Por Mauricio Rabuffetti ///
@maurirabuffetti
Pasó pero no pasó. Y no pasó porque resultó políticamente inconveniente. Si no usted que paga en fecha la patente de su auto, o al menos lo más en fecha que puede, y que sacrifica tiempo y esfuerzo para estar al día con ese desproporcionado tributo municipal, hubiera terminado quedando a la sombra de los morosos. Porque eso fue lo que pasó en este Uruguay de particular sentido de la justicia y de la oportunidad, el Uruguay de “Los nabos de siempre” que tan bien describió en su libro el periodista Tomás Linn. Un Uruguay que nos aburrimos de ver repetido como figurita fácil. Un país en el que las amnistías tributarias se discuten, tal parece, a espaldas de la gente, se pactan en silencio para no afectar el pago de cuotas, y cuando se conocen por la prensa sublevan a propios y ajenos y fracasan por conveniencia política.
Elaborar un mecanismo de pago que permita que quienes tienen deudas en sus vehículos se pongan al día es, como no, una buena medida. Es importante para el bien de todos que cada cual contribuya a la altura de lo que exige la norma para sostener el buen funcionamiento de las intendencias, aunque estén infladas de personal y deudas. Quienes deben no son solo los vivos que saben que pueden vender el auto con deuda o que algún día vendrá una nueva “moratoria”. Muchos uruguayos no alcanzan a pagar porque sencillamente no pueden y no por falta de voluntad. Sus ingresos no les alcanzan o los costos de las patentes son simplemente ridículos para un país en el que la mayoría del precio del combustible está constituida de impuestos que se vuelcan al Estado. Muchos de esos uruguayos dependen de sus vehículos para trabajar.
A su vez, las intendencias, desfinanciadas como están en algunos casos, deben ser creativas a la hora de mejorar su recaudación.
Pero es inadmisible que estas “soluciones” entre comillas se elaboren sin considerar al buen pagador. Si los señores intendentes resuelven una amnistía para los morosos, entonces reconozcan de alguna manera a quien tal vez con un enorme esfuerzo se mantiene al día y no debe. Es la única forma de que este tipo de mecanismos sean justos. De lo contrario, lo único que hacen es generar la impresión de que los vivos son los que ganan, y los demás somos los bobos. Si no se atiende a quien se mantiene al día con sus tributos y se otorga una nueva facilidad de pago a los deudores, se está fomentando precisamente el comportamiento evasivo cuyas consecuencias se busca subsanar.
Se dirá que quienes pagan la patente de su auto en fecha tienen un descuento sobre el valor total del tributo. Bien. ¿De cuánto es el beneficio, no ya para quien no puede pagar sino para el que puede y no paga, y “bicicletea” al gobierno municipal durante años? ¿Qué pasaría si más y más contribuyentes resuelven entrar en moratoria porque, total, algún día seguro los amnistían? ¿No serían las propias intendencias las más perjudicadas?
Es insólito pero cierto: los intendentes que apoyaron esta alternativa parecen no considerar el mensaje que transmiten a una ciudadanía que está exprimida por los impuestos, a los sueldos, a las jubilaciones, a los combustibles, a los comestibles, y la lista es tan extensa que se me acaba la columna.
Lo peor del caso es que el acuerdo fracasó, por ahora, no por injusto –que lo es-, sino porque tomó estado público y entonces algunos jefes comunales temieron que muchos contribuyentes no pagaran lo que les queda por pagar este año. Dicho de otro modo, si el diario El País no publicaba la existencia de este –para algunos- generoso y ventajoso acuerdo, probablemente en 2018 algunos se habrían desayunado de que otra vez, su esfuerzo por pagar a tiempo, no tuvo mayor retribución que la de dormir un poco más tranquilo.
Esta discusión ya es vieja en Uruguay. Ya pasamos por estas medidas. Si los adeudos son tan grandes como se estima, es porque los impuestos son demasiado elevados. Tal vez podrían innovar las intendencias y rebajar sustancialmente las patentes para quienes pagan en fecha. Buscarían de ese modo una ganancia financiera y darían el mensaje de que quieren cobrar sin beneficiar a los vivos sino al que realmente, aunque quiera, no puede estar al día, sin discriminar a quienes se esforzaron por pagar a tiempo. No acuerden una “amnistía histórica”; hagan Historia y busquen una salida justa.
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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, miércoles 01.11.2017
Sobre el autor
Mauricio Rabuffetti (1975) es periodista y columnista político. Es autor del libro José Mujica. La revolución tranquila, un ensayo publicado en 20 países. Es corresponsal de Agence France-Presse en Uruguay. Las opiniones vertidas en este espacio son personales y no expresan la posición de los medios con los cuales colabora.