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En nuestro espacio de Disrupción, Tecnología e Innovación conversamos sobre “Arenas de vidrio”, un innovador emprendimiento que busca darle una segunda oportunidad a este material y para eso, utilizan envases desechados para convertirlos en arena que sirve para sustituir filtros de agua, fabricar baldosas e incluso, arreglar el asfalto de las calles.
Este proyecto ha contado con el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), de “Latitud” la Fundación de LATU y ha sido premiado por el Ministerio de Ambiente.
Para conocer más sobre este proyecto, Gabriela Pintos conversó con Ana Paula Demaría, su impulsora.
Cada uruguayo consume y descarta alrededor de 7kgs de vidrio de envases por año.
Uruguay es un país de pequeña escala y sin una industria activa, el vidrio que se acumula a partir de envases desechados es uno de los materiales que enfrenta mayores desafíos a la hora de pensar en su valorización, y tienen como principal destino los sitios de disposición final.
El vidrio es un material inerte, en cuya fabricación se utiliza fundamentalmente arena silícea, extraída de cursos naturales de ríos y arroyos. Tarda hasta 4000 años en degradarse en nuestro ambiente y es un material noble infinitamente reciclable.
“Arenas de vidrio”, es un innovador emprendimiento que busca darle una segunda oportunidad a este material y para eso, utilizan envases desechados para convertirlos en arena que sirve para sustituir filtros de agua, fabricar baldosas e incluso, arreglar el asfalto de las calles.
Pensado en clave de economía circular, este proyecto busca generar un subproducto de triple impacto (ambiental, económico y social) para mitigar la extracción de un recurso natural limitado, como es la arena.
¿Cómo surgió esta idea? ¿Qué potencial tiene? ¿Cuál ha sido la respuesta de las empresas a esta iniciativa? ¿Qué lugar ocupa el vidrio en la economía uruguaya?
