La semana pasada, el Banco Central presentó la actualización de las Cuentas Nacionales de la economía uruguaya, un proyecto en el que se venía trabajando desde hace varios años.
EMILIANO COTELO (EC): Según se señaló en este evento de divulgación, las nuevas Cuentas Nacionales plantean varias innovaciones respecto a las que venían utilizándose hasta el momento. En particular, uno de los principales destaques es que el año base de estas estadísticas, que actualmente es el 2005, pasa a ser el 2016.
Para conversar sobre esta actualización de las estadísticas nacionales y sus implicancias estamos con la economista Florencia Carriquiry, socia de la firma Exante.
ROMINA ANDRIOLI (RA): Florencia, antes que nada, quizás valga la pena comenzar por explicar brevemente qué son las Cuentas Nacionales y por qué son tan importantes dentro del sistema estadístico de un país.
FC: Bien. Las Cuentas Nacionales son un sistema integrado de estadísticas muy importante a nivel de un país, probablemente el más importante de todos. Básicamente y en términos sencillos buscan representar de forma resumida y consistente los aspectos más relevantes de una economía, como, por ejemplo, la estructura de producción por sector y las vinculaciones existentes entre los distintos agentes. Es en base a estas estadísticas que se computan variables macroeconómicas clave, como el Producto Interno Bruto (o PBI) o el Consumo Privado y su evolución en el tiempo.
RA: ¿Y qué es el año base? ¿Qué implicancias tiene que se actualice el año base de las Cuentas Nacionales?
FC: En términos simples, el año base de las Cuentas Nacionales es el año sobre el cual se determinó la estructura base de la economía a los efectos de las estadísticas. En particular, el peso que tiene cada sector en el Producto Bruto Interno fue computado en el año base (a precios de ese año) y a partir de allí se va evolucionando el PBI de cada sector en función de los volúmenes de actividad respectivos y el PBI total surge de sumar los distintos PBI sectoriales.
¿Por qué es importante que el año base no quede demasiado “viejo”? Básicamente el problema de que pase un lapso demasiado largo desde el año base es que las cifras se van a estar construyendo contemplando una “estructura económica” vieja y, si en el período transcurrido han sucedido cosas que modificaron mucho esa estructura, se termina distorsionando el cómputo del PBI y podemos estar subestimando o sobre estimando la incidencia o la contribución que un sector está teniendo en la actividad económica en general.
RA: En ese sentido, las Cuentas Nacionales que se vienen utilizando hasta el momento tienen base en 2005, ¿verdad?
FC: Sí. Por lo general, a nivel internacional se sugiere que el año base de las Cuentas Nacionales se actualice cada 10 años, pero en Uruguay nos llevó bastante más tiempo. Como decís, las Cuentas Nacionales que venían utilizándose hasta el momento estaban construidas con año base en 2005, lo que supone considerar la estructura de la economía y los precios relativos de 15 años atrás. De allí que en los últimos años se venía advirtiendo desde la profesión que esta demora en la actualización del año base podía estar generando distorsiones relevantes en el cómputo del PBI y por ende también en lo que termina siendo el diagnóstico en relación con la actividad económica.
La presentación de estas nuevas estadísticas, que tienen como año base al 2016, son realmente un hito clave dentro del Plan de Adecuación a Estándares Internacionales que el Banco Central viene llevando adelante en los últimos años. En diciembre, las cifras correspondientes al tercer trimestre del año ya serán presentadas sobre esta nueva base.
RA: Uno de los titulares más importantes luego de la presentación del jueves fue que la economía uruguaya en 2016 era, según estas nuevas cifras, casi 9% mayor a lo que surgía de las estadísticas anteriores, con el año base 2005. ¿Cómo se debe interpretar esto?
FC: Efectivamente. De acuerdo con lo presentado, con estas nuevas cifras el PBI total del año 2016 ascendía a unos US$ 57.300 millones de ese entonces y eso es un monto 8,6% mayor al que surge de las estadísticas actuales (con año base 2005) que marcan un PBI apenas menor a los US$ 53.000 millones para el año 2016. Esto supone un PBI per cápita de casi US$ 16.500 en 2016 (frente a una estimación previa de menos de US$ 15.200 en el mismo año). En relación con esta comparación, es importante tener presente que estamos comparando cifras a precios del año 2016 en ambas metodologías.
RA: ¿Esto quiere decir que somos más ricos de lo que pensábamos?
FC: De alguna manera sí en términos macroeconómicos y a nivel promedio para el total de habitantes de nuestro país, podríamos decir que somos más ricos de lo que nos marcaban las estadísticas previas. Esto es algo que suele pasar con la actualización de las Cuentas Nacionales, así lo marca la experiencia internacional en general porque al actualizarse el año base no sólo se actualizan los precios a los que es valuada la producción de cada sector, también tienden a capturarse mejor algunas actividades de desarrollo relativamente reciente, que tenían un peso muy pequeño en el año base anterior y que por tanto no estaban cabalmente reflejadas en las estadísticas viejas.
RA: Ahora, en el último tiempo se venía haciendo bastante énfasis en que la sobre representación de las comunicaciones podía estar de alguna manera “inflando” el PBI en las estadísticas de base 2005. ¿Cómo es que estos nuevos datos marcan que el PBI es sin embargo 9% mayor al que marcaban las cifras anteriores?
FC: Efectivamente y en línea con lo que veníamos advirtiendo los analistas en los últimos años, en las cifras de base 2005 las comunicaciones estaban muy sobre representadas en el PBI, por estar computadas a precios de quince años atrás (cuando estos servicios eran mucho más caros en términos relativos). De hecho, si miramos la composición del PBI en 2016 según estas nuevas cifras (que están computadas a precios del año 2016) el sector Transporte y Comunicaciones pesa menos de la mitad de lo que marcaban los datos para ese mismo año pero computados a precios de 2005. De hecho, ese es uno de los cambios más significativos en la comparación de la composición del PBI entre ambas series. Luego también baja algo el peso de la industria manufacturera en estas nuevas cifras.
Ahora, ¿por qué entonces el PBI es mayor? Porque, al mismo tiempo, las nuevas cifras capturan un crecimiento fuerte del peso de los servicios, incluidos en Otras actividades. Esto tampoco es una sorpresa. Otras veces comentamos que era esperable que esto pasara, porque presumíamos que algunas actividades de servicios globales, que han crecido mucho en los últimos años, probablemente no estaban siendo muy bien medidas en las Cuentas Nacionales de base 2005.
RA: Otro de los aspectos que algunos colegas de ustedes advertían tras la publicación de estas nuevas cifras es que con un PBI más grande, ratios como el déficit fiscal o la deuda pública en relación con el PBI son más bajos, ¿no es así?
FC: Es cierto. Si asumimos que esa brecha de casi 9% entre las estadísticas anteriores y las nuevas se mantuvo desde 2016 a esta parte, el PBI de 2019 en lugar de ser de US$ 56.000 millones habría sido de casi US$ 61.000 millones. Con esas cifras, el déficit fiscal del año pasado habría sido de 4,4% del PBI corregido por cincuentones (en lugar de 4,8% del PBI) y la deuda pública bruta se habría situado en 68% del PBI (en vez de en 74%).
Ahora, no nos engañemos, esto puede ser muy relevante a la hora de compararnos con otros países o con umbrales que manejan habitualmente las calificadoras por ejemplo, pero no quiere decir que no tengamos un problema fiscal. En última instancia, lo relevante a la hora de analizar la capacidad de pago de un país es la relación entre el servicio de deuda que se tiene que pagar cada año (contemplando intereses y amortizaciones) y los recursos (ingresos) que tiene el gobierno para afrontar ese servicio de deuda. En ese sentido, esos flujos son conocidos y no se ven modificados por una mejor medición del PBI.
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Foto: Ricardo Antúnez / adhocFOTOS