En Primera Persona

Por una campaña electoral más corta… o por una cobertura periodística más acotada

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Foto: Armando Sartorotti

En Primera Persona
Por Emiliano Cotelo
Viernes 27.12.2024, 08.10 hs

Ya sobre el final del año quiero comentarles alguna reflexión que me quedó pendiente sobre el proceso electoral 2024 y sobre nuestro trabajo periodístico en torno a él.

Como ustedes saben, hubo mucha discusión sobre el tono de esta campaña: que era fría, que era aburrida, que no aparecían en ella planteos llamativos o movilizadores, que los dos principales candidatos no tenían gran carisma…

Puede ser que haya habido algo de eso, sin duda. Pero sobre todo a mí me resultó más evidente que nunca que las campañas electorales en Uruguay son demasiado largas.

Y aclaro ya mismo: no siempre fue así. Me refiero a la etapa de la vida política de nuestro país que se inició con la reforma constitucional de 1996.

Hasta entonces teníamos una sola jornada de votación de autoridades cada cinco años. Solo una. El último domingo de noviembre del quinto año se elegía simultáneamente todo: la integración de las dos cámaras del Parlamento, el Presidente de la República y el vice presidente, los 19 intendentes y los integrantes de las respectivas juntas departamentales.

No digo que aquello fuera ideal. Pero con la reforma de 1996 se agregaron tres actos de votación adicionales: la elecciones internas obligatorias de los partidos políticos, la eventual segunda vuelta para definir al Presidente de la República y las elecciones departamentales y municipales separadas de las elecciones nacionales. Por lo tanto, se generó un calendario de cuatro elecciones que se extiende por 11 meses (en esta ocasión del 30 de junio de 2024 al 11 de mayo de 2025).

Eso fue un cambio enorme. Y por supuesto que la campaña va bastante más allá de esos once meses. Si bien oficialmente la propaganda proselitista recién puede empezar un mes antes de las elecciones internas, los nombres de precandidatos presidenciales comienzan a surgir y discutirse mucho antes: en el segundo semestre del año anterior. Y ahora, en diciembre, después del balotaje, mientras se tramita la transición a nivel del Poder Ejecutivo, ya estamos en otra danza de nombres, la de los posibles candidatos a intendentes. Así que la suma de las cuatro campañas se llevará casi dos años. Y en particular, todo lo relativo a la elección de autoridades nacionales insumió esta vez los primeros once meses de 2024 más tres o cuatro meses del final de 2023, o sea: 15 o 16 meses.

NOSOTROS

Nosotros, aquí, En Perspectiva, seguimos muy de cerca todas esas alternativas: los posibles precandidatos que se echaban a rodar, los acuerdos entre sectores para apoyar a un precandidato a otro, los lanzamientos de las campañas de los aspirantes en cada partido, la discusión de propuestas programáticas o, directamente, de programas de gobierno, etc.

Era lógico que lo hiciéramos ya que este es un espacio periodístico que siempre ha tenido a los asuntos políticos como una prioridad en su agenda. Pero, y ahí vamos llegando a mi inquietud, ¿no se nos habrá ido la mano?

Pusimos cuidado en no dejarnos arrastrar por los ribetes más chatos y berreta de las polémicas entre dirigentes. Por el contrario, reclamamos que las discusiones se centraran en ideas y propuestas. Y en nuestras entrevistas con las principales figuras, sus operadores y sus asesores privilegiamos lo programático, tratando de ir a fondo en las iniciativas de cada uno de ellos a propósito de cuestiones clave que nuestro país debe encarar. Incluso organizamos debates temáticos para contrastar visiones en esa materia: la programática. Y hasta preparamos un Especial en nuestro sitio web, en la previa de las elecciones internas, para exponer con claridad las principales propuestas y comparar las de los postulantes que competían en cada partido.

Es decir: nos esforzamos por poner el foco de nuestro trabajo en la sustancia de la campaña.

Pero, claro, además queríamos abarcar a todos los partidos, sectores y aspirantes, por lo menos los más relevantes. Y ahí apareció otro de los desafíos. Además de que esta campaña era muy larga, en su primer escalónel de las elecciones internas tenía demasiados precandidatos. Observen que, pese a que algunos se bajaron en el camino, el día de la votación, el 30 de junio, hubo en el Partido Colorado seis precandidatos, en el Partido Nacional cinco y en el Frente Amplio tres, más otros 17 de los partidos más chicos, haciendo un total de 31. Y ese factor enrareció, de hecho, nuestra tarea.

Un programa de radio tiene una duración determinada. No es como un diario o un semanario, donde es posible agregar hojas si es necesario. Así que si teníamos que destinar más espacio a la campaña por la cantidad de precandidatos, nos veíamos obligados a dejar afuera otros temas, no ligados a la carrera electoral, que tal vez debíamos haber abordado.

Por último, se sumó otro factor: la existencia de dos propuestas de reforma constitucional que se iban a someter a plebiscito simultáneamente con las elecciones nacionales, una de ellas, la de la Seguridad Social, especialmente sensible, que era imprescindible encarar con cuidado y con varias voces.

Todo esto llevó a que la campaña electoral acaparara demasiado tiempo, demasiado espacio en nuestra grilla (que no podíamos expandir).

Esa es la evaluación que yo hago. Y no me deja conforme. Es, digamos, mi autocrítica.

LO QUE DEJAMOS AFUERA

Nadie discute que las elecciones son instancias fundamentales de nuestro sistema democrático. Pero yo creo que no deberían ocuparnos tanto como ocurrió en esta oportunidad, por lo menos acá, En Perspectiva. No me parece razonable, ni aún cuando nos concentramos en lo más serio y constructivo: las propuestas y los programas.

Es cierto que en Uruguay tenemos que pensar más en clave de futuro porque arrastramos asignaturas pendientes muy relevantes que requieren nuestra atención y nuestra creatividad.

Pero esto que ha estado sucediendo es otra cosa. Es casi una caricatura de aquella obligación de pensar en el Uruguay que tenemos que construir. ¿Por qué? Porque nos pasamos dos años (de los cinco que dura un gobierno) escuchando y analizando ideas que supuestamente sería bueno implementar en el período de gobierno siguiente. Encandilados por esas propuestas más o menos buenas para la próxima presidencia, desatendemos, para empezar, situaciones o cuestiones importantes de la coyuntura actual; también le quitamos tiempo a la información y el análisis de las nuevas tendencias a nivel mundial, en lo político, lo científico, lo tecnológico o lo sociológico; y hasta desplazamos a un costado las discusiones verdaderamente profundas sobre el futuro de nuestro país, sobre todo a mediano y largo plazo.

ABREVIAR, ABREVIAR

Por supuesto, esta es una consideración muy personal y referida a mi trabajo al frente de En Perspectiva. Pero tal vez tenga un alcance más general. No sé si en esta experiencia que acabo de exponer para el caso de este programa no hay pistas que ayuden a entender la distancia con la que la mayoría de la población siguió esta campaña, especialmente en toda su etapa inicial hasta la proximidad de la primera vuelta, etc.

Yo creo que la extensión exagerada del ciclo electoral uruguayo es un problema que debería analizarse con cuidado.

Hace poco consulté a autoridades de la Corte Electoral qué les parecía la posibilidad de volver a correr, por ley, la fecha de las elecciones internas, para que quedaran más cerca de la primera vuelta; por ejemplo, moverlas de junio a agosto, así, por lo menos el proceso se acortaba en dos meses.

Me respondieron que esa modificación haría inviable el trabajo que ese organismo debe realizar, y que la Corte Electoral necesita, por lo menos, cuatro meses entre las elecciones internas y las elecciones nacionales. Me explicaron los detalles y los entendí pero confieso que ese golpe contra la pared me resultó muy frustrante.

Ahora, si es así, si el ciclo electoral emanado de la reforma constitucional de 1996 no puede abreviarse, y como no creo que los dirigentes políticos estén dispuestos a autoregularse postergando la largada de sus movidas proselitistas, entonces la única posibilidad que se me ocurre para ordenar todo esto es que los periodistas y los medios de comunicación le demos a esta temática el lugar que le corresponde: un espacio más acotado y razonable.

Nosotros, acá, En Perspectiva nos proponemos desde ya ese objetivo. Y la primera prueba la tendremos ahora nomás, con las elecciones departamentales y municipales que se vienen…

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