Análisis Económico

Pobreza en Uruguay: Respondemos preguntas adicionales sobre la nueva metodología del INE (Exante)

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Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS

EMILIANO COTELO (EC): El viernes pasado dedicamos nuestro espacio de análisis económico a discutir sobre las formas de medir la pobreza y en particular, sobre el cambio que introdujo el Instituto Nacional de Estadística en la estimación de la pobreza monetaria.

Recordemos que, con este cambio de metodología, el 17% de la población uruguaya es ahora considerada como pobre bajo el método del ingreso (desde el 8% que se desprendía de la metodología anterior).

Dada la importancia que tiene este tema y las inquietudes que surgieron desde la audiencia luego de la entrevista con el equipo de Exante, nos parecía que valía la pena dedicar un espacio más al intercambio sobre estos nuevos datos de pobreza. Para eso, estamos nuevamente en contacto con el economista Luciano Magnífico, gerente de Exante.

ROMINA ANDRIOLI (RA): Luciano, el viernes hablábamos de que este método de estimación de la pobreza monetaria consistía básicamente en comparar el ingreso de los hogares con dos umbrales: la línea de pobreza y la línea de indigencia… tras nuestra charla, nos llegaban algunas preguntas de la audiencia respecto a cuánto es actualmente el valor de esas líneas de referencia

LUCIANO MAGNÍFICO (LM): Si les parece, podemos empezar con un muy breve repaso de cómo se calculan estas referencias y luego podemos ir a eso.

El viernes decíamos que para construir las canastas de consumo que permiten definir las líneas de pobreza e indigencia, el INE se basa en las encuestas de gasto de los hogares que se realizan aproximadamente cada 10 años (antes el INE utilizaba la encuesta de 2006 y con esta actualización pasa a usar la última disponible correspondiente a 2017).

Lo que se busca es considerar los hábitos de consumo de un determinado grupo poblacional que se denomina estrato de referencia. Este estrato es elegido como representativo de un nivel de bienestar de suficiencia (es decir, es un grupo que no está en una situación de privación extrema pero tampoco se encuentra en una situación en la que no tiene ninguna privación).

Una vez definido el grupo, la idea es analizar su estructura de consumo y poder estimar primero el valor de las canastas de consumo per cápita.

En particular, la línea de indigencia se computa esencialmente a partir de la canasta básica alimentaria de ese grupo de referencia, es decir, considerando únicamente las necesidades en materia de alimentación. En tanto, en la construcción de la línea de pobreza se considera también el valor de los bienes y servicios no alimentarios que componen la estructura de consumo de ese grupo.

RA: Allí además teníamos estimaciones diferenciales de las canastas según el hogar residiera en Montevideo o en el Interior, ¿no?

LM: Exacto. A su vez, en el caso de la canasta básica no alimentaria también existe una estimación para aquellos hogares que son inquilinos y otra para los que son propietarios; esto está relacionado a otro de los cambios metodológicos que se introdujeron y que refiere al tratamiento del llamado valor locativo que discutíamos el otro día.

Habiendo dicho eso y si empezamos por la canasta básica alimentaria per cápita, el INE estimó que en diciembre de 2024 tenía un valor de $ 6.300 en Montevideo y de $ 5.400 en el Interior. Estas cifras equivalen de por sí a la línea de indigencia per cápita.

Por su parte, la canasta básica no alimentaria per cápita tiene 4 casos posibles: para inquilinos en Montevideo es de $ 17.300, para no inquilinos en Montevideo es $ 8.200, para inquilinos en el Interior es $ 13.600 y para no inquilinos en el Interior es $ 7.300.

A raíz de esto y considerando que la línea de pobreza se define como la suma de los valores de la canasta básica alimentaria y no alimentaria tendríamos los mismos 4 casos que antes. Para no aburrir a la audiencia, menciono los valores para inquilinos en Montevideo (que es de $ 23.600) y para inquilinos en el Interior (que es de $ 19.000).

Sin embargo, hay que considerar que estos valores son per cápita y la clasificación como pobre o no pobre se mide a nivel del hogar, entonces allí el tamaño que tenga el hogar va a jugar un rol.

RA: ¿A qué te referís con eso?

LM: A que si el hogar está integrado por más de una persona, vamos a tener que calcular la línea de indigencia y la línea de pobreza relevante para el hogar, considerando la cantidad de miembros del mismo.

En el caso de la línea de indigencia esto es un poco más sencillo, dado que se considera que la canasta básica alimentaria del hogar es igual a la canasta alimentaria per cápita multiplicada por la cantidad de miembros del hogar.

Sin embargo, en el caso de la canasta básica no alimentaria, el cálculo es un poco más complejo, ya que se considera que existen economías de escala.

RA: ¿Podemos recordar qué son estas economías de escala?

LM: Básicamente la idea de estas economías de escala es que los consumos no alimenticios no crecen proporcionalmente con la cantidad de miembros del hogar. Pensemos por ejemplo en el gasto en electricidad del hogar; hay una parte de ese gasto que es independiente a que haya una, dos o más personas viviendo en ese lugar.

Dado eso, si les parece podemos considerar algunos ejemplos tomando como referencia un tamaño de hogar de tres miembros.

En el caso de Montevideo, la línea de indigencia del hogar relevante será de unos $ 19.000, mientras que la línea de pobreza será de algo más de $ 41.000 si el hogar es propietario de la vivienda que habita y de $ 55.000 si el hogar es inquilino.

En el Interior, la línea de indigencia de ese hogar será de unos $ 16.000, mientras que la línea de pobreza será de alrededor de34.000 si el hogar es propietario de la vivienda que habita y de unos 43.000 si el hogar es inquilino.

RA: Otra de las preguntas que venía de la audiencia era qué ingresos son los que se consideran para hacer la comparación contra estos umbrales.

LM: El ingreso que se considera es el llamado ingreso disponible ajustado del hogar.

Esa variable comprende los ingresos por trabajo, los ingresos del capital y lo que son ingresos por transferencias corrientes (jubilaciones, pensiones y otras prestaciones), a lo que se restan los impuestos, contribuciones a la Seguridad Social y otras transferencias pagadas por el hogar y se le suman otras transferencias sociales en especie recibidas por el hogar.

Esa es la definición teórica, en la práctica hay algunos elementos importantes a destacar. Por un lado, que como dijimos antes ya no se considera el valor locativo como un ingreso de los hogares que son propietarios de la vivienda (lo que está cubierto por el cálculo diferencial de la canasta básica no alimentaria para inquilinos y no inquilinos).

A su vez, dentro de las transferencias sociales recibidas en especie no se considera la imputación de la cuota FONASA y otros servicios similares como un ingreso para los beneficiarios de estos programas (que es otro de los cambios que comentamos el viernes).

Y finalmente, dentro de ese rubro de transferencias sociales recibidas en especie sí se incluyen como ingresos las canastas y comidas en comedores y lo que son subsidios de UTE, OSE y ANCAP. Sobre ese último punto tenemos los subsidios que otorgan estos organismos para población de bajos ingresos (bono social de UTE, tarifa social de OSE y la recarga de supergas para beneficiarios MIDES).

RA: Queda claro. Ahora, concentrándonos en los resultados publicados por el INE, otra pregunta que nos quedó pendiente es cómo comparan estos nuevos registros de pobreza con los de otros países de la región, ¿qué podemos decir al respecto?

LM: En realidad, lo primero que hay que decir es que si bien en muchos países se suelen realizar estimaciones de la pobreza por el método del ingreso, los resultados no son estrictamente comparables.

Esto ocurre porque las metodologías no son exactamente iguales y la construcción de las canastas de consumo y/o la imputación de los ingresos puede seguir criterios diferentes.

Dado esto, para comparar la incidencia de la pobreza en diferentes territorios se debe utilizar una metodología consistente entre diferentes países. En ese sentido, la CEPAL, el Banco Mundial y otros organismos internacionales suelen calcular indicadores de pobreza comparables entre países.

En dichos indicadores, Uruguay y Chile son los dos países que más se destacan en la comparación regional por sus menores niveles de pobreza relativos.

RA: Para ir cerrando, Luciano. El otro día comentabas que junto con los datos de pobreza para el total del país, el INE incluyó algunas aperturas. Mencionaste en particular que se mantenía la infantilización de la pobreza, ¿pero qué conclusiones se extraen de los otros cortes publicados?

LM: Si consideramos los datos a nivel de pobreza en personas (y no en hogares), lo que tenemos son aperturas por edad, por región y por ascendencia étnica.

Como bien decías, los resultados para los diferentes grupos etarios ya los discutimos el viernes pero como resumen se daba que la incidencia de la pobreza entre los menores de 6 años superaba el 30%, mientras que entre los mayores de 65 años ese guarismo era del orden del 6%.

Si miramos la apertura por región, aquí no hay grandes diferencias en las estimaciones. En concreto, en Montevideo la pobreza monetaria alcanzó al 17,5% de la población en 2024, mientras que en el Interior ese guarismo fue de 17,1%. Esto fue algo que habíamos comentado al pasar el otro día también y que está relacionado con que el mayor ajuste en las estimaciones de pobreza monetaria entre la metodología anterior y esta se dio justamente en el Interior (y tendió a emparejar cifras que hasta antes de estos últimos datos indicaban una mucho mayor incidencia de la pobreza en la capital).

Finalmente, en lo que tiene que ver con la ascendencia étnica, la incidencia de la pobreza entre la población afro/negra era de 29%, mientras que en la población blanca era de 16% y en el resto de la población alcanzó al 18%.

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