Días de coronavirus

La memoria

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Por Rosana Malaneschii ///

Hola, amigos de En Perspectiva, soy Rosana Malaneschii, escritora, quizás alguno de ustedes ya me conozca por mi libro Leyland y por haber ganado el premio Onetti (2017) en la categoría poesía. Hoy quiero hablarles de la memoria.

Qué es memoria, dices, mientras clavas en mi mirada tu mirada azul. ¿Y tú me lo preguntas? Memoria eres tú. Porque la memoria es, inexorablemente, social y existe asociada a eventos colectivos. Tal vez, sea una manera de trascender, de valorizar lo individual: no se nació en cualquier año, por ejemplo, sino en 1930 (Uruguayos campeones de América y el mundo). O no se murió tal otro, sino cuando se pisó la luna.

Por definición, la memoria es compartida, no sola. Por eso, uno pertenece a grupos cuando la comparte. Si uno dejase de estar en grupos, ¿qué pasaría con ella? ¿Qué pasaría con la historia? ¿Qué se puede decir de la memoria en estos tiempos pandemia?

Se vinculará con el actual gobierno, con sus acciones y sus voceros. Será la primera marcha en automóvil de un primero de mayo. Será el año, otro más, tal vez, de solidaridad social en nuestro país. Será el del más atronador y doloroso silencio en la marcha del silencio. Será cuando se supo cuán mal, el Uruguay, trata a los viejos. El año de haber endiosado médicos y médicas. El de un tremendo crack económico.

Y cómo será la memoria familiar. En el 2020 naciste y te vi por Zoom, pues no podíamos encontrarnos. Fue el primer año de cumpleaños por videoconferencia, pues no podíamos encontrarnos. ¿Te acordás? Ese año murió mamá y no pudimos hacer velorio. No podíamos encontrarnos. ¿Qué pasará con la memoria si cesa la realidad carnalmente compartida?

Porque los tiempos pandemia y cuarentena nos han llevado a construir la realidad de manera nueva. Por un lado, la lejana, se construye en un caos de noticias y mensajitos. Se dice esto y lo otro y luego resulta completamente falso. Reaprendimos, capaz, que lo importante de un mensaje es siempre el emisor. Según a quién creamos, tendremos una u otras memorias posibles.

Por otro, la cercana, se construye en nuestro día a día, en nuestro aquí y ahora, o sea, en nuestras casas. Quien viva con otros, elaborará recuerdos conjuntos. Quien vive solo, parecidos a un sueño. Después de haber leído 125 mensajes y visto otros tantos videos, después de haber dudado de todos ellos, cuando llega la noche y uno piensa, piensa en algo, cualquier cosa, de pronto, se pregunta: ¿Pero esto que yo pienso es un recuerdo o es mi imaginación? Perdida la carnalidad del mundo, se pierde la diferencia entre memoria y ensoñación.

Cómo será, entonces, si se pierden los hechos concretos. Acaso, la memoria sea un arma cargada de futuro o sea una hormona o sea un tejer colectivo del tiempo y el espacio. Algo para dar sentido a la pura biología de nuestras vidas o algo para aparentar aprendizaje. Como sea, puede cambiar, por supuesto, si se pierden los encuentros y el mundo se virtualiza.

En la documental, llamada Lo&behold (Herzog, 2016) el tema de conversación final es el futuro. En ese momento, alguien, un científico llamado Lawrence Krauss, dice “es posible que para dentro de unos años, la especie humana solo interactúe con máquinas y nunca haya interacción entre personas. Usted me dirá, ¿pero eso no es horrible? Y yo contestaré: no lo sé, porque no estoy allí”.

 

Rosana Malaneschii para el espacio Voces en la cuarentena de En Perspectiva.

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Foto: Wikimedia Commons.

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