Por Emiliano Cotelo ///
Fue la noticia de la semana. Después de varios anuncios y postergaciones, el gobierno y UPM firmaron este martes el preacuerdo con vistas a la instalación de la segunda planta de celulosa de esa empresa en nuestro país que, de confirmarse sería la mayor inversión privada de la historia nacional: 2.400 millones de dólares sólo contando la fábrica en sí.
Un hecho de este calibre es tema casi obligado para el editorial de este viernes. Pero, al mismo tiempo, resulta muy difícil, al día de hoy, sacar conclusiones sobre el resultado que alcanzó hasta ahora la negociación.
¿Por qué? Primero, porque existe un debate político que contamina todo: El Poder Ejecutivo muestra este documento como un gran logro por las posibilidades que abre, por ejemplo en cuanto a la creación de puestos de trabajo. Mientras tanto la oposición mira de reojo y destaca que sólo culminó una primera etapa del proceso, que UPM todavía no asume el compromiso de construir su pastera y que las administraciones del Frente Amplio han hecho ya varios anuncios que no terminaron concretándose.
Al mismo tiempo hay otra polémica. Muchas voces destacan como positivo que siga consolidándose una política de Estado que tiene como base la ley de promoción forestal del año 1987. Pero otros cuestionan que Uruguay siga avanzando en la producción de celulosa y postulan que, en cambio, hay que otorgar los incentivos previstos para UPM a otros rubros de la economía nacional en los que somos fuertes y que tienen el futuro asegurado, como producción de alimentos, servicios turísticos y tecnologías de la información. En esta controversia se cuela, además, la sospecha de que un nuevo capítulo forestal/celulósico puede tener un costo ambiental considerable.
Puntos a evaluar
Pero, bueno, supongamos que estamos a favor de la posibilidad de UPM2, como estoy yo. Es de orden, de todos modos, evaluar la relación costo/beneficio que emerge del memorándum de entendimiento. Dicho de manera simple: ¿Hicimos concesiones adecuadas o exageradas?
Para avanzar en esa dirección resulta imprescindible pasar en limpio y cuantificar con claridad los puntos fundamentales, sobre los cuales hay varias dudas:
• Las ventajas que traerá esta planta a Uruguay en cuanto a empleo, dinamización de la economía, capacitación de mano de obra, adquisición de know-how, etc.
• La profundidad de las obligaciones que asumen cada una de las dos partes.
• Las bonificaciones (tributarias y de otro tipo) que Uruguay le otorgará a este proyecto si se lleva a cabo.
• Las inversiones en infraestructura que debe asumir el Estado y el costo final que estas alcanzan.
• El impacto ambiental de esta pastera, en la medida que estará emplazada sobre el Río Negro, que tiene un flujo 10 veces menor que el río Uruguay (donde se encuentra UPM1) y además cuenta en su recorrido con dos represas.
Faltan dos semanas
Es cierto que, a diferencia de instancias similares anteriores, esta vez se ha publicado el texto del documento correspondiente. Pero hay varios aspectos que requieren explicaciones y sobre los cuales sería conveniente consultar a las autoridades. Y, por lo menos para los periodistas, eso no va a ser posible por ahora. Según se nos comunicó, los jerarcas involucrados no van a conceder entrevistas hasta el 28 de noviembre, cuando concurrirán al Senado, en régimen de comisión general, para intercambiar con todos los partidos políticos.
Así que recién dentro de un par de semanas vendrá el debate de fondo.
Un ejemplo
Veamos un ejemplo de los temas que estarán sobre la mesa: el Ferrocarril Central, que modernizará el servicio ferroviario entre Paso de los Toros y el puerto de Montevideo, y otras obras de infraestructura que el Estado debe llevar a cabo, que demandarían más de mil millones de dólares.
Hay quienes preguntan: ¿cómo puede ser que UPM nos imponga esas obras y ese gasto? Es descabellado, es insólito; en todo caso, que las paguen ellos, los finlandeses.
Esa es una manera de verlo, que lleva a rechazar ese punto del memorándum y a despotricar contra la empresa y, sobre todo, contra “los entreguistas” que negociaron de este lado.
La otra manera de verlo es: Para instalar su pastera UPM va a elegir un país que cuente con un determinado sistema ferroviario y ciertas carreteras a su disposición; y si Uruguay no los tiene, UPM se irá con su nueva planta a otro lugar. O sea: el proyecto UPM2 desnuda nuestros atrasos o limitaciones; y en materia de infraestructura es evidente que cargamos con un déficit importante. La clave, entonces, es si la llegada de UPM2 nos interesa o no como país. Si la respuesta es sí, entonces valdrá la pena que el Estado lleve a cabo esas inversiones, que, si bien tendrían a la compañía finlandesa como principal usuario, también servirían para movilizar otras producciones, por ejemplo de granos de la zona de influencia, y además permitirían que en esa región se desarrollaran actividades que hoy no están presente y que se volverían viables por tener a disposición esa modalidad de transporte para su producción.
De todos modos, aún en esa visión, hay algo que no se entiende: Si el gobierno de Uruguay ya se comprometió a ejecutar esas inversiones, ¿cómo es que, del otro lado, UPM no se compromete ya hoy, a que, en caso de terminarse las obras en los plazos previstos y con las calidades requeridas, hará efectivamente su planta (*)? ¿Por qué tiene un plazo de más de dos años para comunicar la decisión? Eso hace ruido, sobre todo teniendo en cuenta que esa infraestructura se proyectará y ejecutará “a la medida” de UPM y su realización va a ser supervisada y controlada por representantes de la finlandesa. ¿Por qué las obligaciones son tan desparejas? ¿O esa es una impresión equivocada? ¿No son desparejas? ¿Qué otras variables hay que incorporar al análisis y que no aparecen a primera vista? ¿Qué antecedentes hay que “acuerdos” planteados en estos términos?
Estos son, apenas, algunos asuntos vinculados a este acuerdo que figurarán en la agenda en el sistema político y en la sociedad en las próximas semanas.
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(*) En el contrato firmado (punto 2.5.4, página 7) UPM sólo dice lo siguiente: "En caso de que éstas [las iniciativas de infraestructura] sean desarrolladas de acuerdo al cronograma acordado, y otros asuntos pendientes puedan ser acordados a su momento debido conforme a este Contrato, entonces UPM comenzará sus procesos normales de análisis y preparación de una decisión de inversión en relación a una potencial planta de celulosa, el cual también tomará en consideración asuntos como los prospectos financieros y otros prospectos para la Planta de Celulosa propuesta, los prospectos y/o resultados de UPM generalmente y los prospectos del mercado de celulosa global".
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Emitido en el espacio En Primera Persona de En Perspectiva, viernes 10.11.2017, hora 08.15