Por Ricardo Pascale ///
El Hombre enfrenta dos velocidades, una la del entorno en que vive y la otra, “arcaica” que deriva de su propia constitución. La convivencia de estas dos velocidades bien diferentes es conflictiva.
El entorno, compuesto por las recientes innovaciones disruptivas, avanza en forma vertiginosa y exponencial como extensión de la Economía del Conocimiento (EBC).
En marzo de 2015, The New York Times publicó un artículo que presentó preguntas y respuestas. El público debía decir si las respuestas habían sido escritas por un computador o por un ser humano. La mayoría creyó que frases redactadas a través de Inteligencia Artificial fueron escritas por un humano.
La presencia arrolladora de estas innovaciones, cambian en forma radical, no solo la economía de las empresas y de los países, sino la propia vida y forma de comunicarse de los seres humanos.
Ray Kurzweil, responsable de ingeniería en Google, señaló: “Estamos entrando en una era de aceleración. Los modelos que subyacen en la sociedad a todos los niveles, basados en gran medida en un modelo de cambio, van a tener que redefinirse. Debido al enorme poder del crecimiento del siglo XXI, será la velocidad del progreso actual, el equivalente a 20000 años de progreso; las organizaciones tienen que ser capaces de redefinirse a un ritmo más acelerado”.
La otra velocidad deriva de que el ser humano es remoto y su evolución es mucho más lenta que la aceleración con que aparecen estas innovaciones.
Se profundiza así la brecha digital. Los ladeados del sistema están desorientados, frustrados, marginados, no creen que el trabajar honrada y adecuadamente, -que en definitiva fue como lo educaron- sirva de poco.
Ortega y Gasset en 1930 advirtió sobre estas dos velocidades, y dijo: “Asimismo, cada cual siente, con mayor o menor claridad, la relación en que su vida propia se encuentra con la altura del tiempo donde transcurre. Hay quien se siente en los modos de la existencia actual como un náufrago que no logra salir a flote, la velocidad del tempo con que hoy marchan las cosas, el ímpetu y la energía con que se hace todo, angustian al hombre de temple arcaico, y esta angustia mide el desnivel entre la altura de su pulso y la altura de su época”.
En esta vorágine, irónicamente, las pausas son necesarias. No retraerse, ni entrar en pánico. Sino pensar, reflexionar, ubicarse en el cambio, reinventarse.
Al crecer veloz el conocimiento, no existe más el graduarse de por vida. El título te lo quitan o las normas o el mercado. Hace unos años, estando en Maryland, USA, en la clínica cardiológica de unos amigos, que desde hace años me piden consejos en Finanzas, me habían invitado a un brindis de festejo. Al rato pregunto discretamente qué se festejaba. Y me dicen: "Tres de nuestros cardiólogos han aprobado su examen decenal. Si no apruebas ese examen cada diez años, que busca comprobar tu nivel, eres médico en el diploma, pero no puedes ejercer".
Me viene a la mente Marie Curie cuando dijo “No hay nada en la vida que debamos temer, solo debemos entender. Ahora es el momento de entender más, para que podamos temer menos”.
Trump presidente de USA, – el país de Jefferson o donde F.D. Roosevelt fue reelecto presidente cuatro veces consecutivas-, es difícil de entender, y el Brexit otro tanto. Pesaron, en la decisión del voto, el enojo de sociedades inseguras que buscó “protección” al no entender y temer; así como la información que estas tecnologías aportaron a los resultados.
Uruguay debe definir si ingresa firme a la Economía Basada en el Conocimiento o continúa una senda difusa. Si se decide a ingresar en la primera, se encontrará con las dos velocidades aludidas, que deberá amortiguar.
Es condición necesaria para esa decisión crucial, consensuar el rumbo. Luego, son parte del camino, instituciones públicas innovadoras; la innovación empresarial, un sistema educativo contemporáneo, disposición a reinventarse, inserción externa y un nuevo contrato social para evitar inequidades.
Nuestro país está, como pocos, en condiciones de tomar el rumbo que los tiempos exigen para mejorar el bienestar de los uruguayos. Solo depende de que “entendamos” y actuemos en consecuencia.
***
Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, lunes 01.04.2019