Días de coronavirus

Bombardeos

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Por Helena Corbellini ///

Hola, amigos En Perspectiva, soy Helena Corbellini, escritora. Estoy viviendo el desconfinamiento en Cataluña. Muchas cosas quedaron interrumpidas. En mis apuntes encuentro una conversación grabada el 10 de marzo, que proyecté como una compilación de memorias de la guerra en Sant Feliú. Mercé cumplirá 100 años en octubre; cuando empezó la guerra en España, tenía quince. Esta mujer que vio pasar la guerra y ahora la pandemia, si no llueve, en las cuatro estaciones se baña todas las mañanas en el mar.

Ese día me había encontrado con Jordi, y subimos con nuestras perras al promontorio del Salvamento, hay vistas preciosas a la marina y al pueblo. En este sitio se construyó un bastión subterráneo para defender la república de los ataques por mar de las fuerzas franquistas. Fue dotado de una artillería moderna, pero esta fue confiscada desde el gobierno central para enviarla a otros frentes y a cambio les entregaron tres ametralladoras obsoletas para su defensa. Mercé nos cuenta:

“En tiempos de la guerra, vinieron muchos soldados republicanos, y por eso las jóvenes salíamos y nos la pasábamos bien. Pero eso se acabó cuando llegaron los bombardeos y tuvimos que escondernos. Cuando pasaba el buque Canarias por aquí, bombardeaba que daba miedo. Cuando tocaba la sirena, todos corríamos a los refugios, pero igual mataron a mucha gente. Para salvarse, familias enteras se trasladaron a Santa Cristina, o a Vall D’Aro, pero era solamente para dormir, porque la vida de la ciudad estaba aquí. Un día de mercado, sobre el mediodía tres aviones bombardearon el Ayuntamiento, las escuelas, el bar Savoy, la fábrica Burgell y la de tejidos de yute, cayeron bombas sobre viviendas y calles. Fue una matanza. Los buques de guerra y los aviones vinieron muchas veces. El sonido de la sirena nos alertaba. Sonaba una, dos, y a la tercera, corríamos a los refugios que se encontraban en los subsuelos de las mismas casas; también había refugios en las rocas. Una vez pasado el bombardeo, volvíamos a la vida normal. Para comer íbamos a casa de payeses (campesinos), porque no había alimentos en la ciudad. Los céntimos no valían nada. Mi padre, era farmacéutico. Alguien venía por medicinas y mi padre le decía “me pagas con un pollo”. Luego las medicinas también se acabaron. Y cuando terminó la guerra, yo vi cómo entraban los nacionales por estas montañas. Desde la terraza de mi casa, veía como bajaban, bajaban, bajaban".

Ese día fue el 4 de febrero de 1939. Un testimonio publicado por la librería local, agrega datos y vivencias crudas. Doménec Saura recuerda el hambre: almorzaban granos hervidos en el comedor de las monjas carmelitas, y el niño guardaba en el bolsillo un pan recién horneado, para comerlo durante los cuatro kilómetros del camino de regreso, porque su familia era una de las tantas que se habían trasladado a las afueras, tratando de salvarse. Con su padre iban a pie a Sant Feliú cada día, el padre a trabajar al astillero, el niño a la escuela. Hacia fines del 37, no hubo más clases. El niño Doménec jugaba por los campos, o acompañaba a su padre a buscar espárragos junto al río, o setas en los boques de la montaña. Pero en las noches, después de cenar, junto a su familia escuchaban estremecidos el sonido de alarma. Todos corrían de sus casas al descampado. Mientras tronaba una bomba y otra y otra, los perros ladraban frenéticamente y las mujeres lloraban.

Al fin, el 2 de febrero de 1939, los pocos soldados republicanos que quedaban en San Feliú, volaron el puente de la carretera para impedir el paso de los tanques italianos. Por la noche, se libró un combate y al día siguiente corrió el rumor de que los republicanos le habían tendido una trampa a los nacionales cerca del matadero. Para el día 4 los soldados de tres tanques que ondeaban la bandera italiana, seguidos por moros desarrapados que montaban mulas flacas, repartieron chocolates entre los niños y pasaron victoriosos rumbo al próximo pueblo.

Helena Corbellini para el espacio Voces en la cuarentena de En Perspectiva.

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Foto: Avión Seversky, Guerra Civil Española, bando republicano. Crédito: Wikimedia Commons.

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