El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), aliado de la presidenta Dilma Rousseff, abandonó ayer los cargos que ocupa en el Gobierno. En diálogo con
EN PERSPECTIVA
Miércoles 30.03.2016, hora 10.25
EMILIANO COTELO (EC) —En Brasil, la situación de la presidenta Dilma Rousseff se complica cada vez más.
Ayer Dilma perdió a su principal aliado, el Partido del movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que resolvió abandonar de manera inmediata los cargos que venía ocupando en el Gobierno.
[Audio Romero Jucá]
“A partir de hoje, nessa reunião histórica para o PMDB, o PMDB se retira da base do governo da presidente Dilma Rousseff e ninguém no país está autorizado a exercer qualquer cargo federal em nome do PMDB”.
[Fin audio]
EC —La grabación es muy elocuente. Escuchábamos a Romero Jucá, vicepresidente del PMDB, en este encuentro del día de ayer. En medio de ese ambiente eufórico él advertía que a partir de esa “reunión histórica” el PMDB se retira del Gobierno y “nadie en el país está autorizado a ejercer cualquier cargo federal” en nombre de esa fuerza política.
¿Qué relevancia tiene esta jugada? ¿Qué papel jugaba el PMDB hasta ahora? ¿Qué papel puede desempeñar de ahora en adelante? ¿Queda la presidenta más cerca de que el eventual juicio político la obligue a retirarse?
Vamos a analizarlo desde acá.
NICOLÁS BATALLA (NB) —Estamos en contacto con Camilo López, doctor en ciencia política, investigador del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales, consultor internacional… ha sido coordinador de proyectos del Centro de Formación para la Integración Regional, haciéndose cargo del área de políticas públicas regionales. Con él vamos a analizar este tema.
Sería bueno comenzar hablando de esta fuerza política cuyo papel se ha vuelto clave en el escenario político brasileño. ¿Qué papel venía desempeñando hasta ahora el PMDB?
CAMILO LÓPEZ (CL) —El PMDB es un partido ubicado en el centro del espectro político brasileño. Es un desgajamiento del partido que apoyó a la dictadura [brasileña], Arena, parte de un sector de ese partido que impulsó la redemocratización y que formó parte de esos procesos. Estuvo presente en todos los Gobiernos de Brasil desde la salida de la dictadura hasta ahora: es un partido que se ha integrado, en este formato de presidencialismos de coalición de Brasil, a los Gobiernos que ha tenido el país.
EC —Era una especie de peaje que había que pagar: si usted quería gobernar tenía que estar con el PMDB.
CL —Brasil es un país federal, el PMDB tiene una presencia muy fuerte a nivel de gobernadores, tiene poderes territoriales y relaciones con el Estado… Es un partido que de alguna manera ha sido el eje de la formación de las coaliciones de los Gobiernos anteriores.
EC —Un partido al que, sin embargo, no le ha ido bien compitiendo por la propia presidencia, ¿no?
CL —El PMDB no ha presentado candidatos a la Presidencia en casi ninguna elección. Es un partido…
EC —La última vez que lo hizo fue en 1994 y sacó solo el 4 % de los votos.
CL —Exactamente. Pero sí tiene la capacidad de ganar gobernaciones o de ofrecer su contingente legislativo como parte de la construcción del apoyo de los Gobiernos. El PMDB, que estaba presente dentro del Gobierno de Dilma, ocupa un lugar de mucho poder institucional, ese es un elemento bien importante a tener presente. El PMDB controla la presidencia de ambas cámaras en el Congreso brasileño, tanto el presidente de la Cámara de Diputados [Eduardo Cunha] como el de la Cámara de Senadores [Renan Calheiros] integran ese partido. Por cuestiones de las reglas institucionales del sistema político brasileño, los presidentes de las cámaras tienen parte del control de la agenda de lo que la cámara discute, por lo tanto es un cargo de relevancia para el desarrollo del Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).
NB —El PMDB ha sido un aliado del PT. ¿Cómo se ha ido procesando este distanciamiento, que tiene su punto culminante en lo que ocurrió ayer?
CL —Hay una cosa… Ustedes pasaban el audio de Jucá, hay una parte del audio de la brevísima reunión del Directorio Nacional del PMDB de ayer que es aún más fuerte y más representativa en cuanto a imagen: los miembros del directorio salen gritando “Brasil al frente, Temer presidente”, en referencia a Michel Temer, que es el vicepresidente del Gobierno de Dilma y el presidente del PMDB. En estos últimos días fue él quien, en las sombras, articuló la salida del Gobierno del PMDB.
Esa salida del Gobierno del PMDB no era una cuestión consensuada dentro del propio partido. Si bien tienen un fuerte opositor en el presidente de la cámara de diputados, que está bien colocado en la oposición, en el Senado Calheiros era quien se mantenía más firmemente junto a la base aliada de Dilma. Sin embargo, en reuniones de este fin de semana finalmente Temer logró correr el fiel de la balanza dentro del PMDB y lograr la salida del Gobierno.
NB —Tú decías que lo hace en las sombras: de hecho ayer Temer no participó de la reunión en la que se vota esto.
CL —No, ni los ministros ni el vicepresidente participaban de la reunión del Directorio Nacional. También esto tiene que ver con algunas situaciones que se van dando en Brasil en los últimos días. Una de ellas, por ejemplo, es el cambio de visión que tiene la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp) frente al Gobierno de Dilma. Gran parte de los principales líderes empresariales que están dentro de la Fiesp tienen filiación política del PMDB. Ese es un dato que no aparece tan a la vista en la prensa pero que es parte de los acontecimientos. En los últimos días la Fiesp, que es uno de los actores corporativos con más importancia política en Brasil, da ese giro distanciándose del Gobierno de Dilma y apoyando explícitamente el impeachment y, de alguna manera, esa situación tiene que haber impactado en el PMDB.
NB —Antes de ir a las consecuencias que tiene esto con respecto a la posibilidad de un juicio político contra Dilma, ¿qué es lo que pasa en el Gobierno a partir de ahora?, porque tampoco estaba tan claro, a pesar del audio que escuchábamos al inicio, que esto fuera apoyado unánimemente por quienes hoy están como ministro del PMDB en el Gobierno de Dilma.
CL —Primera cosa que hay que señalar: no se puede pensar que no van a haber disidencias dentro del PMDB. Eso es lo primero que uno puede afirmar con bastante confianza. Es probable que algunas figuras del PMDB no tomen la línea general que el partido está señalando.
La situación del PT en este momento es bastante compleja si se la compara con la del inicio del Gobierno en términos del apoyo legislativo que tiene. En este momento el PT cuenta con 58 diputados y 12 senadores, viene perdiendo tamaño en el contingente de su bancada. La base aliada, la coalición gubernamental, hoy está formada por el PT y seis partidos más, hay otro partido que se retiró antes, el Partido Republicano Brasileño (PRB). La base aliada controla solamente el 42 % de la Cámara de Diputados, son 216 de los 513 diputados, y el 32 % del Senado, con 26 de los 81 senadores. En la comisión de impeachment, que está tratando el asunto en la cámara baja, tiene el 40 %: 26 de los 65 diputados.
EC —¿Esos son los números con el PMDB incluido?
CL —No, esos son los números con la salida del PMDB. Esa es la situación de la base aliada hoy: cuando comenzó el Gobierno tenía 304 diputados, hoy tiene 216, tenía 47 senadores, hoy tiene 26.
Esta situación lo deja en una profunda debilidad. A su vez se suma que no está cerrada la posible salida de otros partidos de la base aliada. El Partido Progresista, que es de derecha y tiene aproximadamente 50 bancas, entre hoy y mañana va a tener una reunión en la que va a definir qué es lo que va a hacer en relación a la salida del PMDB del Gobierno. Esto no es un capítulo cerrado, no son números finales.
Además el PMDB comenzó a posicionarse como una alternativa a un eventual Gobierno si el impeachment se da. Figuras importantes del PMDB han salido a la prensa a colocar un discurso del PMDB y Temer como una alternativa al Gobierno de Dilma en caso de existir un impeachment. Han sido figuras fuertes, como Moreira Franco, que fue ministro de Dilma y gobernador de Río de Janeiro, que a su vez hace un anuncio posicionando al PMDB como un partido que fusiona el ala izquierda de la derecha y el ala derecha de la izquierda, como punto central del sistema político brasileño. Este discurso dice que el PMDB va a dar un golpe en la economía, dándole un perfil más liberal, va a controlar el gasto público y a tratar de mejorar el déficit fiscal, pero no va a tocar las políticas sociales, como el ProUni, que es el acceso a la universidad, o el Bolsa Familia.
Esta movida del PMDB [de salir del Gobierno] también está asociada con un discurso de construcción de alternativa que surgió en estos últimos días y que a su vez deja al Palacio de Planalto con una lentitud en la reacción. A su vez los líderes de los partidos de la base aliada, los otros partidos que le prestan apoyo al PT, piden una una reacción rápida. En estos últimos tiempos la discusión de la reacción rápida y la búsqueda de apoyo también se han visto en las palabras de pedidos de cargos por parte de la base aliada, no solamente el brindar un apoyo sin nada a cambio.
NB —Algo que quedaba sobreentendido al pasar: esta decisión que tomó ayer el PMDB y la posición de Temer en particular implican la salida del Gobierno, pero no se ha hecho un anuncio formal sobre el apoyo al impeachment.
CL —El problema es que dentro del PMDB ha habido posiciones, como les comentaba recién, Calheiros y parte del PMDB han tenido una posición distinta… No ha habido una posición disciplinada, acordada o común dentro del PMDB. Eso hay que tenerlo muy presente cuando uno piensa en el escenario de las votaciones del impeachment.
En este momento en [el pleno de] la Cámara de Diputados el Gobierno necesita 171 votos negativos para [rechazar] el impeachment, cosa que por sí mismo no puede lograr. Pero a su vez, para que avance el proceso se necesitan dos tercios de la cámara, 320 votos a favor, con los que tampoco parecen contar quienes impulsan el impeachment. Lo mismo pasa en el Senado…
NB —Se genera una especie de limbo donde no avanza ni retrocede la cosa…
CL —Pero además es un proceso lento, no es un proceso que pueda ser activado con rapidez. Además, como ya lo decíamos, no es fiable pensar que por haber acuerdo de partido los legisladores van a actuar de forma disciplinada.
EC —Un último aspecto que me parece bueno incorporar: supongamos que el impeachment se concreta, que a partir de esta decisión del PMDB el resultado final es que el juicio político contra Dilma Rousseff tiene éxito y que ella debe alejarse del cargo. Le corresponde asumir a Temer. Pero resulta que Temer también tiene sobre sí denuncias de corrupción. Hace poco el senador Delcídio Amaral, ex líder de la bancada oficialista en la cámara alta, acusó a Temer de apadrinar a un operador de la famosa red de corrupción de Petrobras. Lo hizo como parte de ese acuerdo de colaboración con la Fiscalía donde también citó otros nombres, como el de Dilma o Lula. Entonces, ¿qué pasa con Temer si tiene que asumir la Presidencia y después a su vez termina siendo juzgado?
CL —La primera cosa es que jurídicamente no hay argumentos concretos para promover el juicio político a Dilma, no hay elementos que la impliquen directamente o pruebas como para que ese proceso tenga sustento. Ese es el primer argumento. El segundo es la crisis general que está viviendo Brasil en términos de su sistema político. Aquí hay dos actores sobre los que yo realmente no tengo un conocimiento a profundidad pero que son claves: los medios de comunicación y el Poder Judicial.
Cuando se dice lo de los medios de comunicación no es en un sentido facilista de pensar la construcción de discurso, sino… de alguna manera la forma en que se presenta o se coloca en la opinión pública la discusión sobre la corrupción en Brasil ha puesto en el centro del debate al PT, parece que la corrupción es un hecho únicamente del PT. No aparecen tan visibilizados el resto de los actores que también están implicados en estos problemas: el [opositor] Partido de la Social Democracia Brasileña, el PMDB… Salvo el Partido Socialismo y Libertad, que es un desgajamiento del PT, y un par de partidos menores, todos tienen algún asunto vinculado a los temas de corrupción. Es más: 36 de los miembros de la comisión de impeachment están siendo investigados…
EC —Es todo muy curioso.
CL —Realmente sí. Entonces, en el fondo está lo que el otro día escribía Daniel Chasquetti, creo que de forma muy aguda, que es: el problema que tienen Brasil y toda América Latina sobre la democracia es la relación entre dinero y política.
Por un lado tenemos un discurso construido donde parece que el PT se lleva todos los premios en torno a los problemas de corrupción y se visibiliza poco a los otros actores, aunque eso no quiere decir que ese tema no sea visible sino que en el discurso aparece como menos cargado. Por otro lado tenemos jueces que han hecho uso político de algunos recursos judiciales, lo cual genera desconfianzas institucionales. Por ejemplo, cuando el juez Sérgio Moro, que está investigando una parte del Lava-Jato, hace uso de escuchas que se hacen al ex presidente Lula, incluso con la presidenta de la República y las entrega a la prensa, entregando incluso escuchas que fueron realizadas fuera del período de tiempo que la orden judicial había pautado que podían realizarse. Por ejemplo, hay escuchas como la de una de las conversaciones entre Lula y Dilma, que están fuera de plazo y que, por lo tanto, no pueden ser utilizadas como una prueba en el juzgado, pero sí aparecen y tienen un efecto político. También mostró e hizo públicas las conversaciones entre Lula y el gobernador de Río de Janeiro [Luiz Fernando Pezão] donde lo que la gente recuerda es cómo se refieren a tal o cual figura política. En última instancia lo que se está viendo es cómo Lula, que es incluido en el Gobierno como articulador políticos del PT -en el acierto o en el error del pt, probablemente hasta erróneamente, porque quizás le lleve algunos impactos negativos-… esas escuchas muestran cómo el articulador político del PT conversa con otros políticos, lo cual tiene impactos.
Entonces, si uno observa todo este panorama se trata, como decía un politólogo muy importante de Brasil, Fernando Limongi, de un terremoto en la política brasileña.
Es interesante también aclarar y poner luz sobre el hecho de que Lula no queda completamente fuera del alcance de la Justicia al no tener fueros y algunos aspectos que también en esos discursos quedan como confusos y poco claros a la hora de analizar el escenario.
***
Transcripción: Andrea Martínez
Foto en Home El senador Romero Jucá, del PMDB, anuncia que su partido rompe la coalición de gobierno que formaba con el PT. Crédito: Cuenta de Twitter del PMDB.