
El gobierno francés busca una mejora en la calidad del sueño de sus ciudadanos por medio de la promoción de la siesta en empresas y escuelas. Conversamos En Perspectiva con la doctora en Ciencias Biológicas Valentina Paz, que forma parte del Grupo de Investigación en Cronobiología de la Universidad de la República y que hizo un estudio sobre los beneficios que tiene la siesta para nuestra vida, nuestra salud y como prevención del envejecimiento cerebral.
De niños, la siesta es casi un castigo, un tiempo robado al juego. Ya de adultos, la concepción no cambia tanto: muchas veces pensamos que dormir es sinónimo de desaprovechar el tiempo, que las siestas son para los perezosos y que solo son productivos quienes duermen poco y hacen mucho. Pero, ¿y si le hiciéramos un buen marketing a la siesta? ¿Y si la viéramos como una aliada para nuestra salud y productividad?
Resulta que no es una idea descabellada. En busca de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, el gobierno francés decidió estimular la siesta breve en empresas y escuelas.
La iniciativa no es menor si consideramos que, en Uruguay, según las últimas cifras del Ministerio de Salud Pública, el 43% de las personas tienen trastornos de sueño.
"Sueño: la necesidad básica más subestimada". Así describía hace unos años un folleto del Hospital de Clínicas, una actividad que invitaba a adquirir buenos hábitos de descanso para cuidar nuestra salud.
Por eso, hablamos del sueño, de su importancia y de lo beneficiosas que son las siestas. Esa costumbre que muchos uruguayos todavía asociamos a las abuelas, a pueblos chicos del interior del país, pero que la ciencia defiende cada vez más como una excelente idea para estar mejor.










