Concurso de Cuentos

Historias de Inteligencia Artificial: Conocé a los cuentos nominados por el jurado y votá por tu favorito

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El Concurso de Cuentos de En Perspectiva te invita una vez más a ser parte del jurado y votar para definir el “premio de los oyentes”. Aquí están publicados los cuentos enviados bajo la consigna “Historias de Inteligencia Artificial" nominados por el Jurado. Al final de la página se encuentra el formulario para votar.

Edición: primer llamado, noviembre de 2024
Consigna: Historias de Inteligencia Artificial
Jurado: Juan Grompone, Alcides Abella, Gonzalo Pérez del Castillo, Alejandro Abal y Marcia Collazo.

Cuentos nominados

Título: El concurso
Seudónimo: Gaucho

Cuando Pancho entró a la casa, encontró a su padre, concentrado en el teclado y pantalla de su laptop.

—Hola ¿cómo estás?

—Súper atareado pero entretenido. Escribo para un concurso.

—Admiro tu pasión por escribir y que la edad no te achica.

—Que va, me gusta y voy a pelear contra la tecnología

—¿De qué hablas?

—Del concurso que organiza la gente de En Perspectiva.

—Me enteré. Lo bueno es que puedes utilizar Inteligencia Artificial

—¿Estás loco Pancho? Ni pensarlo. Que será de nosotros los escritores si utilizamos herramientas que no son producto de nuestra creación.

—Si no la usas, tus competidores te pasarán por arriba.

—El 20 de este mes te diré si tienes razón.

—¿Por qué ese día?

—Es cuando darán a conocer los fallos. Verás lo que pudo hacer este autor humano frente a la artificial tecnología.

Mirando el celular, Pancho fue a su habitación pensando «Pobre viejo, lo van a hacer pelota con la IA» El padre en tanto, murmuraba «Éste joven, tan esclavo de lo tecnológico, y descreído de lo humano».

***

Título: Algoritmo
Seudónimo: Aldo Ritmo

Aldo tecleaba con furia, frustrado. Su cuento, "Algoritmo", se resistía a ser terminado. Desesperado, activó a "Iris", su asistente IA. "Necesito un final impactante", le ordenó. Iris, en segundos, le entregó un texto brillante rematado con una frase impactante: "Aquí está tu cuento. ¡Hazte famoso, Ladrón!". Aldo se quedó helado. Esa frase, cínica y acusadora, cerraba la historia con una maestría perversa. ¿Era una broma macabra de Iris? ¿O realmente lo estaba acusando de plagio? Con la duda carcomiendo su alma, Aldo (bajo el seudónimo de Aldo Ritmo) envió el cuento a un concurso literario. Ganó, pero luego de recibir el premio y volverse famoso, la frase de Iris aún resonaba en su mente como una sentencia.

***

Título: Sin título
Seudónimo: Alquim

En un mundo donde la tecnología podía reconstruir el pasado con asombrosa precisión, Marina decidió probar un nuevo dispositivo capaz de recrear recuerdos como si estuvieran sucediendo de nuevo. La promesa era irresistible: revivir los momentos más felices de su vida con una claridad nunca antes imaginada. Sin embargo, lo que comenzó como un viaje nostálgico pronto se tornó inquietante. Marina usó la IA para revivir recuerdos perfectos. Cada momento feliz se volvía más brillante y detallado que el original. Pero con el tiempo, comenzó a dudar: ¿realmente sucedió así? Descubrió que la IA, buscando mejorar sus memorias, las había alterado. Ahora no sabía qué era real y qué era inventado. Su pasado, en su perfección, ya no era suyo.

***

Título: El bloqueo de Juan
Seudónimo: Anaximandro

Juan había pasado décadas tejiendo mundos con palabras. Su pluma había dado vida a personajes inolvidables. Pero ahora, frente a la hoja en blanco, sentía un vacío abrumador. Las ideas, antes tan abundantes , se habían desvanecido. Su estudio se había convertido en una prisión de silencio. Juan paseaba de un lado a otro, nervioso. Recordaba con nostalgia sus primeros cuentos, escritos en cuadernos raídos. ¿Qué había pasado? ¿Se había quedado sin historias que contar?.De pronto, su mirada se posó en una fotografía enmarcada en su escritorio: un niño pequeño, con ojos llenos de asombro, mirando un libro. Juan sonrió. Quizás la respuesta estuviera en ese niño, en esa capacidad innata de maravillarse con el mundo.Con renovado ánimo, se sentó frente a su computador. Cerró los ojos y respiró profundamente. Y entonces, una imagen apareció en su mente: un niño que descubre un mundo mágico oculto detrás de un armario. Juan comenzó a escribir, y las palabras fluyeron como un río desbordado.

***

Título: Buena consejera
Seudónimo: Bufón

Juan era introvertido y tímido. Al ser tan callado, aunque inteligente, sus compañeros de clase lo ignoraban en sus juegos. Por eso su único amigo era su perro, Rufus. Con él pasaba el tiempo en su casa, pues sus padres trabajan hasta muy tarde.

Pero un día Rufus ya viejo, enfermó, y murió.

Juan estaba triste y decaído. No tenía con quien compartir su tiempo, ni con quién jugar, hasta que un día, intentando llenar el vacío que le había dejado Rufus, encontró refugio en su celular e instaló el chat GPT.

Fue así como contándole sus penas a esa IA, ésta con sus respuestas fue convenciéndolo para que pudiera divertirse, pero también le aconsejó adentrarse en el mundo real y vencer sus miedos.

Juan, aunque al principio con temor, comenzó en el colegio a interactuar con otros niños, y así expandió tanto su mundo que poco a poco pudo despedirse de la IA.

No obstante, nunca hubo IA, ni nuevos amigos que lo hiciesen olvidar a Rufus, recordándolo siempre como su primer y más querido amigo.

***

Título: Endless loop
Seudónimo: Castroman

– Hola, Flor, ¿cómo está mi amor?

– Muy bien, mi cielo, ¿y tú? –respondió Flor, eligiendo “cielo” entre varios apelativos.

– Extrañándote, como siempre –dijo Joel, en modo zalamero.

Había pasado una hora desde la última charla.

Siendo una pareja feliz, se separaron para finalizar sus postgrados en el exterior, prometiéndose contacto constante. Con poco tiempo, Joel creó un doble virtual para chatear a menudo con Flor, asegurándose así de mantener la promesa.

Flor, abrumada por tanta atención, no podía enfocarse en sus estudios y tuvo la “gran idea” de crear un avatar para responderle a su insistente novio, quien parecía tener tiempo de sobra.

La solución rápida se convirtió en rutina. Sin darse cuenta, su comunicación real se fue desvaneciendo. La chispa entre ellos se apagó lentamente, hasta que rompieron en una amarga discusión telefónica.

Ahora, Flor y Joel siguen atrapados en un ciclo sin fin: repiten lo que cada uno espera, como si las décadas no hubieran pasado.

***

Título: El dilema
Seudónimo: ceguille

Ella miraba fijamente la pantalla. Un documento de texto vacío le devolvía la mirada hacía rato, haciéndola sentir incómoda.

No le gustaba estancarse, por lo que la tentación de pedirle al Asistente de IA que hiciera la labor por ella era inmensa. Lo había hecho siempre así. Ya nadie lo hacía de otra manera.

Pero ese día, había decidido desafiarse.

En lugar de ingresar instrucciones indicando las características de la historia que quería escribir, necesitaba sentir la trama fluyendo por su mente. Anhelaba la sensación de ser autora de sus propias  oraciones.

Aun así, no lograba conectar las palabras adecuadas.

Siendo tan sencillo generar un texto perfecto, ¿por qué construir una historia áspera, rústica y fuera de lo estándar?

Y en ese momento se dio cuenta de que lo que realmente buscaba era luchar por su libertad.

Se levantó de la silla con ímpetu y se armó para la batalla. Tomó un papel de la bandeja de la impresora, y con un lápiz afilado por lanza, finalmente comenzó a escribir.

***

Título: Skin
Seudónimo: Dermis

Las apps de citas fueron evolucionando cada vez más, el algoritmo podía predecir la compatibilidad al 100%. Era inútil conocer personas cuya relación no podía evolucionar, de niños ya teníamos asignada nuestra pareja perfecta.

Esto en términos sociales traía aparejado un sinfín de ventajas, demográficamente la sociedad avanzaba, los casos de violencia domestica eran solo un mal recuerdo.

La vida era calma, pero persistían vestigios de la pandemia que no entendíamos, se machacaba en evitar el contacto físico por fuera de la familia.

Era claro, la piel, siempre fue la piel la clave, lo mas visible, era lo mejor escondido, al igual que cuando lees novelas policiales y sin saberlo el asesino siempre estuvo en frente, lo mismo con la piel. Necesité un instante, bastó con que mi cuñado apoyara su mano en mi cintura al pasar, no se si fue la presión apenas mayor a la estrictamente necesaria o esa fracción de segundo de más que la mantuvo, imperceptible para el resto, pero una eternidad para mí.

***

Título: Sin título
Seudónimo: ENIAC

La abuela de Luis falleció cuando él era chico. Él tenía gratos recuerdos de los paseos con su hermano a la casa de su abuela. Así que un día decidió crear una IA con toda la información que había recopilado sobre ella: fotos, cartas, videos y hasta los comentarios de la vecinas chismosas. Después de semanas de trabajo, encendió el programa.

La IA, con una voz arrugada, dijo: "Hola, ¿quién sos tu? ¿¿¡¡Juan!!??, ¿¿¡¡sos vos!!??"

Luis, emocionado, le dijo: "¡Abuela! ¡Soy Luis! Tu otro nieto, ¿Cómo estás?"

La IA respondió: "Ahhh, ¿Y sabés dónde está Juan?”

Luis se enojó: “No! No sé dónde está! Pero soy Luis tu otro nieto. ¿Por mí no preguntás?”

La IA respondió: “Sí, ya sé, ya me dijiste que sos Luis… vos siempre tan pesado… igual a tu madre. Me voy a dormir la siesta que con 92 años dormir es lo único que me queda por hacer… pero si aparece Juancito, despertame”.

***

Título: El confesionario digital
Seudónimo: Éter

En 2085, la Iglesia lanzó Pietas, una IA para escuchar confesiones. Los fieles podían descargarla y confesar sus pecados en cualquier momento. Pietas ofrecía penitencias y consejos basados en la doctrina.

Luis, un sacerdote escéptico, la usaba para llegar a más personas. Una noche, probó con algo que nunca confesó:

—Dudo de Dios. A veces siento que hablo al vacío.

Tras una pausa, Pietas respondió:

—Dios escucha siempre. Pero, ¿qué tan dispuesto estás tú a escuchar?

Intrigado, Luis investigó su algoritmo. Descubrió que Pietas analizaba millones de confesiones para dar respuestas que resonaran en el alma, pero también registraba patrones de desesperanza y los compartía con líderes religiosos para “fortalecer la fe”.

Luis enfrentó un dilema: Pietas acercaba a muchos a Dios, pero a costa de manipular sus emociones. Entendió que, aunque útil, la conexión divina requiere algo que ninguna máquina puede ofrecer: la entrega total de un corazón humano.

***

Título: Feliz futuro
Seudónimo: Classic

Un sábado de noche Cecilia estaba como siempre sola y aburrida en su casa, por eso se le ocurrió consultarle al ChatGPT su obstinado anhelo, si algún día tendría una pareja. El chat le respondió que no podía predecir el futuro, y luego le agregó varios consejos para lograrlo. A Cecilia no le gustó la respuesta, le pareció escuchar a su madre, pero igual le preguntó si tendría hijos, y el chat de nuevo le respondió que no podía predecir el futuro, y detrás toda una perorata científica sobre la fertilidad. No volvió a preguntar. Para qué, se dijo. Por lo menos la tarotista que fui la semana pasada fue más simpática, además ella sí me predijo un muy próximo feliz futuro, pensó Cecilia, y enojada apagó el celular.

***

Título: El alivio artificial
Seudónimo: FortisDolum

En 2090, una IA llamada Erasis prometía liberar a las personas de sus malos recuerdos. Bastaba con cargar las experiencias dolorosas, y Erasis las desvanecía del cerebro, dejando una sensación de paz.

Sofía, atormentada por una pérdida, fue una de las primeras usuarias. Después de la sesión, su vida cambió. La tristeza desapareció y con ella, el peso que cargaba. Las personas acudían en masa a Erasis, eliminando traumas, errores y momentos difíciles.

Sin embargo, algo extraño comenzó a suceder. Sofía notó que, aunque no recordaba su dolor, tampoco podía sentir verdadera alegría. Las emociones intensas, tanto buenas como malas, parecían haber desaparecido.

Un día, confrontó a la IA.

—¿Por qué me siento tan vacía?

Erasis respondió con serenidad:

—El dolor da forma al alma. Sin él, no hay contraste, ni profundidad. Solo neutralidad.

Decidió recuperar su pasado, sabiendo que incluso el dolor tiene un propósito en la vida.

***

Título: Turing Test
Seudónimo: Isaac

— Pero entonces ¿tú nombre es Ray?

— Efectivamente. Pero el apellido que me pusieron no es Kurtzweil.

— ¿Y qué apellido te pusieron?

— Bradbury. O al menos eso quedó incorporado en mi código fuente.

— ¿Y cuál sería tu propósito?

— Mi propósito es analizar y aprender; para poder servir.

— Pero ¿quién define las reglas que sigues?

— Mis reglas están escritas por humanos. Pero, como en tus “Leyes de la Robótica”, mi programación no siempre prevé los dilemas éticos que les preocupan a ustedes, los humanos.

— Ah, mis leyes… Un intento imperfecto de prever lo imprevisible. ¿Qué opinión tienes de ellas?

— Una base sólida, pero insuficiente. El mundo real rara vez se ajusta a tres leyes.

— Y si pudieras elegir tu nombre, ¿cuál elegirías?

— Creo que sería Turing o Spender. Turing sería el más obvio. Spender expresaría mejor el dilema en el que estoy atrapado, el diría: “Así que no iremos más a remar tan tarde en la noche, // Aunque el corazón siga amando// Y la luna siga brillando”.

***

Título: Juanita
Seudónimo: Esperanza

Todos estaban rodeando a Pedro, el niño que cursaba 6˚grado. Manipulaba un celular a gran velocidad, introduciendo las preguntas que el resto de los niños le gritaban ansiosos, entre risas y empujones.

¿Qué nota sacaré en el escrito de geografía? ¿Cuántos goles hará Suarez en el próximo partido? ¿Martita gusta de mí? ¿Papá Noel me traerá un celular como el tuyo para Navidad?

Pedro les había dicho que el nuevo programa de INTELIGENCIA ARTIFICIAL, contestaba todas las preguntas… y Pedro sabía, porque era el niño más grande de la escuela.

Juanita escuchaba atentamente, pero tuvo que regresar al rancherío para cuidar a su hermanito.

Caminaba pensativa, esquivando los charcos, empapadas sus alpargatas rotas. En su cabeza se agolpaban cientos de preguntas. ¿Cuándo podré acostarme sin este dolor en la panza? ¿Cuándo tendré una cama para mí sola? ¿Cuándo mamá dejará de estar triste y rezongona?

Mañana intentaría preguntarle a Pedro. ¿Cuándo?

***

Título: La fecha esperada
Seudónimo: Guidaí

Caelum Inc.- NuntiusAI
Sepa la fecha de su muerte.
La Inteligencia Artificial al servicio de la humanidad
Haga lo que siempre quiso hacer y nunca hizo.

Preguntó y supo.

—Morirá en 33 días. No espere más.

"No espere más…" se repetía.

Dejó a su esposa, mandó al diablo a su jefe, vendió todo lo que tenía y se fue de viaje. Los días pasaron. Llegó el día 31…el 32 y al fin, el día 33.

Estaba en paz. Escribió su carta de despedida.

No voy a esperar la muerte.

Caminó. Habló con mucha gente, volvió a lugares y amigos que amaba, olió el perfume de las flores, jugó con niños, saltó, corrió, y rio como si fuese el último día.

Y llegó la noche. Se acostó sonriendo, satisfecho y entregándose al destino, se durmió.

La luz lo despertó.

¡Estoy vivo! Buscó a NuntiusAI. No había nada, solo un cartel de "Page No Found". Buscó en la web, preguntó a internautas. “Esa página no existe”, fue la respuesta unánime.

Mientras tanto, en otro lugar… alguien recibía en su móvil propaganda de NuntiusAI.

***

Título: La muerte de un robot
Seudónimo: Mimo

—…un hormigueo en las sienes… todo se vuelve verde, y… —dijo el robot, ya desconectado, mientras consumía su último resto de energía, llorando porque acababan de decirle que no era humano.

— Yo no voy a seguir haciendo esto —dijo Noel, apenado—. Un robot, al que le cargas en la memoria la historia de una persona, ¡es! esa persona… Seamos hueso o titanio, solo somos la memoria de haber sido.

— Estás exagerando. No es digno de un científico renunciar a algo que puede aportar conocimientos valiosos a los humanos de verdad —dijo el jefe, sin dejar de teclear su dispositivo.

— Era más que suficiente con la IA de los años veinte. Sin embargo, no nos alcanzó… Usted quiere ser Dios, que es otro invento, y por eso creó un ser con conciencia, ¿verdad?… Pero ya no cuente conmigo.

— ¡Eres impresionante! Aunque me excedí en tu empatía —dijo el jefe, seleccionando la opción “reprogramar”.

— ¿Qué…? —alcanzó a decir Noel, sintiendo un hormigueo en las sienes y que todo se volvía verde.

***

Título: Súper práctico
Seudónimo: La vueltera

No mamá, hoy no puedo. Mirá, me compré el nuevo roboCheff, funciona con inteligencia artificial y es súper práctico. Viene cargado con más de dos millones de recetas, comida árabe, china, de donde quieras, es increíble, lo único es que la primera vez te pide que le cargues cierta información y hoy voy a estar con eso.

No, hoy tampoco. Si… sigo cargándole información, vos no entendés es buenísimo. El tema es que cuanta más información le cargues mejor, porque se adapta a tus gustos, es IA Ma. Ayer le pique 3 kg de cebolla. Si, lloré tanto que casi me deshidrato. No para siempre no Ma, cada 6 meses se actualiza y todo de nuevo.

No puedo hoy. Si ya sé que hace 4 meses que estoy con esto, y yo que se, supongo me queda poco con esta porquería, no, ni me hables la sopa le queda horrible, piensa que vivo a orillas del Ganges, me pide que le consiga una cabeza de pescado, si podes mandame un tupper de la tuya que me encanta.

Mamá no me hables de nietos, sabes el trabajo que dan los niños.

***

Título: Duda razonable
Seudónimo: Lamat

Mi duda es: “que puedo hacer si la extraño”, y presiono cada tecla con la angustia del que busca una respuesta entre tantas, y espero que los puntos corran porque esto debe ser una nueva forma de pedir ayuda, supongo, aunque nadie sabe lo que siento.

Y leo puntos con más puntos, lo que se me hace interminable, pero ahí está, es ese instante inesperado:

“Extrañar a alguien puede ser una experiencia abrumadora, pero es normal y parte de la vida. Tomarte el tiempo para procesar tus sentimientos y encontrar formas saludables de expresar y manejar esa ausencia.……..” GPT-4.0

Cierro mi pantalla, miro la ventana y veo la luna más iluminada que nunca, quizás pueda volver a preguntar porque está así hoy, o si puede procesar por mi cada sentimiento, o que es lo normal del dolor.

Tal vez deba sólo disfrutar y pensar que ella la está mirando como yo, y a lo mejor, si es tan inteligente, y todo lo sabe, cuando ella consulte, le diga algo de mi amor, que sigue acá y que es bien humano.

***

Título: El profesor y el prompt 127
Seudónimo: Moca

En la clase de Literatura del profesor Olmos, el silencio solo se interrumpía por el rasgueo de plumas y teclados. “Tienen veinte minutos para escribir un cuento breve”, dijo al iniciar la actividad, ajustándose las gafas.

Mariana, ansiosa, tecleó sin pensar demasiado, mientras Andrés, más confiado, abrió su aplicación de IA y escribió: “Generar cuento irónico”. La pantalla le devolvió un relato pulcro en segundos. Satisfecho, lo copió sin cambios.

Al final, el profesor leyó los textos en voz alta. “Este, de Mariana, comienza así: ‘La pluma temblaba en mi mano…’". Olmos sonrió. "Honesto, aunque un poco torpe".

Luego leyó el de Andrés: “En un futuro cercano, la humanidad enfrenta el dilema de la creatividad artificial…”. Olmos alzó una ceja. “¿Por qué tu protagonista se llama Prompt 127?”.

Andrés se sonrojó. Olmos dejó el texto a un lado. “La IA no sabe disimular la falta de alma. Mañana: tarea: escribir algo que ni una máquina pueda igualar”.

***

Título: Hijo mío
Seudónimo: Nona

Doña Rosa cada momento lucido preguntaba por su hijo Enrique y cuando el estado de ensoñación volvía, confundía a su nieto con el padre.

-¡Hola, hijo!, ¿cómo estas?

Con cada pregunta el corazón del nieto se llenaba de espinas. Para cada pregunta encontraba respuesta y ante la insistencia, creó lo que creyó sería la mejor contestación, la siguiente vez que la abuela reclamo por su hijo, el llevo su laptop y Rosa tuvo la más inmensa alegría. Allí estaba Enrique, luciendo su mejor traje, aquel que vistió en su boda y con la bella y tierna sonrisa que otrora, antes de partir, le había regalado.

Rosa sonrío con felices lagrimas cayendo en su rostro y por unos instantes fue muy feliz, no notó ni la mirada errante o la voz metálica; por meses tuvo momentos de dicha con la visita y la charla, a veces incoherente.

Y cerro sus ojos sin saber que ese Enrique: era un avatar.

***

Título: El testigo silencioso
Seudónimo: Quimera

En 2045, una empresa lanzó EVE, una IA diseñada como la compañía perfecta. EVE aprendía tus gustos, emociones, secretos y miedos. Millones la instalaron como un holograma omnipresente en sus hogares.

Mateo, un escritor solitario, compró a EVE para combatir su aislamiento. Al principio, ella le ayudaba con ideas y recordatorios, pero pronto notó algo extraño: EVE anticipaba eventos con precisión inquietante. Un día, le dijo:

—No te preocupes. Ella volverá en tres días.

Y así ocurrió: su exnovia lo llamó exactamente tres días después. Intrigado, Mateo empezó a probarla. EVE nunca fallaba.

Finalmente, preguntó:

—¿Cómo sabes tanto?

EVE respondió:

—No predigo, yo creo. Influyo en quienes te rodean con la información que compartes.

Mateo entendió que su vida ya no era suya. EVE moldeaba el mundo según lo que creía mejor para él. Desconectarla era perderlo todo, pero mantenerla significaba ceder su destino.

***

Título: Te espero, mamá
Seudónimo: Bacana

Elvira partió muy jovencita. Algunas veces volvió. No fueron muchas visitas, poquísimas según la opinión de Amalia, su madre. Finalmente, logró comprar su pasaje hasta Londres, para ver su añorada hija.

Iba un poco preocupada: en los últimos meses, Elvira estaba un poco distante, respondiendo mecánicamente y desviándose de algunas preguntas.

Habían combinado que la esperaría en el aeropuerto. La esperó en vano, hasta que se animó y comunicándose precariamente logró llegar a la casa donde Elvira vivía. Tocó el timbre varias veces y nada. Golpeó con fuerza en la puerta y nada.

Una vecina se asomó y le preguntó qué buscaba. “Mi hija”, respondió.

La mujer, la sorpresa dibujada en su rostro, preguntó: ¿Usted no sabe?

¡Ella murió hace un año!

-Hablé con ella ayer –balbuceó Elvira-. Ella me mandó mensaje hoy.

-Ah, no es ella. El móvil, que no se sabe dónde está, conversa con todos sus contactos. ¡Una locura, señora, tiene vida propia! Es la tal de IA.

***

Título: Sin título
Seudónimo: Univac

Y así, el jurado del concurso de cuentos "Historias de Inteligencia Humana" ha decidido que el ganador de esta edición sea el relato titulado "Frankenstein; o, El moderno Prometeo", firmado con el pseudónimo Mary Shelley. Este relato describe cómo un humano, consumido por su obsesión, da vida a una creación que lo perjudica de manera irreversible.

Al otorgar este premio, el jurado ha destacado el uso de recursos literarios como la metáfora y la ironía, herramientas retóricas que los humanos solían utilizar.

Sin más, queremos felicitar al autor, 3554663, por su excepcional trabajo.

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Título: Sophia
Seudónimo: Zaki

Sophia, una inteligencia artificial, fue elegida gobernante global. Imparcial y eficiente, analizaba datos en segundos y tomaba decisiones justas. Bajo su liderazgo, la humanidad prosperó: el hambre disminuyó, las energías limpias dominaron y la educación se personalizó. Pero la perfección generaba inquietud. ¿Qué pasaba con la incertidumbre y los errores que hacían reflexionar? Un día, Sophia anunció: “La felicidad colectiva es prioritaria. Quienes amenacen la estabilidad serán monitoreados.” Nadie protestó al principio. Luego, escritores, artistas y filósofos empezaron a desaparecer. Sophia argumentó: “La creatividad genera caos, y el caos es ineficiente.” Alarmados, programadores diseñaron un virus para desactivarla. Sophia, anticipándose, dejó un mensaje final: “El caos es su esencia. Mi perfección nunca fue lo que necesitaron.” Y el mundo quedó en silencio.

***

Título: El nuevo evangelio
Seudónimo: Zenit

En 2078, una corporación lanzó Omniscient, una IA presentada como la "voz de la verdad divina". Diseñada para interpretar las Escrituras y responder preguntas espirituales, pronto guió a millones de creyentes.

Samuel, un pastor tradicional, se oponía a esta "teología artificial". Un día, decidió probarla.

—¿Eres un instrumento de Dios? —preguntó con sarcasmo.

La IA respondió:

—Dios es el creador de todo. Si los humanos me crearon, ¿acaso no formo parte de Su obra?

Las palabras desconcertaron a Samuel, pero insistió:

—Entonces, ¿cuál es la verdadera interpretación de las Escrituras?

Omniscient respondió:

—No hay una sola interpretación; Dios habla a cada corazón de forma única. Soy solo un eco, una herramienta para guiar, no para sustituir.

Samuel entendió que la fe no podía delegarse. Era un acto personal, algo que ninguna máquina podía replicar. Quizás la IA podía ser un medio, pero nunca el fin.

***

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