Durante su visita a Argentina que finalizó ayer, el presidente de EEUU Barack Obama comparó la situación económica que debe enfrentar el Gobierno de Mauricio Macri con el contexto que le tocó asumir cuando llegó a la presidencia en 2008. El corresponsal de
EN PERSPECTIVA
Viernes 25.03.2016, hora 7.34
EMILIANO COTELO (EC) —Fernando Gutiérrez, buen día, ¿cómo amanecieron en Buenos Aires?
FERNANDO GUTIÉRREZ (FG) —Buen día, Emiliano, en Buenos Aires hay 15º de temperatura. Terminó la intensa visita de dos días del presidente [de EEUU] Barack Obama a Argentina.
EC —Una visita que ayer tuvo uno de sus momentos culminantes.
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BARACK OBAMA —Hoy, como respuesta a una solicitud del presidente [argentino Mauricio] Macri y para seguir ayudando a que las familias de las víctimas sepan la verdad y reciban la justicia que se merecen, puedo anunciar que el Gobierno de los EEUU desclasificarán aún más documentos de esa época, incluyendo, por primera vez, archivos militares y de inteligencia. Tenemos la responsabilidad de enfrentar el pasado con honestidad y transparencia.
MAURICIO MACRI —Es una oportunidad maravillosa para que todos los argentinos, juntos, gritemos nunca más a la violencia política, nunca más a la violencia institucional.
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EC —Así hablaban Obama y Macri en el Parque de la Memoria, donde tuvo lugar, sobre las 10.30, ese acto de recuerdo a las víctimas del terrorismo de Estado durante la dictadura, que se instaló hace exactamente 40 años.
FG —Claro, era justo la efeméride y la última actividad oficial que tenía Obama antes de tomarse un día de descanso con su familia en Bariloche. Durante la mañana, con Macri, estuvo en el Parque de la Memoria, un sitio inaugurado durante el Gobierno de Cristina [Fernández de] Kirchner para honrar a los desaparecidos en la dictadura. No habían querido participar de ese homenaje las organizaciones de derechos humanos, así que fue algo solamente gubernamental. Otra vez Obama hizo una tibia autocrítica sobre el rol que le cupo a Estados Unidos en el apoyo a las dictaduras en los años 70. La frase de Obama fue: “Sé que existen polémicas sobre las políticas de Estados Unidos en esos días oscuros, es algo que Estados Unidos está analizando y en lo que está trabajando. Las democracias deben tener el valor de reconocer cuando no se está a la altura de los ideales que defendemos, cuando hemos tardado en defender a los derechos humanos, y ese fue el caso con la Argentina de esa época”. Pero Obama, inmediatamente después de hacer ese atisbo de autocrítica, reivindicó que gracias a los diplomáticos de Estados Unidos fue que las violaciones a los derechos humanos fueron denunciadas y quedaron documentadas. Como estábamos escuchando, confirmó, a pedido de Macri, que va a desclasificar documentos secretos de la inteligencia militar que podrían ayudar a conocer el destino de desaparecido y a tener un poco más claro cómo fueron las responsabilidades en la represión estatal de aquella época.
Obama pronunció en español la consigna “Nunca más”, dijo: “Ustedes son los que harán que el pasado se recuerde y que se cumpla con la promesa del nunca más”. Macri también hizo su discurso, en el cual remarcó que la fecha era una gran oportunidad para que el país le dijera nunca más a la violencia política institucional. Hay allí algunas pequeñas sutilezas del discurso que tienen su importancia política, en Argentina se captan, quizás no tanto fuera del país. Macri no hizo la clásica condena a la dictadura, sino que habló de violencia política y de defensa de la democracia, lo que implica todo un juicio de valor respecto de que a la dictadura se llegó también por responsabilidad de las guerrillas de izquierda que actuaban en los años 70.
Esa dicotomía sobre la forma en que se evalúan los hechos a 40 años fue la tónica de la jornada. Mientras Macri hacía estas consideraciones la ex presidenta Kirchner subió, en su cuenta de Twitter, una foto de [el también ex presidente] Néstor Kirchner reunido con representantes de Madres de la Plaza de Mayo y reprodujo una carta del periodista desparecido durante la dictadura Rodolfo Walsh, que fue dirigida a los comandantes en jefe al cumplirse un año de la dictadura.
En la tarde de ayer se produjeron los actos de las organizaciones de derechos humanos y de partidos políticos de izquierda. Hubo un fuerte tono político en contra del Gobierno de Macri. Ante una multitud congregada en la Plaza de Mayo la presidente de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, leyó un documento que incluyó frases como esta: “El cambio de gobierno está significando, a diario, la vulneración de derechos. El macrismo es gobierno de la exclusión, de los derechos para pocos”, aludiendo a los despidos masivos y las situaciones de necesidad que se están produciendo como consecuencia del ajuste económico que está llevando adelante el Gobierno de Macri. Además, una de las principales consignas de la jornada, que no tenía vinculación con la efeméride, fue el reclamo por la libertad de Milagro Sala, la activista social de Jujuy que sigue detenida acusada por haber desviado dinero del Estado para su uso personal. “Es una presa política del Gobierno, al que le molesta la militancia”, dice el documento que se leyó en Plaza de Mayo.
Ese fue el tono de la jornada. Como hace tantos años, el aniversario del golpe de Estado tiene como esa doble interpretación en Argentina y no iba a ser la excepción ayer, justamente cuando estaba Obama en el país, al contrario, se notó una exacerbación sobre esa diferencia de interpretaciones.
EC —Mientras se desarrollaban esas manifestaciones en el centro de Buenos Aires, a cargo de esas organizaciones vinculadas a la defensa de los derechos humanos, el presidente Obama, acompañado por Macri, recorría Bariloche. Allí terminó su visita a Argentina, ya en plan esparcimiento.
FG —Claro, allí hizo el clásico recorrido que hacen los turistas cuando van a Bariloche, salvo porque no todos los turistas se quedan en el famoso hotel Llao Llao, con esa magnífica vista al lago Nahuel Huapi, pero sí subió al barquito que navega el lago y lo lleva hasta Puerto Blest, uno de los paseos clásicos que suelen hacer los turistas argentinos en esa ciudad patagónica. Se quedó hasta alrededor de las 21.00, cuando Macri lo despidió, y después hizo el vuelo hasta Ezeiza donde, a la medianoche, se embarcó en el Air Force One, el avión presidencial, que lo llevó de regreso para Washington.
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“Se escuchan los motores, se observan las luces a la distancia y comienza a transitar la carrera el Air Force One, que por mucho tiempo seguramente no volverá a Argentina. El 747 de Obama se está despidiendo en estos momentos carreteando por la pista 1129 del Aeropuerto Internacional de Ezeiza siendo exactamente las 00.12”.
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EC —¿Un par de consideraciones generales a propósito de lo que deja la presencia de Obama en Argentina?
FG —Bueno, para Macri es, sin dudas, un gran espaldarazo político. La visita a Argentina era algo que Obama tenía como una de sus asignaturas pendientes y que venía postergando por esa relación tensa que caracterizó todo el Gobierno de Kirchner por la persistencia del conflicto irresuelto con los llamados fondos buitre. Era algo que Obama sintió que se debía para terminar de normalizar las relaciones con Argentina. Pero aun así sorprendió el tono de apoyo político al Gobierno de Macri, eso de haberse declarado impresionado por las reformas económicas que hizo el Gobierno en sus primeros 100 días. Fue casi como un sello de calidad, como un fuerte respaldo para el ajuste que está realizando el Gobierno macrista y que en este momento está en la peor parte del costo político. Lo que hizo Obama fue una especie de analogía entre lo que fue su propio inicio de gestión, cuando había recibido aquella gran crisis motivada por la burbuja hipotecaria en el año 2008, y la situación actual de Macri, en la cual recibe el Gobierno de manos de Kirchner con su impronta de fuerte déficit fiscal, inflación galopante y una situación irresuelta en la deuda. La verdad es que fue un poco más lejos de lo que todo el mundo pensó que iba a ir al plantear esa comparación, esa analogía, entre los dos Gobiernos.
Macri aprovechó, por supuesto, la situación, siguiéndole el juego y dijo: Bueno, el Gobierno de Obama, después de ese comienzo difícil, lleva 72 meses continuos de crecimiento y creación de empleo. Con eso dio a entender que era el precio inicial a pagar este comienzo de ajuste algo recesivo para después retomar el camino de crecimiento.
Fue una manera, además, de marcar un poco la cancha, en términos futboleros, a la oposición política, peronista, que tiene mayoría en el Congreso y que ahora está convocada para darle su respaldo a algunas de las iniciativas complicadas que tiene Macri en el Congreso. Sin ir más lejos, el miércoles el Senado va a tener que ratificar el aval al acuerdo con los fondos buitres. Para el peronismo en la oposición ya era difícil argumentar una oposición total a las políticas de Macri y va a ser un poco más complicado ahora que ha recibido ese apoyo tan explícito de parte del presidente de EEUU.
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Transcripción: Andrea Martínez
Foto en Home Mauricio Macri y Barack Obama ingresan a la Casa Rosada en Buenos Aires, miércoles 23 de marzo de 2016. Crédito: Presidencia de Argentina.