El próximo domingo tendrá lugar en Perú la cuarta elección presidencial consecutiva, un récord en su historia. La favorita en la primera vuelta es la conservadora Keiko Fujimori, hija del ex presidente Alberto Fujimori, preso por crímenes contra los derechos humanos. En pugna por competir con ella en el balotaje aparecen una candidata de izquierda y un liberal de derecha. Análisis de Luis Benavente, director de la consultora peruana Vox Populi.
EN PERSPECTIVA
Jueves 07.04.2016, hora 10.37
NICOLÁS BATALLA (NB) —Este domingo tendrá lugar en Perú la primera vuelta de las elecciones presidenciales donde se designará al sucesor de Ollanta Humala al frente del Gobierno.
Estos son los cuartos comicios consecutivos que los peruanos viven desde la restauración democrática, todo un récord en la historia política de ese país.
Quien lidera la intención de voto es la conservadora Keiko Fujimori, hija del ex presidente Alberto Fujimori, preso por corrupción y crímenes contra los derechos humanos. Del otro lado, pugnando por pasar a la segunda vuelta junto a ella, aparecen una candidata de izquierda y un liberal de derecha.
En los próximos minutos, les proponemos entender el escenario político peruano, cuando faltan tres días para la convocatoria a las urnas. Para eso estamos en contacto con el analista político Luis Benavente, quien es director de la consultora peruana Vox Populi.
En primer lugar, una pregunta de carácter introductorio: ¿Cómo evalúa el contexto político y económico con el que llega Perú a esta elección?
LUIS BENAVENTE (LB) —Políticamente llegamos en medio de un agotamiento del gobierno de Humala, quien ha carecido de liderazgo durante toda su gestión. Está concluyendo con acusaciones indirectas, que básicamente están centradas en su esposa, Nadine Heredia, sobre presuntos actos de corrupción sobre los cuales la gran mayoría de los peruanos no tiene la menor duda.
Junto con eso hay una crisis de credibilidad del sistema político muy profunda. Durante 25 años el país ha tenido un impulso, la economía de mercado ha dado mucho bienestar a los peruanos en comparación con lo que había antes. A pesar de eso no se han reducido desajustes y asimetrías y a la vez hay una pobreza extrema bastante fuerte.
Pero el sistema político ha estado marcado por la corrupción. De los gobernantes de toda esta etapa de impulso de mercado, uno está en la cárcel, Fujimori, y otros están cuestionados, judicializados o acusados de corrupción, todos, sin excepción. Esto es algo que la opinión pública ve en los titulares de los medios de comunicación a diaria. Pero también lo vive de una manera directa, porque lo mismo ocurre en pequeña escala en cada distrito, en cada provincia pequeña del país, en proporción directa según el tamaño.
Entonces el país entró en una crisis de confianza muy fuerte y esto se trasladó al clima electoral, al ánimo en el momento de las elecciones. Esto implicó que tuvieran una subida intensa de intención de voto candidatos emergentes que tenían una propuesta de cuestionamiento del sistema político actual.
NB —Vamos a repasar la oferta electoral. Hay diez candidatos en carrera y, curiosamente, quien va adelante en las encuestas es Keiko Fujimori, la hija del ex presidente, quien es responsable de la última interrupción de la vida democrática del país. Como usted decía, Fujimori está preso, fue condenado por varios delitos vinculados a la corrupción y violaciones a los derechos humanos, algo que le ha generado más de un problema en esta campaña electoral a Keiko. Expliquemos, ¿quién es y qué representa Keiko Fjimori? ¿Cómo ha sido su carrera política?
LB —Ella fue candidata en 2011, pasó a la segunda vuelta y perdió con muy poca diferencia con Humala. Tenía a su favor el voto fujimorista, que es bastante arraigado en Perú. El país prácticamente está dividido entre fujimoristas y no fujimoristas, como que no hubiera un término medio. Muchos, fuera y dentro de Perú, no se explican cómo la hija de un ex gobernante que está en la cárcel, que llevó al país al caos político -con la corrupción y las denuncias por violaciones de derechos humanos, etcétera-, puede tener tanta intención de voto.
La explicación está en que ella y el fujimorismo representan tal vez el neopopulismo o el populismo de derecha más fuerte de América Latina. Ya llevan 25 años con prácticas populistas y con mucho arraigo popular. Fujimori, que cometió errores y delitos, tuvo mucha conexión popular. Durante diez años se encargó de viajar una y otra vez a cada rincón del país dejando beneficios directos tras sus visitas y generando una conexión emocional, haciendo sentir a mucha gente que existía políticamente. Tal vez ahí está una de las claves para explicar este fenómeno que resulta un poco incomprensible.
EMILIANO COTELO (EC) —Ella se ha preocupado por puntualizar que no tiene nada que ver con ese pasado, el del tipo de política que hacía su padre.
LB —Claro, ella en 2011 lo que le faltó para ganar la Presidencia fue que no estableció una ruptura política con el padre. Ahora sí se ha encargado de hacerla. Por cierto que muchos no le creen eso, pero en el discurso ha puesto palabras de deslinde político en temas muy críticos y vulnerables hacia el fujimorismo. Eso le ha permitido avanzar en esta campaña.
Entre 2009 y 2011 ella tuvo un promedio de 20 % de intención de voto, esa fue una constante, de una manera muy pareja y sorprendente, porque lo habitual aquí es que haya subidas y bajadas muy bruscas. Ahora tiene un promedio de 32 % a 34 %, o sea que tiene 60 % o 70 % más de lo que tuvo aquella vez. En parte eso también se explica por la crisis del actual gobierno, por su agotamiento político y social. Digamos que el discurso populista de Keiko Fujimori ha tenido impacto.
Como le digo, es algo que mucha gente no puede entender, pero está ocurriendo así.
Ahora, yo creo que también hay un elemento más antropológico. Perú es un país donde predomina el pensamiento mágico, religioso, no es un país de una racionalidad o modernidad en el pensamiento de las personas. Entonces creo que acá funciona un poco el mito del eterno retorno, lo cual tendría un paralelo en Pakistán, un poco lejos, con Benazir Bhutto: el padre volvió en ella al gobierno, algo parecido […].
NB —De todos modos, a propósito de ese corte que ella ha tenido que hacer con lo que fue el gobierno de su padre, no es algo que le resulte tan sencillo, porque ella no solo es la hija del ex presidente sino que durante muchos años también ofició como primera dama, tuvo un lugar de cierto protagonismo en ese gobierno.
LB —Sí, es cierto, ella fue primera dama cuando tenía 18 años, era muy chica. Mucha gente no considera ese punto como un pasivo político en cuanto el tema de primera dama es algo protocolar y no tanto de función, no es un cargo sujeto a un presupuesto, a un pliego presupuestal ni nada de eso.
Es cierto que es muy difícil de comprender que la hija de un presidente tan cuestionado, que cometió tantos delitos, sea una opción tan importante hoy en día. Pero eso también me lleva un poco a la reflexión de que no ha habido alternativas de nuevos liderazgos.
EC —Veamos justamente cómo viene la competencia, hablemos de las otras alternativas que hay. Quedó dicho que Keiko Fujimori lidera las encuestas con entre 33 % y 37 % de intención de voto. Detrás, prácticamente empatados, vienen dos nombres: Pedro Pablo Kuczynski, de Peruanos por el Kambio, con entre 15 % y 17 %, y Verónika Mendoza, del Frente Amplio, con una adhesión de entre 14 % y 15 %. ¿Quiénes son estos otros candidatos que llegan con chance de pasar a la segunda vuelta?
LB —La campaña en un inicio se trazó en términos de los nombres que ya existían y la demanda de cambio, que significaba no un cambio ideológico sino de rostro. Allí emergió la figura de Julio Guzmán, un candidato que hasta hace un mes y medio, cuando estaba en carrera, tenía 18 % de intención de voto con una tendencia creciente que le podría haber permitido alcanzar a Keiko Fujimori. Él fue expulsado de la contienda por el Jurado Nacional de Elecciones, que interpretó una ley electoral que había surgido menos de un mes antes, ya iniciado el proceso electoral…
[…]
Esos votos comenzaron a buscar un vecino y una parte se fue a Kuczynski, conocido como “Pepe K” y otra a Mendoza, que fueron los principales beneficiados. Esto también demostraba que no era un voto ideológico sino básicamente de cambio, porque Mendoza, que es una izquierdista, recibía votos de un liberal de derecha.
El resultado de la ausencia de Guzmán es que Fujimori amplió su ventaja sobre los retadores. Las últimas encuestas la muestran con más o menos la misma cantidad de votos que los que tienen el segundo y el tercero sumados.
La pelea es por el segundo lugar. Allí está Kuczynski, un liberal de derecha que ha tenido cargos importantes acá, ha sido presidente del Consejo de Ministros, ministro de Economía y también de Energía y Minas, y tiene bastante presencia pública. Sus opositores básicamente le critican que tuvo nacionalidad estadounidense, que la dejó hace pocos meses para entrar a esta carrera electoral, y también la edad, tiene 77 años.
Del otro lado está Mendoza, que comenzó una campaña con mucho entusiasmo y con un discurso de crítica dura al sistema político. Eso le dio cierta subida, y después obtuvo el beneficio de los votos de Guzmán.
La pelea es muy fuerte entre ellos. En un momento dado en esa pelea por el segundo lugar también estuvo Alfredo Barnechea, un periodista, que tiene una propuesta de defensa de mercado pero en términos un poco más equilibrados, más de centro. Él cometió algunos errores con gestos que le costaron el seguir subiendo.
Yo no descartaría que en medio de esta campaña negativa tan fuerte en los medios, en el boca a boca, esa campaña subterránea que hay en esta semana, que comenzó con un 25% de indecisos más o menos, Barnechea pueda recuperar algún espacio.
En resumen, si vamos a los tres que van adelante en la campaña, las cosas están planteadas así: el fujimorismo adelante, luego una pelea por el segundo lugar entre un liberal de derecha y una candidata de izquierda. Mendoza no representa a una centroizquierda ni una izquierda light: ella ha mostrado abiertamente su simpatía con el régimen venezolano. Eso ha generado el temor de muchos peruanos de que Perú se convierta en una Venezuela, cosa que a un buen sector de Perú no le gusta porque eso llevaría a una pérdida en lo que se ha avanzado en materia económica y al recorte de libertades.
EC —Las elecciones del domingo no van a resolver el asunto, ¿no? Todo indica que va a haber una segunda vuelta.
LB —Sí, y en la segunda vuelta lo que va a ocurrir es que todo el Perú no fujimorista se va a aglutinar alrededor del candidato que enfrente a Fujimori. Tal vez el candidato del anti fujimorismo tenga más probabilidades de ganar.
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Transcripción: Andrea Martínez
Foto en Home. Keiko Fujimori en un acto electoral en Lima. Crédito: Ernesto Benavides/AFP Photo.