Por Jana Rodriguez Hertz ///
A fines de 2018, la población china de más de 60 años alcanzó aproximadamente los 250 millones de personas, un 18% de la población. 90 millones más que a fines de 2008. Razonablemente, esto no sólo encendió las alarmas por la cantidad, sino por la velocidad de crecimiento.
Esto puede parecer un detalle, pero es considerado por varios especialistas como el principal obstáculo para el crecimiento económico chino.
Esencialmente dos factores contribuyeron y contribuyen al rápido envejecimiento de la población china. Uno de ellos es la dramática mejora en los cuidados de salud y su acceso por parte de la mayoría de la población, combinada con la aparición de beneficios jubilatorios. Esto aumentó la expectativa de vida de 43 años en 1960 a 75 en 2013.
El otro factor es la bien conocida política de un hijo por familia implementada en China en 1979. Esta ley penalizaba con severas sanciones económicas a las familias que la contravenían, al punto de provocar el cambio de clase social de muchísimas familias. También talló culturalmente a generaciones de chinos que pasaron a ser la única esperanza, no sólo de sus padres sino de sus abuelos. Los chinos que conozco son prácticamente incapaces de trabajar en equipos, pues se acostumbraron desde pequeños a trabajar solos y a ser sumamente competitivos. Otro efecto de esta política es que China hoy en día es el país con mayor desequilibrio de género en el planeta: 115 varones cada 100 mujeres. Es que, si bien está prohibido a los ginecólogos revelar a los futuros padres el género del bebé por nacer, es práctica habitual sobornar a los médicos, y muchas familias realizan abortos selectivos, dado que en China un varón tendrá más posibilidades económicas que una mujer.
La tasa de natalidad cayó de 2.8 hijos por mujer en 1979 a 1.7 en 2014. Hay que notar que la tasa no es menor que 1 dado que hay excepciones a esta ley. Ciertas etnias y ciertas poblaciones rurales tienen permiso para tener más hijos. En 2013, el gobierno decidió relajar la política y permitir 2 hijos por familia a las parejas formadas por hijos únicos. En 2015, extendió este permiso a todas las familias. Pero era demasiado tarde: las parejas no desean tener más de un hijo. El gobierno está estudiando seriamente liberar el número de hijos permitidos por familia, pero aparentemente esto no estaría teniendo el efecto esperado, aún cuando se prometen exoneraciones de impuestos y otras ventajas.
Esto no sólo es una bomba de tiempo económica sino también social. Si se mantiene la tasa de crecimiento anual de mayores de 60 (entre 8 y 10 millones por año), en 10 años habrá 350 millones de personas mayores, y habrá dos individuos en edad laboral por cada senior. En Japón, que tiene un problema de envejecimiento aún peor, esto ya se ha convertido en algo dramático. Se da el caso de que los ancianos delinquen para poder ir presos y así tener techo y comida.
Mientras, el gobierno intenta usar su aparato de propaganda para hacer recaer la presión de tener hijos sobre la mujer. Las mujeres solteras mayores de 27 son llamadas “sobrantes” (leftover en inglés). Sin embargo, hay una tendencia entre las mujeres a apropiarse del término como algo desafiante. El trabajo y el estudio ya son presión suficiente para la mujer china, que debe luchar duro para alcanzar los mismos derechos que sus pares varones. La inmensa mayoría de mujeres no desea tener más de un hijo. Y un número cada vez más importante de jóvenes, tanto hombres como mujeres, directamente no desea casarse. El 11 de noviembre 11/11, el día de los solteros, una fecha de celebración que es la contraparte de San Valentín (por la repetición de unos), es en este momento la fecha de mayor venta en el mundo, alcanzando casi los 31 mil millones de dólares en 2018.
China deberá apurarse a encontrar soluciones a esto, ya que como dice el viejo proverbio chino 小洞不补,大洞吃苦。Xiǎodòng bù bǔ, dàdòng chī kǔ, si no se arreglan los agujeros pequeños, los agujeros grandes traerán dificultades.
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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, miércoles 12.06.2019
Sobre la autora
Jana Rodríguez Hertz es una matemática uruguayoargentina radicada en Shenzhen, China. Profesora en la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur, SUSTech. Vicepresidenta por América Latina y el Caribe de la Organización de Mujeres en Ciencia para el Mundo en Desarrollo (OWSD por sus siglas en inglés), dependiente de Unesco.
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