Editorial

Cincuentones: ¿Quién ganó y quién perdió?

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Por Emiliano Cotelo ///

¿Quién ganó y quién perdió con la solución al problema de los cincuentones?

Muchos nos hemos hecho esta pregunta desde el martes pasado cuando el Frente Amplio alcanzó, in extremis, un acuerdo interno para modificar el proyecto que el Poder Ejecutivo había enviado al Parlamento en el mes de julio.

Discutimos este tema en las mesas de miércoles y jueves, y yo fui sacando mis propios apuntes.

Cincuentones

Recordemos que se llama “cincuentones” a un grupo de personas que tenían menos de 40 años en 1996, cuando entró en vigor la reforma de la seguridad, y que, debido a su nivel de ingresos, debieron pasarse al nuevo sistema mixto (BPS + AFAPs) sin que se les reconocieran los aportes jubilatorios realizados hasta aquella fecha. En el momento en que se acercaron a sus edades de retiro les quedó claro que iban a cobrar pasividades inferiores a las que les hubiese correspondido de haber seguido en el viejo sistema; por eso, iniciaron movilizaciones.

Puede decirse que ellos –que habían sido perjudicados con la implementación de aquella reforma- son ganadores con este proyecto de ley. Si bien, para bajar el costo de la salida, se establece que no cobrarán todo el monto de la jubilación que hubiesen tenido vía BPS, sino el 90 %, de todos modos su perspectiva mejora de manera notoria con respecto a la situación que enfrentaban (*).

También ganan aquellos integrantes de ese grupo que, por distintas razones, ya se habían jubilado, y que ahora, según el mecanismo aprobado, podrán elegir con cuál de los sistemas se quedan. Son unas 2.500 personas.

Lento

Y en este último dato vale la pena detenerse. El conjunto del sistema político sale con mala nota en la medida que manejó con extrema lentitud este problema cuando todos coincidían –hace años- en que ese era un defecto de la reforma de 1996 y que había que encararlo. Desde la última campaña electoral, en 2014, había propuestas en esta materia. Pero recién tres años después apareció un proyecto del Poder Ejecutivo, que es quien tiene iniciativa en esta materia. Tanto demoraron los partidos en bajar a tierra la solución que 2.500 personas ya se han jubilado, sufriendo los perjuicios correspondientes, y recién ahora van a tener una compensación.

Una burrada política

Dentro del sistema político, a su vez, el Frente Amplio aparece cascoteado por varios lados. Javier Miranda, el presidente de la coalición lo planteó de manera muy gráfica. El oficialismo había descomprimido el caso Sendic y tenía todo en bandeja “para capitalizar” que elaboraba una solución “a un problema generado en gobiernos de la oposición”, pero terminó encerrándose en un “conflicto interno”. “Algo que debía ser para celebrar” se convirtió “en problema”, se lamentó Miranda en declaraciones a Búsqueda y resumió lo ocurrido como “una burrada política”.

Es que las diferencias llegaron al punto de que sobrevolaba la posibilidad de que renunciaran Danilo Astori y el equipo económico.

Astori estaba alarmado por el gasto que implicaba el proyecto de ley, que ponía en juego incluso el “investment grade”. Por eso, dos de los grupos que le responden directamente, Asamblea Uruguay y el Nuevo Espacio, resolvieron que no votarían el proyecto, ni siquiera si se lo declaraba asunto político. Sólo acompañarían si se topeaba en 80% las nuevas pasividades de los cincuentones. No había antecedentes de una pulseada tan dura planteada desde el astorismo.

Ahora, lo curioso es que Astori firmó el proyecto de ley que el Poder Ejecutivo remitió al Palacio Legislativo. ¿Cómo se entiende eso? Es que el costo verdadero recién vino a conocerse después. Aparentemente, los cálculos del BPS, avalados por el Ministerio de Trabajo, no fueron correctos, algo que empezó a descubrirse entre setiembre y octubre cuando la comisión de la Cámara de Diputados que estaba considerando el texto recibió a varios expertos en seguridad social. Ellos llamaron la atención, el ministerio de Economía revisó los números y en noviembre constató que la diferencia no era menor: 3.600 millones de dólares en lugar de 2.400 millones. O sea: 50 % más. Ese percance no habla bien del funcionamiento del gobierno.

El episodio volvió a tensar la relación entre Astori y el titular de Trabajo, Ernesto Murro, que ya han chocado en otras ocasiones. Murro llegó a decir que se estaba haciendo “terrorismo de cifras” y comentó irónicamente que le llamaba la atención que se estuviera razonando en base a costos distribuidos en 48 años.

Pero además –según distintas fuentes- en este tira y afloje se desgastó también el vínculo relación entre Astori y Tabaré Vázquez, ya que el presidente estaba muy comprometido con el proyecto original remitido al Parlamento. La alianza entre ambos –especialmente para el manejo de los asuntos económicos y de inserción internacional- viene desde antes de la llegada del Frente Amplio al poder y en particular había sido una de las señas de identidad de esta administración.

Las comisiones

Por último, la transacción que se termina dando en el Frente Amplio incluye, sorpresivamente, un punto ajeno al fondo del asunto: con un plazo de dos años se impone un tope a las comisiones de administración que cobran las AFAPs, que no podrán superar en 50 % a la más baja del sistema, que corresponde a la AFAP de propiedad estatal.

Como era de esperar, esas empresas reaccionaron advirtiendo que se producía un cambio en las reglas del juego. Incluso hubo, vía diplomática, un llamado de atención de Colombia, país al que pertenece AFAP SURA.

El vocero de las AFAPs privadas, Sebastián Peaguda, comentó que en caso de que se fuera a adoptar una medida de ese tipo, lo razonable, sobre todo teniendo en cuenta la institucionalidad uruguaya, hubiese sido que las modificaciones se realizaran con técnicos y abriendo la discusión. Es una observación interesante porque nadie conoce el fundamento de la disposición tal cual fue diseñada, por ejemplo: por qué el tope es de 50 % sobre la mínima, o por qué no se introdujo otras variables en juego para definir el límite, por ejemplo un indicador de participación en el mercado de cada AFAP o un indicador de sus rentabilidades.

Es bastante claro que este artículo se introdujo como parte de una transacción, para lograr que aceptaran el recorte a las nuevas pasividades de los cincuentones algunos grupos como el Partido Comunista, la 711 o Ir, que son, a su vez, partidarios de la eliminación de las AFAPs.

De este modo, el proyecto queda contaminado de una luz amarilla de carácter ideológico que abre varios signos de interrogación.

Ninguneo a la oposición

Por otra parte, una vez que el FA logró su acuerdo interno, se apoyó en su mayoría propia, resolvió que el abordaje en comisión se terminaba y sometió el proyecto a votación en el plenario de la cámara. No se entiende por qué se impuso ese apuro repentino. En el próximo período de gobierno es muy probable que ningún partido tenga mayoría propia. Resulta imprescindible que los partidos, y sobre todo el FA, se acostumbren a negociar con los de la vereda de enfrente.

La oposición se quejó, con razón, de que no se le daba tiempo para analizar con detenimiento el nuevo texto. Sin embargo, anoche, a la hora de la votación, varios legisladores del Partido Nacional y del Partido Colorado terminaron acompañando el texto en general. Por lo visto, pese al ninguneo a que habían sido sometidos, entendieron que era complicado quedar al margen de la solución para los cincuentones.

¿Y los reflejos?

Hablando de la oposición, hubo otro hecho difícil de entender. Durante varias semanas quedó afuera de la discusión mientras el FA procesaba su polémica interna. ¿Cómo no fue capaz de aprovechar ese largo período para presentar una propuesta alternativa?

Recién el martes, varias horas después de que el oficialismo anunciara con orgullo que había logrado un entendimiento, blancos, colorados y el Partido Independiente armaron una conferencia de prensa en la que informaron sobre otro camino posible, que costaría mucho menos, mil millones de dólares. Con esa fórmula, que toma como base un anteproyecto elaborado por el BPS en 2012, se remitió una carta al Presidente de la República, pidiéndole que diera estado parlamentario al documento.

¿Qué respuesta obtuvieron? La obvia. Vázquez rechazó el planteo argumentando, palabra más, palabra menos, que había llegado tarde.

Con la mirada puesta en 2019 y el eventual ballotage, estos dirigentes de la oposición habían destacado que su presentación conjunta era la prueba de que en ese bloque existe capacidad de negociación y de acuerdo para gobernar. En realidad, lo que mostraron es que para eso les falta bastante todavía. Por lo demás, en la salida pública no estuvo toda la oposición. No sólo faltó Unidad Popular, tampoco participaron los diputados que responden a Edgardo Novick.

En resumen

En resumen, a mí me resulta bastante difícil encontrar partidos, sectores o protagonistas políticos que surjan como ganadores en esta batalla de los cincuentones. El manejo estuvo, en general, plagado de desprolijidades y todos los jugadores emergieron con heridas de mayor o menor consideración.

***

(*) De todos modos, queda pendiente un signo de interrogación: ¿Por qué la solución le da dos años de plazo a los cincuentones para decidir si se jubilan por el BPS o por el sistema mixto? ¿No era más lógico que se les dejara elegir en el momento mismo del pase a retiro, como proponía el astorismo (y antes proyectos presentados por legisladores colorados y blancos)? ¿Qué pasa si eligen ahora y luego, llegado el momento real de la jubilación, se dan cuenta de que por el otro sistema les hubiese ido mejor?

Emitido en el espacio En Primera Persona de En Perspectiva, viernes 15.12.2017, hora 08.15

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