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Fenómeno Trump: “Todos los pronósticos están fallando”, dice corresponsal de La Nación en EEUU

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Un multimillonario de propuestas “disparatadas” se coló en la interna republicana y amenaza con convertirse en el candidato del partido. Desde fines de junio, cuando anunció su intención de mudarse a la Casa Blanca, este hombre de los negocios inmobiliarios no ha parado de crecer en las encuestas. La pregunta que todos se hacen es “cuándo va a caer” porque “es imposible que llegue a ser presidente de Estados Unidos con las cosas que está diciendo” analiza Silvia Pisani para En Perspectiva.

EN PERSPECTIVA
Jueves 20.08.2015, hora 10.17

(Audio discurso Donald Trump)

“When Mexico sends its people, they’re not sending their best. They’re not sending you. They’re not sending you. They’re sending people that have lots of problems, and they’re bringing those problems with us. They’re bringing drugs. They’re bringing crime. They’re rapists. And some, I assume, are good people. But I speak to border guards and they tell us what we’re getting. And it only makes common sense. It only makes common sense. They’re sending us not the right people. It’s coming from more than Mexico. It’s coming from all over South and Latin America, and it’s coming probably -probably- from the Middle East. But we don’t know. Because we have no protection and we have no competence, we don’t know what’s happening.”

(Fin audio)

EMILIANO COTELO (EC) —“Cuando México nos envía su gente, no están enviando lo mejor. No te están enviando a ti. No te están enviando a ti. Están enviando personas que tienen un montón de problemas, y que van a traer esos problemas hacia nosotros. Están trayendo drogas. Están trayendo crimen. Hay violadores. Y algunos, supongo, son buenas personas. Vienen más allá de México. Están llegando de todas partes del sur y América Latina, y está llegando probablemente -probablemente- desde Medio Oriente. Pero nosotros no lo sabemos.

Con declaraciones como esta, en las que culpa a parte de los inmigrantes por los problemas de delincuencia y narcotráfico que vive Estados Unidos, Donald Trump sacudió la elección interna del Partido Republicano.

Desde fines de junio, cuando lanzó su precandidatura a la Presidencia, este multimillonario dedicado a los negocios inmobiliarios protagonizó varios exabruptos públicos. No sólo con sus acusaciones contra los mexicanos, sino también con insultos a los candidatos rivales e incluso llegando a sugerir que una periodista de la cadena FOX que le había hecho preguntas difíciles, se había comportado así porque estaba menstruando.

Estas salidas, curiosamente, no han minado su popularidad: lidera todas las encuestas para las primarias del Partido Republicano, estas elecciones que se celebrarán el año que viene.

¿Dónde están las claves de su éxito? ¿Qué tipo de electorado representa Trump? Vamos a conversarlo con Silvia Pisani, corresponsal en Washington del diario La Nación, de Argentina, y colaboradora de En Perspectiva.

ROMINA ANDRIOLI (RA) —El 11 de junio, en un contacto que hicimos contigo y en el que nos dedicamos precisamente a analizar cómo eran los primeros movimientos de la campaña electoral, nos preguntábamos si se venía una campaña de dinastías entre Hillary Clinton por los demócratas, y Jeb Bush por los republicanos. Sin embargo, el escenario por el lado de los republicanos tuvo un cambio drástico cuando Trump decidió salir al ruedo. ¿Qué fue lo que pasó?

SILVIA PISANI (SP) —Lo primero que está pasando es que todos los pronósticos que se hicieron, suele pasar con las elecciones, están fallando. La pregunta que se siguen haciendo aquí, y es la apuesta, es cuándo se cae el fenómeno Trump, esto es lo que se viene repitiendo siempre. Sin embargo el fenómeno no solo no se cae sino que avanza y crece en las encuestas. Cuando esto pasa la pregunta es por cuánto tiempo más.

Trump es hoy el que está marcando la agenda de campaña.

RA —Si vamos a los números Trump ha sido toda una sorpresa no solo por las propuestas con las que ha elegido marcar perfil en su campaña sino también porque parece que éstas han calado en el electorado republicano. La última encuesta de la cadena de televisión CNN lo ubica primero con 24 % de apoyo dentro de su partido. Le lleva una ventaja a Bush, su competidor más cercano, de 11 %. ¿Hay números que muestren otro escenario o así es como está planteada la competencia en este momento?

SP —En este momento la competencia está planteada así, los números que manejás son los correctos. Te hago un añadido que se supo en las últimas horas: mientras los números de Trump crecen, los que decrecen (era previsible) y mucho, son los de Clinton. Una encuesta de la CNN difundida en las últimas horas sobre los estadounidenses en general, no los republicanos o demócratas, indica que 54 % votaría a Clinton y 45 % a Trump. Se empiezan a acercar los números de ambos también.

RA —¿Y qué explicaciones se encuentran detrás de esa crecida en la intención de voto de Trump?

SP —Yo diría que acá hay dos factores: uno es específicamente estadounidense y otro tiene que ver con la política en general. En cuanto a los estadounidenses hay muchos, pero lo principal es que la gente está enojada con Washington, esto es muy común en la sociedad estadounidense, protestan, demandan, no están conformes con su clase política. Creo que una porción de la sociedad sigue sin digerir que tienen un presidente no blanco. También creo que lo que dice Trump refleja el pensamiento de mucha gente, que en el fondo también piensa, con razón o sin ella, que muchos de los problemas que hay son por la inmigración, porque viene mucha gente de afuera, que por eso no hay trabajo… Ese mensaje cala y eso es lo que está ocurriendo dentro de la sociedad estadounidense.

RA —¿A quién representa Trump, hay un prototipo de quién lo estaría votando?

SP —Sí, sí. Es sorprendente porque empezás a encontrar, por ejemplo, que Trump incluso está midiendo bien entre las mujeres, a las cuales les ha dicho… a las que no le gustan les ha dicho “cerda gorda”, no es fácil de olvidar eso, sin embargo mide bien entre las mujeres.

Básicamente lo que representa es lo que se llama el “Estados Unidos profundo”, donde nunca se hace campaña, que es lejano a las costas, el país interior. Es una corriente que generalmente es muy apática frente a la política y que ahora, con un personaje carismático… El primer debate que hubo, que fue el otro día, lo vieron 25 millones de personas, un debate entre candidatos republicanos cuyos nombres para muchos son absolutamente ignotos. ¿Por qué lo vieron?, porque iba a ser muy divertido porque estaba Trump. Es un personaje que concita mucha atención incluso entre el público que generalmente es un poco apático frente a la política en un país de voto no obligatorio.

RA —En tus artículos para La Nación definís algunos de los proyectos de Trump como “insólitos”. ¿Podrías resumir las medidas más importantes que ha lanzado?

SP —Ha lanzado muy pocas, porque es un hombre que le cuesta concretar y cuando concreta te querés agarrar la cabeza, porque lo que dice es disparatado. Más allá de que va arriba en las encuestas lo que dice es totalmente disparatado. Por ejemplo, con los inmigrantes propone identificarlos -son 11 millones de personas-, deportarlos, quitarle la nacionalidad a sus hijos nacidos en Estados Unidos y también quitarles las remesas, para destinar ese dinero a financiar los proyectos y planes de deportaciones. Es una locura por donde lo mires, pero él lo propone, y hay mucha gente que está de acuerdo con esto.

RA —Veía que también ha insistido por el lado del trabajo, de que los inmigrantes ilegales están robando el trabajo de los estadounidenses. En ese sentido ha tirado de todo, ha criticado mucho por ejemplo a  Mark Zuckerberg, cofundador de Facebook, por contratar inmigrantes. ¿Cómo se ve eso?

SP —Es muy interesante eso que planteás, el fenómeno es increíble. Muchos republicanos que están aterrados con el crecimiento de Trump no se animan a criticarlo porque lo peor que te puede pasar es que Trump se te ponga en contra: no sabés qué te va a decir. Por ejemplo lo que le dice Trump, que conoce mucho del mundo empresarial, respecto a Zuckerberg [y Facebook]: Bueno, claro, quieren contratar empleados en el exterior, pero en realidad lo que hacen las multinacionales es traer a Estados Unidos a trabajadores que ya tienen contratados en el exterior con un sueldo más bajo que el que pagarían a un estadounidense. En el fondo, dice él, no es traer talento extranjero para desarrollar alguna tecnología en el país, sino simplemente mano de obra barata. Propone algo que resonó en muchos: si quieren traer extranjeros talentosos y tienen argumentos para hacerlo, que por ley se les pague más, y van a ver cómo enseguida se termina esta historia, dijo.

O sea, tiene ocurrencias que desde lo disparatado tienen cierta lógica también.

RA —Sus declaraciones contra los latinos en particular, ¿no comprometen sus chances por el peso del voto de esta comunidad, que es un electorado cada vez más importante en Estados Unidos?

SP —Sí, acá a un mexicano le mencionás a Trump y obviamente se le erizan los pelos de la nuca, y con razón, pero cuando se habla de la comunidad hispana hay que también empezar a filtrar un poco. Obviamente que ese voto está comprometidísimo, es imposible pensar que lo van a votar; aun así, hay porciones de votantes de origen hispano que llevan un par de generaciones acá que son exitosos, que han desarrollado negocios y que les gusta el costado de Trump de hombre exitoso. Eso es algo que agrada acá, es un empresario que tiene salidas… como por ejemplo criticar lo que usa [el presidente estadounidense, Barack] Obama el avión presidencial y dice: “Yo sé lo que cuesta porque yo tengo uno igual”. Entonces, claro, no todos sabemos cuánto aceite consume el Air Force One, él sí. Tiene eso, pero obviamente, y el apunte es correcto, es impensable un voto masivo hispano a favor de Trump y eso compromete mucho sus posibilidades.

Trump es un candidato que está en este momento muy bien posicionado para la primera etapa de las elecciones, que son las internas. Hoy me animo a decirles que es imposible que este hombre llegue a ser presidente de Estados Unidos con las cosas que está diciendo.

RA —Ya hay antecedentes de otros candidatos que han generado mucha repercusión en algún momento de la campaña y que después caen y quedan en el olvido cuando la cosa se vuelve más realista.

SP —Exacto, ocurre, ha ocurrido en el pasado muchísimas veces. Acá lo que llama la atención son los antecedentes de Trump, que en otro momento también lo intentó, se presentó en anteriores ocasiones [como pre candidato republicano] y fue visto solamente como un payaso. Ahora está visto como un payaso exitoso, al que le está yendo bien, y el efecto está durando más de lo que se esperaba.

RA —Eso es lo que desconcierta. ¿Cuánto influye ahí su poderío económico?, porque es un candidato que, a diferencia de los otros, no necesita del apoyo de las empresas y los donadores.

SP —Eso es fuertísimo, están todos midiendo y tratando de conseguir dinero para campaña, Trump lo tiene. Hasta el momento ha demostrado que es impermeable a las repercusiones que tienen sobre sus negocios lo que él dice y hace, porque se le han complicado algunos de sus proyectos por reacciones por ejemplo de trabajadores hispanos o por socios que decidieron abrirse de los negocios en común porque se sentían desprestigiados incomodos trabajando con él.

O sea, económicamente le ha traído alguna complicación pero él se ha mostrado inmune a eso y es al contrario, como que si lo acosan por ese lado eleva la apuesta. Tiene una billetera que no tiene ninguno de los otros, ninguno.

RA —¿Cómo ha calado la candidatura de Trump en la interna de los republicanos? Muchos se han desmarcado totalmente de su discurso, ¿no?

SP — Sí, se han desmarcado mucho los que tienen menos posibilidades, por ejemplo Lindsey Graham que es un senador de Carolina del Norte, un hombre que ha trabajado mucho por la inmigración, es uno de los que más abiertamente dijo: Por favor, parémoslo a Trump porque nos está haciendo daño a todos.

Otros, como Scott Walker [gobernador de Wisconsin], en la medida que empezaron a crecer [en intención de voto] fueron moderando su discurso ante Trump. Por ejemplo, Walker dice “Yo no estoy de acuerdo con los planes que propone Trump en cuanto a la inmigración pero es evidente que algo hay que hacer”, como un “no me gusta el modo pero no me quiero pelear con él”. Hay como un cuidado en los que están empezando a crecer.

Bush lo ha cuestionado siempre de buen modo, siendo muy cauto también pero diferenciándose. Lo que preocupa de Bush, que es hasta ahora el favorito que no levanta, un favorito extraño porque viene perdiendo puntos, es que lo ves con dificultades en la propuesta clara, en la diferenciación. Su papel hasta ahora en campaña ha sido pálido en cuanto a apariciones públicas. Se lo ha visto con dificultades para redondear un mensaje pero no para recaudar, obviamente muy lejos de Trump. Pero se lo está viendo como muy pálido en su actuación pública a Bush, y eso diría que es otra cosa que está preocupando.

He sido muy políticamente correcta en todo este análisis, voy a hacer el cierre con algo políticamente incorrecto, con un chiste, el mejor que he escuchado hasta ahora sobre Trump, perdón si ofendo a alguien: Los Estados Unidos, después de haber elegido a su primer presidente negro, se apresta a elegir a su primer presidente anaranjado [Risas.]. Esa es la historia con Trump.

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Transcripción: Andrea Martínez

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