Análisis Económico

El déficit fiscal aumentó más de 1% del PBI desde setiembre: ¿Qué factores estuvieron detrás? Análisis de Luciano Magnífico (Exante)

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Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS

EMILIANO COTELO (EC): Esta semana el Ministerio de Economía y Finanzas dio a conocer el dato de resultado fiscal correspondiente al mes de abril. En concreto, el déficit fiscal del sector público consolidado se ubicó en el año móvil cerrado a abril en 3,6% del PBI. De este modo, el desequilibro de las cuentas públicas muestra un deterioro de más de un punto del PBI respecto al mínimo registrado en setiembre del año pasado.

Aprovechando este nuevo dato, les proponemos dedicar el espacio de análisis económico de hoy a analizar la desmejora en la situación fiscal y discutir las perspectivas que se manejan para los próximos meses. Para esto, estamos en contacto en los próximos minutos con el economista Luciano Magnífico, de Exante.

Para darle un poco de contexto a la audiencia, ¿podemos hacer un repaso general de cómo ha venido evolucionando el déficit fiscal en el último tiempo?

LUCIANO MAGNÍFICO (LM): Perfecto. En primer lugar, aclaro que vamos a estar comentando siempre cifras corregidas por el efecto de los llamados “cincuentones”. Es decir, que excluimos los ingresos que corresponden al Fideicomiso de la Seguridad Social, que se creó para recibir los fondos de aquellas personas que decidieron desafiliarse de las AFAPs y retornar a la órbita del BPS.

En ese sentido, el déficit del sector público consolidado cerró 2022 en 3,4% del PBI. Eso había significado una mejora de más de medio punto del PBI respecto a lo que había sido el cierre de 2021 y marcaba niveles mínimos de déficit fiscal en la comparación con los últimos años.

Sin embargo, la última vez que discutimos sobre este tema con ustedes ya habíamos advertido que más allá de esa mejora en el conjunto del año, en los últimos meses de 2022 se había comenzado a registrar una cierta reversión.

En particular, en setiembre se había alcanzado un mínimo de 2,5% del PBI y desde allí la tónica fue más bien de un deterioro de esta variable, hasta llegar a este último dato de abril con un déficit de 3,6% del PBI.

EC: ¿Cuáles son los factores que explican la desmejora de las cuentas públicas en este último semestre?

LM: Sobre este punto, es importante señalar que hay factores tanto del lado de los ingresos, como de los egresos que explican la desmejora de más de un punto del PBI que registramos en los últimos meses.

En el primer caso, tenemos una reducción fuerte de los ingresos del Gobierno Central. En concreto, la caída fue de 0,5% del PBI respecto al dato de setiembre, resultante de una reducción de una décima del PBI en la recaudación neta de la DGI, otra décima por concepto de menores ingresos por Comercio Exterior y tres décimas adicionales por una menor recaudación de “otros ingresos”.

Esto está parcialmente mitigado por el crecimiento que exhibió la recaudación del BPS en ese período (que fue del orden de las dos décimas del PBI).

EC: ¿Y por el lado de los egresos?

LM: Saliendo de los ingresos, el segundo factor principal que está actuando sobre el déficit fiscal es la suba que está registrando el gasto primario corriente del Gobierno Central y el BPS (es decir, antes de intereses y de inversiones). En particular, destaca la suba de 0,3% del PBI que exhibieron las transferencias desde setiembre.

Más allá de este rubro, también hay que destacar que en lo que va del año, otras partidas como las remuneraciones, las pasividades y los gastos de funcionamiento (excluyendo los egresos asociados al Fondo Covid) también vienen mostrando subas importantes en términos reales.

Por fuera de esto, también estuvimos viendo un crecimiento muy importante de la partida de inversiones del Gobierno Central. En particular y si comparamos con el dato de setiembre, se registra un incremento de medio punto del PBI en egresos por este concepto. Ese crecimiento fue especialmente marcado en el último trimestre del año pasado, en el que el monto invertido más que se duplicó respecto al mismo período de 2021. Por su parte y más allá de una moderación en el comienzo de 2023, este rubro continuó subiendo en los meses más recientes. En concreto, en los primeros cuatros meses del año venimos con un aumento de las inversiones de más de 20% en términos reales frente al primer cuatrimestre de 2022.

EC: Queda claro. Ahora, ¿cuáles son las perspectivas que manejan en Exante para los próximos meses? ¿Esta desmejora reciente implica un riesgo de incumplimiento de la meta de déficit fiscal dispuesta por el gobierno para este año?

LM: A ver, vayamos por partes. En primer lugar, hay que marcar que a fines de este mes el gobierno presentará una nueva Rendición de Cuentas al Parlamento y actualizará la programación macroeconómica para los próximos años.

Habiendo hecho esa aclaración, lo que hoy está vigente, es la referencia incluida en la Rendición de Cuentas presentada a mediados del año pasado de un déficit fiscal de 2,7% del PBI para el cierre de 2023.

Cumplir con esa referencia indicativa implicaría una mejora de casi un punto del PBI respecto a los niveles actuales y volver, por ende, a niveles similares a los que teníamos en setiembre.

Un elemento que puede actuar a favor del logro de la meta es el hecho de que aún quedan 0,4% del PBI de gastos netos asociados al Fondo Covid, que no se repetirían en los próximos meses y cuya salida de la medición doce meses puede contribuir a una mejora del resultado fiscal.

Sin embargo, también hay varios elementos que constituyen riesgos muy importantes para la consecución de ese objetivo.

EC: ¿Podemos repasar esos elementos de riesgo?

LM: Por un lado, el salario real mostraría una suba en el promedio de este año, tras tres años consecutivos de caída en dicha medición, lo que impulsaría un incremento de la carga de remuneraciones del gobierno.

Además y como comentamos antes, las transferencias y las inversiones, así como los restantes componentes del gasto público primario tendieron a registrar subas importantes en el último período. En la nueva institucionalidad fiscal está previsto que el gasto primario total no debe subir más que el ritmo tendencial del PBI (que está en el eje de 2%). Cumplir esa regla en este nuevo contexto y en la medida en que se aproxima el año electoral va a ser desafiante.

Por otro lado, tenemos todo lo que es el tema de la sequía y los efectos colaterales que sigue generando. Por un lado, en el plano energético, esta situación ha llevado a que no solo no se está exportando energía eléctrica, sino que se ha importado desde los países vecinos. Por otra parte, es probable que puedan existir gastos o inversiones de OSE que sean mayores a las previstas para solventar las complicaciones actuales en el abastecimiento de agua potable.

Todo esto implica efectos no previstos en la dinámica presupuestal original y son factores que pueden tensionar el cumplimiento de las metas fiscales en el corto plazo.

EC: Más allá del desafío que implica, la última vez que hablamos sobre este tema plantearon que es fundamental que Uruguay siga mostrando buenos indicadores en materia fiscal.

LM: Exacto, y esto es importante más allá de que como hablamos hace un par de semanas, estamos en un contexto en el que Uruguay está siendo bien ponderado por los mercados internacionales, por las agencias calificadoras de riesgo y por los organismos multilaterales.

En ese sentido, es bien importante que se siga trabajando en mantener y mejorar esos conceptos. De hecho, un elemento que repitieron varios de los informes internacionales que se fueron conociendo en las últimas semanas es la necesidad de que Uruguay no solo mantenga el marco fiscal que adoptó en los últimos años, sino que pueda incorporar también mejoras adicionales en ese rubro.

Por lo tanto, será importante continuar monitoreando la situación fiscal en los próximos meses, en la antesala de lo que será la última Rendición de Cuentas en la que el actual gobierno puede decidir incrementos adicionales del gasto público.

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