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Presentan: Fundación Telefónica Movistar y Lenovo
Hay cosas que se repiten cada año en esta época. Las frases “diciembre es complicado” y “si no te veo, felices fiestas”. El turrón, el pan dulce, el vitel toné.
La discusión sobre si pirotecnia sí o pirotecnia no.
Habrá gente que siempre quiera show de luces, sobre todo en Navidad y Fin de Año pero también en recibimientos de hinchadas de fútbol, como broche de oro de conciertos multitudinarios, y en otros eventos celebratorios.
Nadie puede negar que se ven muy bien en todas esas instancias.
Pero, claro, para que los fuegos artificiales exploten se requiere pólvora, y la pólvora hace ruido. A veces mucho.
Ya sabemos: los estruendos afectan particularmente a personas en el espectro autista, que en muchos casos tienen exacerbada la percepción sensorial, y también a las mascotas. Hay variedad de historias de perros escapados y perdidos por el miedo.
¿Qué opciones hay, entonces, para shows de luces que no provoquen la misma distorsión, y que dejen contentos a unos y otros?
¿Existe tal cosa?
En los últimos años, los espectáculos con drones han ido ocupando ese lugar, en formas cada vez más espectaculares. Esta Navidad, la compañía estadounidense Sky Elements rompió su 12º récord Guinness con un show en la ciudad de North Richland Hills, Texas: volaron 2.500 drones al mismo tiempo y con ellos contaron una historia de media hora de duración en el cielo nocturno, el récord para la animación con drones más larga.
¿Cómo se hacen estos shows? ¿Puede este ser un futuro cercano también en nuestro país?
En nuestro espacio de Disrupción, Tecnología e Innovación, conversamos En Perspectiva con Miguel Remuñan, presidente de la Asociación Uruguaya de Drones.