Análisis Económico

Nueva escalada en la guerra comercial entre China y Estados Unidos

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EMILIANO COTELO (EC): El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a sorprender en estos últimos días con varios tweets que sacudieron a los mercados. La pasada semana puso sobre la mesa la amenaza de extender los aranceles a nuevos universos de productos chinos, luego calificó a China de país “manipulador” de su moneda y este miércoles arremetió contra la Reserva Federal (el banco central de su propio país), señalando que se precisan más recortes de tasas.

En este contexto, las bolsas internacionales y las cotizaciones de las monedas a nivel mundial han tenido vaivenes fuertes en las últimas jornadas. En el espacio de análisis económico de hoy les proponemos hacer una puesta a punto de dónde está la “guerra comercial” entre Estados Unidos y China actualmente y repasar cuáles son las aristas más importantes desde nuestra perspectiva uruguaya. Para eso, estamos en diálogo con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.

ROMINA ANDRIOLI (RA): Tamara, comencemos ubicando a los oyentes en el marco en el que se da este anuncio de más aranceles por parte de Estados Unidos, porque en realidad hace bastante que venimos hablando de esta “guerra comercial” con China.

TAMARA SCHANDY (TS): Es verdad. Se empezó a usar el término a comienzos de 2018, cuando aparecieron las primeras iniciativas de Estados Unidos de gravar importaciones desde China y con la famosa declaración de Trump que las guerras comerciales eran “fáciles de ganar”.

Desde entonces el conflicto ha tenido múltiples empujes, con medidas de uno y otro bando. Y en la cobertura en prensa nos hemos ido enterando de otras múltiples facetas que tiene este tensionamiento de las relaciones entre China y Estados Unidos, más allá de lo que hace estrictamente al comercio. Estoy hablando por ejemplo de temas de propiedad intelectual, de los espacios de actuación que tienen las empresas norteamericanas en China, de temas de suministro de materiales raros que se usan para la producción de tecnología. En fin, muchas aristas que hacen difícil pensar en que haya una salida fácil o rápida a este enfrentamiento.

El último “capítulo” es el que mencionaba Emiliano al principio. Trump anunció la semana pasada que Estados Unidos extendería aranceles a productos chinos que hoy representan unos US$ 300.000 millones anuales de importaciones. Es el universo de bienes más “sensible”, que hasta ahora se venía salvando de las medidas de protección. Y, obviamente, la respuesta de China no se hizo esperar.

RA: Antes de pasar a la respuesta del lado chino, ¿por qué decís que este conjunto de productos que se gravaría ahora es el más sensible?

TS: Porque incluye por ejemplo artículos de electrónica, juguetes, vestimenta. Son rubros que pegan directo en el consumidor y donde un eventual pasaje a precios del impacto de estos nuevos aranceles se va a sentir más.

RA: Ahora sí, vayamos a la respuesta china.

TS: Sí. En forma inmediata, lo primero que se supo fue que se suspendieron todas las órdenes de compras agrícolas a Estados Unidos y que se iba a estudiar aumentar las tasas arancelarias a estos productos. Luego hubo algún revés en esto, con detalles en los que me parece que no vale la pena entrar.

Quizás lo más importante es que el yuan (la moneda china) se devaluó frente al dólar. El lunes, el valor del yuan acumulaba una caída del orden de 3%. Puede parecer un número pequeño, pero no lo es para el rango habitual de movimientos de ese tipo de cambio yuan-dólar y en definitiva llevó al tipo de cambio a superar los 7 yuanes por dólar, algo que no se veía desde 2008.

Luego de esa acusación de “manipulación” de la moneda que mencionó Emiliano al inicio, hubo algunos anuncios del lado chino que de alguna forma buscaron aplacar la tensión, pero lo cierto es que desde el inicio de la “guerra comercial” se acumula una devaluación nominal del yuan frente al dólar del orden de 13%. Y es lo que la teoría económica anticiparía que pasa cuando hay una imposición de aranceles como la que vimos en el último tiempo.

RA: ¿Cómo están viendo ustedes en Deloitte las diferentes aristas de esta guerra comercial desde el punto de vista de Uruguay?

TS: Hay varias cosas a tener en cuenta.  Por un lado, está el riesgo de que este conflicto siga golpeando el comercio mundial. Ya se frenó fuertemente desde el año pasado, la economía mundial está creciendo por debajo de su media histórica (el FMI proyecta para este año el ritmo de expansión más bajo de la economía mundial desde la crisis financiera de 2008-2009) y con estas noticias vuelven a resurgir temores de una recesión en Estados Unidos. Obviamente Uruguay es un país pequeño y muy expuesto a los vaivenes en el comercio mundial, así que es un riesgo que nos concierne directamente.

Por otro lado, los mercados en estos días se estuvieron comportando de forma bastante turbulenta. No sabemos cuánto va a durar, pero hubo caídas fuertes en las bolsas (por ejemplo, el S&P 500 cayó 6% entre el miércoles y el lunes y el índice de referencia de la bolsa de China bajó 4%). También vimos aumentos de las primas de riesgo país emergente (por ejemplo, en la región el riesgo país de Argentina subió más de 100 pbs y volvió al entorno de los 900 pbs, mientras que el de Brasil aumentó 20 puntos). La cotización del oro subió 5% desde el jueves pasado. Todo esto bien podría ser transitorio, pero si empezamos a ver inversores que se vuelcan más a activos de “refugio”, obviamente entramos en un escenario financiero más hostil para todos los países emergentes. Uruguay tiene mucha solidez en el plano financiero, pero obviamente no se beneficia en nada de que los flujos financieros internacionales se den vuelta.

RA: ¿Pero al mismo tiempo no nos beneficia el hecho de que las tasas de interés internacionales estén cayendo? La Fed bajó la semana pasada su tasa de referencia y la tasa de los Treasuries a 10 años está debajo de 2% anual, cosa que parecía impensada hace algunos meses atrás ¿volvemos al mundo de dinero “barato”?

TS: Eso es cierto. Pero hay dos formas de mirar la baja de tasas. Si es una reacción a la guerra comercial y al riesgo de una recesión en Estados Unidos o a un escenario de bajo crecimiento a nivel mundial, entonces más bien es negativo para nuestro país y es lo que estamos viendo en estos días. Ahora, si es que las tasas empezaron a pegar la vuelta hace unos meses como resultados de factores más estructurales, entonces lo deberíamos ver como algo positivo. En este momento hay un debate muy abierto en nuestra profesión acerca de si estamos yendo a un mundo de tasas estructuralmente más bajas. Si es así, la verdad es que para Uruguay debería ser una buena noticia. Y bien podríamos ir a un período de debilidad más o menos sostenida del dólar. Pero lo puntual de estos días lo vemos más atado a temas de riesgo, y por lo tanto no lo vemos tan favorable.

RA: ¿Cómo han reaccionado los mercados de commodities?

TS: La reacción de estos días fue más bien a la baja. El movimiento más fuerte estuvo en el petróleo, donde hubo una baja de 12% desde el tweet de los aranceles de Trump la semana pasada. Esto en definitiva es bueno para Uruguay, pero la verdad es en este frente también hay riesgos. Si la economía mundial se termina frenando y sobre todo si tenemos al yuan devaluándose más, hay un riesgo de que veamos algún descenso adicional en los precios de productos agropecuarios que nosotros exportamos.

En definitiva, en estos días no estamos viendo nada muy disruptivo para el escenario económico de nuestro país, pero si este contexto se mantiene son todos anuncios que tienden a configurar un escenario externo más bien más complejo de cara a los próximos meses y a la perspectiva 2020.

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