogobierno, la democratización de la formación superior, el compromiso social universitario, entre otros. La agenda reformista no se agota, y la disputa por una universidad abierta como el espacio: grande, sigue siendo la militancia cotidiana de les jóvenes universitaries en el Uruguay de hoy. Si bien se ha avanzado en las últimas décadas en la universalización de la formación terciaria, estudiar en la UdelaR continúa siendo un privilegio; fundamentalmente -aunque no exclusivamente- un privilegio de clase. Y, como se ha confirmado en esta situación, el acceso a la Facultad -como espacio público- también tiene la marca del privilegio.

Las personas en situación de calle que arribaron a Facultad no venían a estudiar; venían a pasar el rato, navegar en internet y jugar al ping-pong. A medida que se fue incrementando el número de los concurrentes, se fueron generando varios inconvenientes, principalmente hurtos y situaciones de acoso, que pusieron a la Facultad en la obligación de solucionar el conflicto. ¿Qué hacer? Es una obviedad decir que el encuentro entre personas o grupos diversos no es naturalmente armonioso; tenemos distintas prácticas, diferentes formas de relacionarnos y lenguajes propios. La universidad nos moldea, y también la calle. ¿Cuál debería ser la solución a estos conflictos, surgidos en el encuentro de personas distintas en un espacio público? No hay una, ni dos, y cada situación tiene su complejidad particular; pero sí, creemos, hay un mandato ético y político. Estudiar, investigar o trabajar en una universidad pública nos obliga a buscar siempre caminos de convivencia, en diversidad y con amplitud. Queremos una Universidad que habilite su formación, pero también sus espacios, a la mayor diversidad de actores y subjetividades; una Universidad que construya convivencia y democracia. En este modelo de universidad, patrimonio latinoamericano, no podemos admitir la exclusión ni el punitivismo como mecanismos de resolución de conflictos.

Y, además, estamos hablando de una Facultad de Ciencias Sociales. En nuestras aulas estudiamos a Foucault, a Harvey, a Marx. ¿No nos moviliza ni un poco el tipo de respuesta que damos a nuestros propios problemas? ¿Qué pasa, ahora, con la racialización, con la segregación urbana y el derecho a la ciudad, con el capitalismo? ¿Para qué hacemos ciencias sociales? Separamos la teoría de la práctica porque hay que ser más instrumentales, pragmáticos, porque no hay tiempo para procesos de largo plazo… Y precarizamos nuestras prácticas, devenimos funcionales, y en el mismo movimiento se empobrecen nuestras teorías. La vocación por una universidad profundamente abierta converge, para les militantes del CECSo, en la reivindicación de unas ciencias sociales críticas, comprometidas con los procesos de lucha política, emancipación y resistencia de nuestros pueblos.

Finalmente, solo queda aclarar en qué condiciones se votó el cierre de la sala de informática. Las mayorías del Consejo fuimos contrarias a esta medida, e impulsamos la propuesta de convivencia realizada por el equipo de trabajo dedicado a buscar soluciones a la situación (integrado por los tres órdenes, la Unidad de Extensión, les docentes de la sala de informática y les funcionaries). Entre los diferentes elementos de la propuesta se encontraban la contratación de un educador social para la sala, la realización de cursos de informática para la población externa a la facultad, la limitación del horario libre, entre otros. Sin embargo, ante una licencia de tres semanas que se tomará el Decano, les cinco representantes del Orden Docente en el Consejo decidieron negarse a ocupar el decanato interino si volvía a abrirse la sala de informática. Cabe aclarar que cuando el Decano se ausenta, es obligación del docente Grado 5 más antiguo ocupar el rol de decano interino; así lo fija nuestra Ley Orgánica. En este contexto se aprueba el cierre de la sala por tres semanas más (el lapso de la ausencia del Decano) y se descarta la propuesta del equipo de trabajo.

Este tipo de presiones no son comunes en la política de nuestra Facultad, y sin dudas tiene serias implicancias en los fundamentos políticos del cogobierno universitario. Les docentes coquetearon con la idea de una facultad acéfala, una crisis institucional, para que su posición minoritaria tuviera un triunfo ficticio en la votación del Consejo. Sin concesiones, siquiera, a la otra propuesta verdaderamente mayoritaria. Este accionar no solo es reprobable ética y políticamente, sino que atenta contra uno de los fundamentos de nuestra Universidad: el cogobierno, y como tal merece nuestro absoluto rechazo. Les estudiantes esperamos que de aquí en más, las discusiones en los espacios cogobernados de FCS se procesen a través de debates honestos y negociaciones claras, buscando consensos y respetando la voz de los distintos órdenes. No fueron estas las condiciones de la última sesión del Consejo, cuyas características le solicitamos al Orden Docente que no se repitan en todo el período que nos queda por delante.

POR TODO LO QUE NOS UNE

CECSO- ASCEEP-FEUU

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