Por Alejandro Sciarra ///
Según La Diaria, “La venta de marihuana en farmacias recaudó US$ 1,8 millones en un año y hay 25.865 uruguayos registrados.” Datos divulgados por AFP y obtenidos directamente del IRCCA, dicen que hay 147.000 consumidores.
O sea que accede a la marihuana legal un porcentaje muy menor al de quienes consumen, que seguramente sigan recurriendo al dealer de turno.
Por otra parte, no se observan campañas de prevención de ninguna clase desde la puesta en marcha de la ley. Tan es así, que luego de dado a conocer el reciente informe de la Junta Nacional de Drogas, en el que alertan un descenso en la percepción del riesgo por parte de los jóvenes, esto es, que los jóvenes uruguayos ven cada vez menos riesgoso el consumo de marihuana, el presidente Vázquez ordenó comenzar con campañas de prevención en los medios de comunicación masiva.
En la juventud, la percepción del riesgo es habitualmente baja. No solo con respecto a las drogas. Todos hemos escuchado o aún dicho, la típica frase “a mi no me va a pasar”. Entonces, cuando un Estado inicia un camino como el que se ha iniciado con la marihuana, en el que se asume un riesgo sanitario importante, aún cuando la intención sea loable, es evidente que no puede esperarse al informe un año después. La campaña de información, prevención y desestimulación debe hacerse incluso antes.
Reconocidos agentes de la salud, incluido el mismo presidente Vázquez, han dicho innumerables veces que el consumo de marihuana jamás es ausente de riesgos, que no existen las drogas livianas, todas revisten más o menos peligrosidad, la cual dependerá siempre del consumidor.
Sin embargo, la prevención y la educación han sido hasta el momento las grandes ausentes.
Es necesario y nos urge que los agentes de la salud ejerzan la presión necesaria para que se tomen desde el Gobierno iniciativas sólidas de prevención del consumo. Dar a conocer los riesgos como se ha hecho muy acertadamente con el tabaco.
Esa es la campaña que necesitamos. Si quisiésemos naturalizar verdaderamente el consumo del cannabis, la venta debería ser libre y sin límite de cantidad, como lo es con las cajas de cigarrillos. Pero con duras campañas de desincentivo al consumo.
Los centros educativos son un instrumento y oportunidad mayúsculos para poner las cosas en blanco sobre negro. Dejar bien claro a nuestros jóvenes que para estar tranquilos, quitarnos el estrés, reírnos o sentirnos aliviados, hay decenas de métodos que no implican recurrir a las drogas.
Tampoco tenemos todavía estudios de impacto en la salud. Nótese que ha pasado ya un año desde que comenzó la venta en farmacias.
¿Qué efectos ha traído en la salud de nuestros jóvenes y adultos? ¿Ha habido algún efecto en los rendimientos académicos o laborales? ¿Cómo podemos saber si fue una medida acertada o no? Si fue equivocada, ¿nos enteraremos demasiado tarde?
En cuanto a los estudios de impacto, ¿qué incidencia ha tenido sobre el narcotráfico?
La ley de la marihuana se había anunciado como una herramienta de lucha contra el narcotráfico. Recordemos que se planteaba la derrota de las políticas de persecución al narco como motivo esencial de la necesidad de una legalización. Sin embargo, un día si y otro también, las noticias nos dan cuenta de golpes cada vez más fuertes al narcotráfico. Y como todos sabemos, cuando atrapamos a uno, pasaron diez.
En definitiva, se hace urgente un sinceramiento en cuanto a la utilidad real de este sistema impuesto por el cual el Estado se volvió distribuidor exclusivo de marihuana. Y entrecomillaría la palabra exclusivo. Debemos exigir estudios públicos sobre el alcance de este experimento y sus resultados.
Pero más importante aún, debemos reclamar con el ímpetu que la situación merece, una agresiva y permanente campaña de desincentivo y prevención del consumo. Y por qué no, educación, educación, y más educación.
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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, lunes 17.09.2018
Sobre el autor
Alejandro Sciarra es abogado de formación, pero a los 30 años dio un giro hacia la psicología positiva aplicada al ámbito educativo y empresarial. Desde los 18 años participa en política, integró en más de una oportunidad La Tertulia de En Perspectiva, es colaborador del Semanario Voces y en Radio Oriental. Desde hace un año está radicado en Italia con su esposa, desde donde sigue de cerca la realidad política y social uruguaya y europea.
