Por Alejandro Bluth ///
Si les gustan los jugadores que la mueven de arco a arco, atiendan también a Ida Vitale, Rosana Malaneschii y Rafael Courtoisie. Hay otros buenos escritores uruguayos, pero estos fabricantes de versos, dos poetisas y un poeta, han ganado premios hace poco tiempo y debe insistirse en la noticia.
Los tres, hace años, cumplen el oficio de rastrear y revelar emociones, son mineros de conmociones íntimas.
La emoción está involucrada en la buena poesía. Los versos expresan las reacciones personales del que escribe ante las cosas del mundo y de la vida. Los lectores ponen todo lo demás. La mirada subjetiva del poeta observa de una manera única. Y el lector se deja llevar al juego de palabras y silencios. Eso genera una pausa: el tiempo se detiene y sentimos…y sentimos que sentimos. Ocurre que esa intimidad es un desafío, como charlar en serio sobre cosas de uno.
Los poetas exploran, iluminan tangibles e intangibles para contarnos nuestro caso, redescubren nuestras cosas. Pueden gambetear o patearte, con palabras. A veces se cuelan en el ángulo o, con frecuencia, erran, como casi todos.
¿En qué nos ayuda su poesía? Un ejemplo:
En la mañana invernal, blancuzca por la helada, atravesás la plaza con las manos en los bolsillos, respirando contra la bufanda. Y ahí, de pronto, está el tipo mugriento, acostado en la vereda, acomodándole al perro un buzo viejo que le puso ayer, porque es bravo pasar la noche inclemente. Así, a media cuadra de la plaza, aprendés del bichicome: todos somos perros en la calle. Sabelo.
Es un instante de sentir, ni más ni menos. Pero algo queda, como el gusto del apio en un caldo. ¿Qué seríamos sin la capacidad de repensar a ese hombre, desnudo de techo y con perro vestido? ¿Qué somos sin conciencia sensible? Somos brutos. Sin ese espejo donde vemos el paisaje que nos toca, somos bestias miedosas. Los versos son buenos cuando las palabras, soldándose, se sacan chispas. Esas chispas nos encienden: resumen lo que sabés que sentías o lo que sentís que sabías. Descubrís que está bien dicho, clarito.
Octavio Paz, un poeta gigante, estampó, por ejemplo, un verso de dos palabras: Ver duele.
Ver duele. ¿Acaso ese verso no indica, conciso y profundo, el precio justo de amar y comprender?
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Ida Vitale, magistral, tiene olfato de gol para la belleza:
“Dame noche las convenidas esperanzas, dame no ya tu paz, dame milagro, dame al fin tu parcela, porción del paraíso, tu azul jardín cerrado, tus pájaros sin canto. Dame, en cuanto cierre los ojos de la cara, tus dos manos de sueño que encaminan y hielan, dame con que encontrarme dame, como una espada, el camino que pasa por el filo del miedo…”.
Lo puso en 1953; ya éramos campeones del mundo.
Rosana Malaneschii, es arquera y ve toda la cancha:
"Habrás alguna vez mirado el cielo
habrás pensado allá
en silencio
todo sigue siendo igual y eterno.
No sería hoy, hoy nada dura,
hoy miro para pensar
tal vez en otro cielo
tal vez si un agujero negro o una enana negra o una mísera miseria o si tan solo pudiera el desencanto ceder paso si el planeta se rindiera y tan solo fuera flor entre
flores de un florero, allí puestas."
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De lo global incierto a una naranja: Rafael Courtoisie, cabeceando:
“…Vibra sutilmente su piel, y debajo de la piel los gajos, y dentro de los gajos el jugo, y disuelto en el jugo un pensamiento bueno, un deseo como de vivir, de gozar, de estar despierto. Sigan tocando: ¿sienten en el interior la presencia extraordinaria, apretada, de las semillas? Una constelación de naves marinas, de embarcaciones diminutas, repletas sus bodegas de mensajes, embarcaciones que están diseñadas para navegar lo profundo de la tierra…”
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Vitale, Malaneschii y Courtoisie buscan y encuentran diamantes de sentir, tarea difícil, como hacer goles de chilena. En el área barrosa de la “cultura”, donde sobran pacos y casales escondidos, hay “Godines” esperando, si ustedes se arriman a la cancha.
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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, jueves 21.06.2018
Sobre el autor
Alejandro Bluth (Montevideo, 1959), es editor, periodista, columnista y docente. Ganador del Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España-Agencia EFE y del Premio Latinoamericano de Prensa Vladimir Herzog. Trabajó en diversas publicaciones: Opinar; Jaque; Punto y Aparte y Revista tres. También fue director de Acción Cultural en la IMM, coordinador de programas sociales como Un niño, un libro e Infancia Patrimonio Nacional. Docente en Ucudal y en Ferrere/CPA Ferrere.