Tiene La Palabra

El invento y el inventor

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Por Daniel Supervielle///

Lo primero que hizo Edgardo Novick cuando supo que había sido el candidato más votado del Partido de la Concertación fue agradecer a sus creadores: una agencia de publicidad y otra de comunicación en redes sociales. En sus primeras palabras tras las elecciones el candidato a la comuna no le agradeció a los montevideanos que lo votaron. Evidencia inequívoca del ADN que lleva adentro.

 

El domingo, una vez inventado el fenómeno, este se materializó en un animal político que tras la buena votación saltó a la arena del coliseo con hambre. La jugada salió redonda. Ahora existe Novick y su futuro es impredecible.

 

De un soplo, en tan solo dos meses y pocos días, que fue lo que duró su arremetida, Novick se alzó con el triunfo de la derrota del Partido de la Concertación en Montevideo. Su victoria –pese a perder ante el Frente Amplio- escribe un enorme signo de interrogación para la oposición en el país.

 

Su nacimiento como expresión electoral podría significar la extremaunción del Partido Colorado y a la vez una piedra molesta en el zapato para el Partido Nacional. Si, tal como anunció, piensa apoyarse en el Partido de la Concertación para seguir adelante su carrera y no en el Partido Colorado, como muchas pregonaban; así las cosas, el destino del partido de Batlle y Ordóñez quedaría circunscrito al departamento de Rivera y a los libros de historia.

 

Para el Partido Nacional la interrogante es mayor: una cosa era obtener un segundo puesto en Montevideo con el candidato del Partido Nacional liderando la Concertación. Pero otra muy distinta un segundo puesto en la capital detrás de un candidato independiente que se apoyó solapadamente en la estructura del extinto gerente general de La Española Oscar Magurno. Ahora el Partido Nacional no puede manejar el Partido de la Concertación, cosa que si hará Novick.

 

Es evidente que la improvisación en el armado del Partido de la Concertación primero y la apurada construcción de sus candidaturas luego fue un error de apreciación de lo que estaba en juego. En el fondo o no se creía del todo en la herramienta o la subestimaron como alianza de cooperación electoral.

 

Ahora los partidos fundacionales deben hacerse cargo de un nuevo partido político con ganas de crecer libre de estructuras y dinámicas pesadas. Curioso escenario el de ayudar a nacer una nueva colectividad cuya cúspide es alcanzada por un firme desafiante del oficialismo y a la vez aliado y factible adversario de los mismos partidos que le dieron vida.

 

¿Era esta la situación que buscaban quienes impulsaron la creación del Partido de la Concertación en abril de 2013?

 

Las urnas hablaron. Ahora resta entender lo que dijeron. La discusión está abierta.

DS

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