Por Emiliano Cotelo ///
Ya lo charlamos el lunes. Con las elecciones del domingo los uruguayos completamos el largo ciclo electoral 2014-2015. Llegamos a la última parada cansados y, algunos de nosotros, saturados de ese ambiente de campaña permanente en que estuvimos inmersos casi dos años.
En particular, esta última votación, la departamental y municipal, resultó la más perjudicada por ese hastío, y sobre todo en Montevideo, donde resultó muy simbólico el aspecto que mostraba el domingo de noche la avenida 18 de julio: absolutamente vacía, sin festejos alrededor del ganador, Daniel Martínez.
Sin embargo, déjenme decirles algo… Ese aburrimiento, para aquellos que lo sintieron, terminó en la madrugada del lunes. Para quienes observamos la política con interés, se vienen cinco años muy entretenidos y llenos de interrogantes sobre el futuro de partidos, sectores, dirigentes y estrategias.
Varias de esas preguntas estuvieron planteadas en nuestras mesas de análisis y debate en estos primeros días de la semana. Pero quiero repasarlas ahora, para que vayamos preparando nuestro menú de los próximos meses.
Empecemos por Montevideo, y con quien fue el gran vencedor: Daniel Martínez. La buenarecepción que tuvo su candidatura, ¿lo ubica ya en la oferta de presidenciables del Frente Amplio para el 2019, y en la que se descontaba como anotado al vicepresidente Raúl Sendic?
Y, por otro lado, ¿cómo asimila el MPP la derrota de Lucía Topolansky, que fue mucho más fuerte de la que se esperaba? ¿De qué manera afecta ese resultado el peso político de José Mujica, que se involucró a fondo en la campaña por su esposa y por otros nombres de su sector en el interior, por ejemplo Alfredo Fratti, en Cerro Largo?
Sigamos con quien, en la capital, parece haber sido el gran perdedor de la jornada: el Partido Colorado. Aquí planteo una duda que he escuchado poco: ¿Le fue tan mal a esta “colectividad en crisis”? ¿Hay que contabilizar sólo los votos de Ricardo Rachetti o también pueden computarse los que recibió Edgardo Novick, que fue apoyado explícitamente por una parte de la dirigencia colorada? De hecho, antes de la elección, desde Vamos Uruguay fueron sumamente críticos con Novick, a quien acusaron de “pescar adentro de la pecera”. Si tomamos en cuenta esta lectura, parece difícil determinar a quién le fue peor en Montevideo, si al Partido Colorado o al Partido Nacional.
Vayamos ahora al propio Novick. Este capítulo acapara algunas de las cuestiones más apasionantes sobre el horizonte del tablero político uruguayo y, sobre todo, es clave para analizar las perspectivas del Partido Colorado. El empresario ha sido enfático en que llegó a la política para quedarse. Pero… ¿dónde está su futuro? Su situación es absolutamente sui generis y sus opciones son dos: mantenerse dentro del Partido de la Concertación o sumarse al Partido Colorado.
El resultado electoral mostró que Novick cosechó bastante más que el apoyo de los “pachequistas” y consiguió, en definitiva, algo que parece vital para la supervivencia del Partido Colorado: sacarle votos a los blancos. Entonces, ¿no le serviría a Pedro Bordaberry tener a este “outsider” como un rival político interno que le disputara el liderazgo, pero a la vez, consiguiera hacer crecer las posibilidades electorales del partido? Esto es algo que no ha conseguido José Amorín desde el espacio batllista.
Y por otro lado, tal vez para el propio Novick sería más sencillo proyectarse desde el Partido Colorado que desde la Concertación. ¿Por qué digo esto? Porque no sé si es viable para él repetir como candidato de la Concertación si se mantiene desafiando el liderazgo de los creadores de esa herramienta (el Partido Nacional y el Partido Colorado), predicando contra las “ideologías” e intentando pescar en su “peceras”?
De todos modos, también cabe preguntarse si, en caso de afincarse dentro del Partido Colorado, Novick podrá retener los votos que obtuvo el 10 de mayo, pero que en octubre se habían volcado por Pedro Bordaberry. Después de todo, la elección departamental no es lo mismo que la nacional y eso volvió a quedar muy claro en esta ocasión.
Y además, en el camino falta aún dilucidar el enigma más delicado que tiene hoy por delante el partido otrora liderado por Rivera y Batlle y Ordóñez… ¿qué va a hacer, concretamente, el propio Bordaberry? El lunes anunció por Twitter que daría un paso al costado, pero después se llamó a silencio, dando pie a todo tipo de especulaciones.
Y la lista de preguntas sigue. Por ejemplo, ¿qué evaluación se hace en el Partido Nacional de la jornada del domingo y en especial de la herramienta de la Concertación? ¿Qué consecuencias deja esta votación en la puja entre Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga por el liderazgo del partido? ¿Qué autocrítica hace Lacalle Pou de sus primeras decisiones como ganador de las internas de junio, en especial el dedo que le bajó a Jorge Gandini? Y, por otro lado, ¿Larrañaga recuperó posiciones ahora, al quedarse con ocho de las 12 intendencias nacionalistas?
Como verán, el tiempo se me fue y casi no he podido explorar las ventanas que quedaron abiertas a partir de los resultados del interior. Algunas: ¿Qué proyección les espera a varios intendentes electos, sobre todo aquellos que se impusieron de manera más holgada? Más precisamente, ¿hay que empezar a observar como presidenciables a los frenteamplistas Yamandú Orsi (Canelones) y Aníbal Pereyra (Rocha), los blancos Carlos Enciso (Florida) y Sergio Botana (Cerro Largo) o el colorado Marne Osorio (Rivera)? ¿Habrá Concertación dentro de cinco años en el interior? ¿Les serviría a los blancos un análisis caso a caso para competir aliados con los colorados por departamentos como Canelones, Salto o Paysandú?
En fin… me parece claro que, aunque la campaña pueda haber sido un poco “chaucha”, la política uruguaya está que arde.