
Foto: AFP
En Brasil, la megaoperación policial más mortal que tuvo lugar en Río de Janeiro dejó como saldo al menos 119 fallecidos. El presidente Lula Da Silva pidió un trabajo coordinado para evitar poner a inocentes en riesgo.
El megaoperativo, que se produjo una semana antes de que Brasil acoja la COP30 en la ciudad amazónica de Belém, tenía como objetivo debilitar el Comando Vermelho, el principal grupo criminal de Rio que opera en las favelas.
Las autoridades anunciaron un último balance de esta operación contra el narcotráfico que dejó escenas de guerra en Rio el martes: 119 muertos, de los cuales 115 sospechosos y cuatro policías.
Luego de mantenerse en silencio, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se pronunció en sus redes.
"No podemos aceptar que el crimen organizado continúe destruyendo familias, oprimiendo vecinos y esparciendo drogas y violencia por las ciudades", afirmó Lula. En ese marco, llamó a “un trabajo coordinado que alcance a la columna vertebral del tráfico sin poner a policías, niños y familias inocentes en riesgo".

La operación fue un "éxito", dijo a la prensa el gobernador conservador Cláudio Castro, defendiendo que las únicas víctimas fueron los cuatro policías muertos.
El ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, viajó a Rio y cerró filas con Castro, con quien se ofreció a "cooperar" para "superar lo más rápidamente esta crisis de seguridad".
Por su parte, el juez de la corte suprema de Brasil Alexandre de Moraes pidió explicaciones sobre la actuación policial al gobernador y lo convocó a una audiencia el próximo lunes.
Emiliano Cotelo y Romina Andrioli conversaron con el periodista Marcelo Aguilar, nuestro corresponsal desde Brasil.










