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Grecia está entre la zona euro o el "abismo"

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El gobierno helénico decretó un corralito bancario a partir de hoy para evitar una corrida financiera que agrave la crisis económica. Con este telón de fondo los griegos votarán el domingo que viene si aceptan la oferta de los acreedores –que implica fuertes recortes– o la rechazan, abandonando en los hechos la zona euro. En diálogo con En Perspectiva, la periodista española Begoña Castiell, quien vive en Atenas desde 1980, sostuvo que gran parte del electorado "prefiere seguir en la relativa seguridad del euro, aunque suponga más recortes y más impuestos”. Estas preferencias, sostuvo, están fundadas “en que la alternativa que ofrece el gobierno actual es un signo de interrogación”.

EN PERSPECTIVA
Lunes 29.06.2015, hora 7.45

EMILIANO COTELO:
En Grecia ya promedia esta jornada de lunes en la que los bancos y la Bolsa de Valores amanecieron cerrados a raíz de una medida que adopto el gobierno para evitar una corrida financiera que agrave la crisis ya importante que se vive en ese país.

La decisión fue tomada ayer, domingo, y tiene varios antecedentes.

El viernes de noche se bloquearon las negociaciones de Grecia con sus acreedores para extender el rescate que vence mañana, 30 de junio. En respuesta, el gobierno del primer ministro Alexis Tsipras tomó una decisión sorpresiva: decidió impulsar un referéndum para que el próximo domingo la población decida si acepta, o no, las condiciones que se le quiere imponer a su país. La consulta popular fue efectivamente aprobada por mayoría en el Parlamento en la madrugada del domingo. Una vez conocida esa novedad, el Banco Central Europeo rechazó el pedido de las autoridades griegas para extender por algunos días las líneas de crédito de emergencia.

Lo que está de por medio es una oferta de los acreedores que obliga a Grecia a realizar recortes en el sector público, en las pensiones y también aumentar impuestos. Tsipras considera que los acreedores buscan humillar a Grecia.

¿Qué salidas hay a esta crisis? ¿Cómo está repercutiendo en el día a día en el ciudadano común? Vamos a conversarlo con Begoña Castiella, periodista española que vive en Atenas desde 1980.

¿Cómo es el ambiente?, ¿hay un clima de tensión hoy en Grecia, cómo está transcurriendo la jornada?

BEGOÑA CASTIELLA:
La jornada está transcurriendo con tranquilidad. Esta mañana todo el mundo ha ido a trabajar y a hacer lo que tenía que hacer, pero todos los bancos están cerrados y también los cajeros automáticos, porque ahora mismo tienen que ser arreglados de tal manera que tengan el suficiente dinero para dar 60 euros por persona y por tarjeta a partir de mañana. Esta medida no se aplicará a los turistas, que a partir de mañana podrán seguir sacando con sus tarjetas de crédito extranjeras hasta 600 euros al día. Los bancos están cerrados, también la Bolsa de Atenas, y la gente está muy asustada. Sí se puede pagar con tarjeta de crédito todo lo que sea compras dentro de Grecia. No se pueden hacer transacciones al extranjero pero sí dentro de Grecia.

EC – Para simplificar se habla de “corralito”. ¿Cómo es eso?

BC – Tenemos un corralito, es decir, se podrán hacer solo pagos a través del banco pero nadie tendrá acceso a más de 60 euros por día. Sí ha dicho el gobierno que habrá una medida especial para los jubilados y la gente que no tiene tarjeta de crédito, que tendrán acceso a sus jubilaciones en varias sucursales de bancos concretos esta semana. Pero por ahora el corralito es total.

EC – ¿Cómo van a funcionar los bancos, teniendo en cuenta que mañana se corta la asistencia financiera del Banco Central Europeo?

BC – Ahora mismo nadie puede decirlo porque todo dependerá de qué pase el domingo con el referéndum, si los griegos deciden rechazar cualquier oferta europea o si insisten en permanecer en la eurozona sabiendo las consecuencias que puede tener. Es decir: si los griegos se quedan en la eurozona saben que habrán de efectuarse estas reformas que llevan arrastrando con los pies tanto tiempo y que habrá que pagar más impuestos y aceptar más recortes; pero si [deciden que] “No”, la alternativa que ofrece el gobierno radical actual es un signo de interrogación, nadie sabe cuál es su plan B ni lo que de verdad ocurriría.

El primer ministro insiste en la dignidad de los griegos y de su vida, pero nadie sabe de dónde conseguiría la financiación suficiente para poder gastar los gastos del Estado, porque hay que señalar una cosa: este gobierno ha llegado al poder el 25 de enero de este año, sí se han pagado los sueldos estatales y todas las jubilaciones, pero el Estado no paga a sus proveedores. Hay una gran parte de la economía griega que está paralizada porque el Estado le debe dinero y no paga, pero esto sería todavía peor, por lo cual todo el mundo está muy preocupado ahora mismo.

EC – Se teme especialmente por la fecha de mañana, en la que Grecia podría ingresar en default si no pagara lo que ese día tiene comprometido con el Fondo Monetario Internacional, que son 1.600 millones de euros. Pero, por lo que tú estás contando, el default ya de hecho existe parcialmente: el Estado no está cumpliendo con otra parte de sus obligaciones.

BC – El Estado está en bancarrota interna pero hay que destacar que el default es en un mes más o menos, no es que mañana sea el default, mañana se entra en default pero a efectos prácticos para que el país esté de verdad en quiebra soberana tiene que pasar un mes. Lo cual da un poco de margen de maniobra para ver si se puede encontrar alguna solución, que ahora mismo no se me ocurre cuál podría ser, antes del domingo que viene.

EC – Veamos lo que ocurrió en el fin de semana. Las negociaciones que vienen largas y espesas entre Grecia y sus acreedores terminaron de trancarse el viernes y fue después de esa comprobación que el gobierno encabezado por Tsipras sorprendió con su decisión de convocar a un referéndum. Aquí ya te pido la primera precisión: ¿sorprendió o no? En algún momento ya se había manejado esta idea.

BC – La idea de un referéndum como pequeña amenaza de chantaje para conseguir algo mejor se llevaba escuchando desde hace tiempo. Lo que sí es verdad es que el gobierno griego se había puesto ya a negociar con números y fechas este mes, anteriormente era todo muy vago, los griegos no daban nunca números concretos, se estaba perdiendo mucho el tiempo. En este mes se habían puesto cifras, números, porcentajes, y ya se veía un poco lo que iba a ser la propuesta de los socios europeos y la propuesta griega y se estaban acercando. El viernes por la noche, mientras que en Bruselas seguían trabajando los funcionarios encargados de la negociación, fue Tsipras el que, viendo que iba a ser una propuesta muy difícil de aceptar por parte de su partido y su gobierno, anunció el referéndum. Al jefe de la parte griega en las negociaciones técnicas, cuando se lo dijeron, se le cayó literalmente el bolígrafo de la mano porque no sabían nada, ellos seguían negociando.

O sea que había una propuesta oficial pero se seguía avanzando para una nueva propuesta y fue ahí cuando Tsipras, probablemente viendo que esto no se podía sostener a nivel de partido y de sus electores, hizo este anuncio sorpresa de un referéndum.

EC – Y la medida no cayó nada bien en los acreedores, ¿cómo fue la reacción del otro lado?

BC – Yo creo que la reacción en Bruselas fue de desesperación y de hartazgo. Cuando tú llevas negociando con un gobierno muy difícil, que está muy necesitado y solo te pone pegas, parece que lo que les separaba eran unas medidas por valor de 900 millones -que ya no es nada-, todo el mundo está poniendo mucho interés sobre la mesa, y sin avisar, a la madrugada, el primer ministro de ese país dice que él no puede levantar esto y que hay que ir a un referéndum… Creo que la reacción es de desesperación, de decir: “Pero bueno, ¿qué pasa con éstos, qué va a pasar con éstos?”.

Este gobierno también ha negociado con mucho… no exactamente con arrogancia pero sí dentro del conflicto, porque los partidos de izquierda -y este es uno que por primera vez está en el gobierno- tienen una dialéctica de conflicto, en cambio la dialéctica ahora entre los socios europeos, independientemente del partido que sean, es de consenso. Estos miembros del gobierno griego siempre iban como a chocar contra sus interlocutores, no iban a buscar un consenso, y eso cansa mucho, sobre todo en un ámbito donde se habían acostumbrado a negociar las cosas de otra manera.

EC – Claro, la idea del referéndum de algún modo genera una inquietud extra porque la cosa no es simplemente que la ciudadanía resuelva sí o no al paquete de ajustes que los acreedores pretenden que Grecia ponga en marcha, se vio como que ahí se va a estar resolviendo si Grecia se queda o no en el euro. Eso ha traído todo ese ambiente de incertidumbre que desde el fin de semana gana no solo a Grecia sino también a Europa. ¿Cómo ves esa otra parte de la lectura?

BC – Lo irónico de la historia es que la propuesta sobre la cual está basada la pregunta del referéndum, la propuesta de los socios europeos que se ha presentado ante el Parlamento como la oficial, ya no está sobre la mesa: los socios europeos la han retirado de la mesa. O sea que se va a un referéndum con una propuesta que ahora mismo no existe, se va a votar a favor o en contra de una propuesta que ahora mismo no está vigente. Eso es también lo que más preocupa a los griegos, porque dicen: “Bueno, pon que no votamos a favor de salirnos del euro y de ir a lo desconocido, votamos a favor de quedamos en el euro, pero ahora mismo tampoco sabemos muy bien qué votamos, si esta propuesta ya han dicho en Bruselas que no está sobre la mesa”.

EC – Pero mi pregunta es: ¿efectivamente el domingo está de por medio la eventual salida de Grecia del euro? ¿Se la ve así a la consulta?

BC – Está claro que está planteada: ¿aceptamos un acuerdo doloroso con los socios europeos o rompemos? Los que son partidarios del “No”, de romper, serían los que llevarían a este país a salirse de la zona euro y nadie sabe muy bien a qué más, porque está claro que la financiación que necesita Grecia no la ha encontrado ni en los mercados internacionales, ni con los chinos, ni con los rusos, ni con ningún otro país, con lo cual sería caer directamente al abismo.

ROMINA ANDRIOLI:
Estaba mirando que el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, aseguró que todavía hay margen para negociar con Grecia y que aparentemente hoy se presentaría una nueva propuesta del lado de los acreedores. Distintos líderes europeos, como la canciller alemana, Angela Merkel, o el presidente de Francia, François Hollande, han insistido con que todavía hay margen para negociar. ¿Cómo lo ves tú, qué perspectivas hay de esas nuevas propuestas que puedan surgir?

BC – Creo que hasta último momento hay margen para negociar y que este gobierno se está dando cuenta de la importancia y la responsabilidad que tiene con este referéndum. También quizás de esta forma gran parte del electorado que los votó, no siendo de izquierda sino para conseguir algo mejor -menos recortes, mejores sueldos- se dé cuenta de que actualmente es imposible que esto ocurra y prefiera seguir en la relativa seguridad del euro y de la eurozona, aunque suponga más recortes y más impuestos.

EC – De todos modos, si se vuelve a negociar, si los acreedores están dispuestos a presentar una nueva fórmula, probablemente sea más blanda que la que manejaban el viernes y Tsipras obtenga entonces alguna forma de triunfo.

BC – Bueno, no hay que olvidar que el señor Tsipras es un político inteligente y ambicioso y ha dicho que de escucharse una propuesta mejor sería el primero en pedir el voto del “Si” a los griegos, eso ya demuestra que es capaz de asumir cualquier responsabilidad si ve que la propuesta es algo mejor no se excluye la posibilidad de que el propio gobierno anime a los griegos a votar por el “Si”.

EC – Pero ahí aparece la otra dificultad que tú mencionabas, ¿se puede cambiar el texto de la consulta programada para el domingo?

BC – Nadie lo sabe, aquí el último referéndum que se hizo fue en 1974 para saber si se abolía o no la monarquía, que se abolió. Yo ahora mismo no sé decir si se puede cambiar el texto que ya está aprobado en el Parlamento sobre este referéndum. Lo que sí sé es que ahora mismo el primer ministro tiene que elegir entre satisfacer al ala más radical de su partido, que quiere salirse de la Unión Europea pensando no sabemos en qué, o al resto del país, que según los últimos sondeos -previos a la convocatoria al referéndum- más del 65 % era a favor de mantenerse en el euro. Si este político ve una oferta más favorable a Grecia creo que se la estudiará con mucho detalle.

EC – También había algunas versiones esta mañana que hablaban de la posibilidad de que el referéndum no se hiciera, que quedara por el camino.

BC – Eso es lo que pide la oposición, dice que este referéndum es una parodia y una farsa y que Tsipras está todavía a tiempo de retirar esta consulta. Yo personalmente no creo que lo haga.

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