En las últimas semanas, a pedido de Germán Coutinho, mantuve silencio sobre lo que se decía y escribía acerca de su gestión en la Intendencia de Salto. Él me hizo ese pedido de no hablar públicamente porque no quería que por ello se entorpecieran las delicadas gestiones que estaba llevando a cabo ante la OPP y el BROU para solucionar el problema.
Con dolor (e impaciencia), vi como una y otra vez lo denostaban sus rivales políticos, mientras él, callado, privilegiaba la solución del problema a la pelea.
Hoy solucionado el tema, me siento liberado de la obligación de permanecer callado.
La primera pregunta que uno se hace, que nos viene a la mente ante esta situación, es simple: ¿qué sucedió en Salto?
¿Cómo es posible que quien hasta hace poco era el Intendente con mayor aprobación del país, con una opinión favorable del 75%, ahora parece ser el peor de todos?
Todos queremos saber qué sucedió para que quien el propio ex Presidente Mújica puso como ejemplo de gran Intendente (llegando a decir que “en Salto había Intendente para rato“), sea señalado hoy en la forma en que lo es.
Es la pregunta que le hicimos a Germán, esa que todos nos hacemos hoy: ¿qué pasó?
Después de escucharlo, aproveché este tiempo para analizar cifras, números, y sobre todo documentos. Luego de estudiar en profundidad la información de la propia Intendencia y también la del Tribunal de Cuentas de la República (órgano tercero, independiente) llegué a varias conclusiones.
Las comparto: ver el documento completo.