Michel Temer asumió hoy como presidente interino de Brasil, luego de que la Cámara de Senadores apartara del cargo a Dilma Rousseff. En principio, Temer ocupará el cargo por 180 días, plazo en el que se investigará a la mandataria por aprobar gastos sin autorización parlamentaria. Si la Cámara Alta la encuentra culpable, Temer continuará hasta que se convoquen nuevas elecciones en 2018.
En diálogo con En Perspectiva el politólogo uruguayo Hugo Borsani, que reside en Brasil, dijo que la salida temporaria de Rousseff no es un solución definitiva a la crisis que atraviesa el país.
Una de las primeras tareas en las que estará enfocado Temer será la de recomponer la confianza en los operadores económicos. Para eso ya anunció que su futuro ministro de Economía será Henrique Meirelles, ex presidente del Banco Central en el gobierno de Lula, quien goza de respaldo en el sector empresarial. Según Borsani se espera que Temer aplique una política de ajuste fiscal y reducción del gasto, pero el clima político enrarecido y el poco tiempo que tiene para aplicar las medidas jugarán en su contra.
En el plano partidario Temer deberá hacer frente a la fragmentación y la desconfianza que existe hoy entre los partidos. Si bien el PT hoy es minoritario en el Poder Legislativo, ha mostrado que tiene poder de movilización social en sectores que consideran ilegitimo el juicio político contra Rousseff. Además, Borsani aseguró que el presidente interino tampoco goza de todo el apoyo dentro de su partido, el PMDB, donde hubo legisladores que se pronunciaron en contra del impeachement.
Otro frente de problemas que pueden complicar al gobierno provisorio son las investigaciones por el escándalo de corrupción de Petrobras. Si bien Temer no aparece como una figura central en este esquema de coimas, ha aparecido vinculado lateralmente junto a algunas figuras que integrarán su gabinete de gobierno.
Foto en Home: Michel Temer durante la firma del acta que lo convirtió en presidente interino. Crédito: Marcos Correa/AFP Photo
