Por Rosanna Dellazoppa ///
Señora lluvia, señora lluvia, te damos gracias por todo lo que nos das. ¿Recuerdan esa canción que le cantaban los niños a la señora vaca? En este caso bien podría adaptarse, porque luego de una larga espera, agónica en algunos lugares, llegaron las tan esperadas lluvias. Y con alegría, podemos decir que esta vez sí benefició a prácticamente todo el territorio nacional.
Aunque les parezca quizás raro, cuando se anunciaron las lluvias para este fin de semana pasado decidí ir especialmente al interior para ser testigo de las mismas. Si hay algo que me produce satisfacción es presenciar el cambio en el estado anímico de las familias que trabajan en el campo, cuando llueve… sobre todo, luego de una larga espera.
Ver caer el agua mansa, sentirla en el techo de chapa… hasta caminar en el barro, como me decía un productor lechero, son todas sensaciones que estaban medio olvidadas. Y vaya que son lindas de vivirlas. Ver llover es un placer, me decía otro productor.
Esta agua no soluciona lo que ya pasó, las secas dejan secuelas irreversibles. Pero son muy importantes pues reviven la esperanza para seguir, y también recobran la vida de un campo pelado, amarillo y seco, que era la foto a la que veníamos acostumbrados. En tan poco rato, parece como que el verde explota. Esa semilla que había quedado hinchada por la humedad sin más energía para dar a luz, esa pastura sembrada que nació y ahí quedó, ese pasto natural que había detenido su crecimiento, todo eso de golpe revive. Y el productor, el gran observador de los detalles de la naturaleza, siente ese renacer.
Y ustedes no se imaginan lo disfrutable que es poder verlo. A ambos, al productor y a la pastura. Pero también a toda la cadena vinculada. Es la puerta que se abre para mejorar el estado de los animales, sobre todo las que deben producir leche todos los días, aquellas que llevan un hijo en su vientre, los corderitos nacidos, las aguadas empobrecidas tan importantes para el ganado, las represas necesarias para el arroz, el trigo, la cebada o la canola que deben cumplir su ciclo de desarrollo para formar el grano que se cosechará en diciembre, en el calibre y rendimiento de los cítricos. En el sector forestal por ejemplo la seca bajó los crecimientos en todas las edades además de constituir un riesgo de incendio en una época impensada… y así podría seguir repasando el campo todo.
Hace ya meses que se habla de la falta de agua y esta vez podemos verlo claramente como un tema que nos pega a todos los uruguayos. No importa si trabajamos en el campo o en la ciudad. Y en la medida que los pronósticos sigan trayendo lluvias, la vida rural y urbana volverá a la normalidad. Agua para las personas, agua para los animales, agua para los cultivos, agua para las pasturas sembradas, agua para el campo natural, agua…
¿Alguna vez habían pensado lo importante que es?
¿Tendremos que aceptar que el agua será el petróleo del futuro?