Por Javier Castro ///
Este lunes los suplementos deportivos de todos los diarios reflejaron, lamentablemente para los hinchas de Peñarol como yo, y como no podía ser de otra manera, la sorpresiva victoria por goleada que nos propinó River Plate: el tiki tiki de Juan Ramón Carrasco le ganó 4 a 0 a los dirigidos por Pablo Bengoechea.
De ellos, dos me llamaron particularmente la atención. El suplemento Ovación del diario El País tenía de fondo una foto de Diego Forlán y Marcelo Zalayeta, con gestos cabizbajos, esperando para sacar del medio de la cancha, una vez más. Y sobre esa imagen una palabra: “Vergüenza”. Por su parte, la portada de Referí, de El Observador, mostraba una gran foto de Pablo Bengoechera, DT de Peñarol, con la mirada hacia el piso y encima, nuevamente, una sola palabra: “Avergonzado”. Esos títulos, hacían mención a lo que dijo, precisamente, Bengoechea, un rato después del partido, cuando confesó haber sentido “vergüenza” por lo que pasó con su equipo en los últimos minutos del encuentro.
La verdad es que me cuesta entender un poco lo que está pasando con el fútbol uruguayo, sus protagonistas (técnicos y jugadores), sus dirigentes y, sobre todo, los hinchas. El partido del domingo fue uno más. Otro, de los cientos que ha jugado y perdido Peñarol en su historia. Esta no fue la primera goleada que sufre ni la última que sufrirá.
El resultado no deja a Peñarol fuera de la posibilidad de ganar el torneo apertura y mucho menos, el campeonato uruguayo, que es lo verdaderamente importante. Y muy lejos estará de manchar la rica historia de triunfos y hazañas que tiene el club. Lo más probable, incluso, es que la mayoría de los hinchas de Peñarol –y mucho más los que no lo son– se olviden de este resultado antes de que termine este mismo campeonato. Por lo cual, honestamente, no entiendo por qué deberían los jugadores o técnicos –y mucho menos los hinchas– sentir “vergüenza” por la derrota sufrida.
Un día antes de que este resultado se produjera, las letras del cartel de Montevideo en la rambla de Kibón, que estaban pintadas con los colores de la diversidad, fueron tapadas con el amarillo y negro de Peñarol, en una muestra más de que algunos exponentes de la hinchada carbonera han alcanzado ribetes de idiotez humana que serían dignos de ser estudiados científicamente.
Por si eso fuera poco, en la noche del partido, otro grupo de barras bravas (interprétese aquí, por favor, “delincuentes”) vestidos con la camiseta de Peñarol volvieron a causar destrozos por las calles de Montevideo para “celebrar” el cumpleaños del club.
Escuché en las últimas horas que seguramente entre los simpatizantes de Peñarol que festejaban había varios que no eran hinchas y que fueron estos los verdaderos causantes de los destrozos. La verdad es que yo he participado de muchos cumpleaños, de padres, amigos, hermanos, cuñados, primos y ahijados. Incluso también de clubes, instituciones u organizaciones de todo tipo. Nunca vi que un “colado”, saliera a la calle a romperle los vidrios a un auto mientras cantaba el “¡Que los cumplas feliz!”. En todo caso, los “colados”, más bien intentan quedarse en la fiesta para disfrutar de ella. No entiendo, entonces, cómo es que Peñarol tiene tanta mala suerte que los “colados violentos” le aparecen cada vez que festeja su aniversario… o un clásico ganado… o perdido, o un nuevo campeonato obtenido… en fin, en casi cualquier cosa que el club sale a festejar a la calle.
Y lo peor de todo es que hasta el momento no escuché a ningún dirigente, técnico, jugador, allegado o mascota del club que saliera a expresar que de eso sí siente vergüenza. Solo hubo un comunicado de Peñarol en el que pide colaboración al Ministerio del Interior para identificar a quienes provocaron esos incidentes, prometiendo “suspender en sus derechos a cualquier socio que, directa o indirectamente, hubiera contribuido con ellos”. Parece que para los dirigentes carboneros, si no hay socios entre los que provocaron esos problemas, entonces no es problema de Peñarol. Al final –ya que ahora es hincha oficial del manya– hasta Bart Simpson podría salir a los medios y decir su famosa frase “yo no lo hice”, y con eso completaría el panorama de desentendidos.
Este domingo, el carbonero perdió 4 a 0 con River Plate. Ok. ¿Contra quién jugamos la semana que viene?
La vergüenza para Peñarol no la provocaron los jugadores en la cancha. Este domingo, la vergüenza en Peñarol, otra vez –como tantas– fue comprobar con tristeza lo lejos que está buena parte de la hinchada de hacerle honor a un club con una historia tan gloriosa.
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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, martes 29.9.2015, hora 08.05
Sobre el autor
Javier Castro es periodista, integra el equipo de producción de En Perspectiva y conduce La semana En Perspectiva, programa que se emite los sábados de 8 a 12 por Del Sol FM en Montevideo, Colonia y Punta del Este.
Foto: Sede de Peñarol, Palacio Cr. Gastón Güelfi, sede de Peñarol (Archivo). Crédito: Javier Calvelo/adhoc Fotos.