Trabajar, trabajar y trabajar. Ese es el mensaje que eligió Rosanna Dellazoppa para sintetizar la recorrida de campo que realizó la semana pasada acompañando a cerca de 100 productores de diferentes zonas del país y que eligen la metodología de trabajo en los grupo CREA, a la que nos hemos referido en varias oportunidades.
Romina Andrioli (RA) —Buen día Rosanna, ¿por dónde estuviste y qué motivó esa recorrida?
Rosanna Dellazoppa (RD) —Estuve en el departamento de Florida, en dos predios, uno sobre ruta 6 cercano al paraje San Gabriel y el otro entrando por ruta 5 en la puerta de la ciudad de Florida, 25 km adentro, paraje La Macana.
El grupo venía de Sarandí del Yi en una gira que planteaba dos días de intercambio de información visitando tres sistemas de producción ganaderos diferentes. ¿Para qué? Para compartir cómo estaban enfrentando esas familias esta coyuntura especial de falta de agua y por lo tanto de comida para el ganado. La instancia permitió ver y analizar mucho más allá de eso.
Les recuerdo que el trabajo en grupo implica una reunión mensual con visita por predio, idealmente 12 predios conforman un grupo, bajo la coordinación de un asesor. En la reunión se le presenta al grupo los datos físicos y económicos de la empresa, y se le plantea alguna consulta de interés del dueño de casa. Se hace una recorrida del establecimiento y luego se trabaja en subgrupos. Finalmente se realiza la devolución a la familia visitada.
RA —¿Y esas tres zonas mostraban tres realidades distintas?
RD —Totalmente. La peor situación por lejos es la del paraje La Macana. En la web y en Facebook verán lo que es ver el campo todo de un color homogéneo, muerto, y lo que es pastura sembrada donde apenas un verdecito asoma en la línea. Esta realidad es común a la zona declarada en emergencia agropecuaria; esa es la foto, la misma que se ve todo a lo largo ruta 5 al menos hasta Durazno. También se ve ganado encerrado cerca de las casas para simplificar el suministro de alimento.
RA —¿Qué aspectos te gustaría resaltar de la gira?
RD —Vuelvo a repetir, y no me canso de hacerlo, que éstas son las instancias que más me nutren. La cercanía a los actores. Acá se compartió la situación desde un productor que maneja su campo de 500 hectáreas con 80 potreros divididos con eléctrico que él mismo armó y maneja todos los días solo, pasando por un predio de mayor tamaño donde la apuesta se hizo al capital humano que apoya al productor. Y aquí hablo de personal entrenado para trabajar con perros, cuatriciclo, caballo, o lo que venga, siempre poniendo en primer lugar el gusto y el desarrollo del trabajador. Y por último un predio donde el matrimonio y la diferenciación de tareas junto con su capacidades de adaptación al cambio los han hecho exitosos en su predio.
Los tres casos radicados en el predio y viven de su producción.
RA —Lo que pudiste ver allí no es lo común, ¿no?
RD —Para nada. El título que le puse a este informe pretende resumirlo: Trabajar, trabajar y trabajar. El mundo cambia constantemente. El clima también lo está haciendo. La producción a cielo abierto es un medio de vida con particularidades que lo hacen bien diferente.
¿Qué se precisa hoy que antes no se precisaba? Mucho más trabajo, creatividad, adaptabilidad, presencia, capital humano formado, planificación de estrategias empresariales, mucho número y muy detallado para analizar escenarios cambiantes y tomar decisiones. En definitiva: una gestión profesionalizada en todas sus áreas.
RA —¿Cómo juegan las diferentes generaciones en esto predios?
RD —Bueno, parte de la sabiduría es saber delegar a las nuevas generaciones que tienen otro empuje y conocimiento. Confiar en los hijos y aprovechar la herramienta que brindan los grupos que acompañan en los procesos de las empresas.
A mi modesto entender, es indiscutible el valor agregado que implica la integración de un grupo. Y vaya que lo viví jueves y viernes. A ellos, los de Salto, Durazno, Flores, Lavalleja, Florida, Rocha, Rivera, Cerro Largo y tantos otros… mi reconocimiento y felicitación.
Precisamos un Uruguay trabajando así, con seca y sin seca. Yo diría, en todas las situaciones.