
Uruguay-Perú
Por Homero Fernández
Miércoles 03.09.2025
Emilio Lafferranderie, “El Veco” fue, desde 1982, uno de los periodistas deportivos más influyentes en Perú. Su rigurosidad para reportear, su talento para hacer radio, prensa y TV y su estética para escribir sustentaron su memoria.
Dentro de la constelación de enormes periodistas deportivos uruguayos hay algunos que traspasaron fronteras y dieron cátedra en otros países.
Tal vez, Argentina haya sido uno de los destinos preferidos por la mayoría.
Dentro de ellos destaca uno que no solamente hizo escuela en el Río de la Plata, sino que también hizo lo propio en Perú en la prensa, la radio y la televisión.
Es Emilio Lafferranderie, alias “El Veco”, el estudiante que quería ser dentista y que comenzó en los diarios de Montevideo y llegó a dirigir la célebre revista argentina “El Gráfico” en 1965.
Un perfil rápido de “El Veco” incluye un excelente manejo del lenguaje, la valentía de su enfoque objetivo, el toque de humor necesario y el abordaje del deporte más allá del fútbol, como el boxeo.
Su llegada a Perú estuvo ligada a un resultado deportivo más que a la iniciativa particular del profesional.
En la víspera del partido que disputarían el 8 de agosto de 1981, en Montevideo, las selecciones de Uruguay y Perú, por las eliminatorias del Mundial de España de 1982, en su columna “El Veco” advertía a la afición uruguaya que la eliminatoria venía difícil.
Conocedor del fútbol incaico escribió que el equipo dirigido por el brasileño Tim jugaba un fútbol técnico, veloz y con goles. Mucho tendría que temer esa noche el conjunto dirigido por Roque Gastón Máspoli. Y, lamentablemente, así fue. Perú se retiró del Centenario con una victoria histórica por 2 a 1, con goles de Guillermo de la Rosa y Julio César Uribe. Waldemar Victorino descontó para la Celeste.
Un periodista peruano cuenta que al otro día de la derrota uruguaya solamente un colega de la redacción que dirigía “El Veco” le reconoció la certeza de su análisis premonitorio. Los demás, lo ignoraron. Lafferranderie empezó a notar que ya no era persona grata; que pese a su jerarquía se encontraba incómodo. Aunque siempre repitiera: "Yo no hago periodismo para periodistas".
Para el partido de vuelta, dos semanas después, el jefe de deportes del diario El Comercio de Lima, Carlos “Pocho” Rospigliosi lo convenció de que el cambio de aire podría ser ventajoso y oportuno. Y entonces en esa noche de empate 0 a 0 en el Estadio Nacional consiguió el sí de “El Veco”. Era el pase del año. Lafferranderie llegó al Perú en setiembre de 1982 para quedarse para siempre.
“La permanencia de El Veco en Perú por espacio de 28 años fue un lujo para el periodismo deportivo local. Una cátedra ininterrumpida sobre el buen hablar y escribir sobre el deporte en general. Si Rospigliosi era el maestro de la afición peruana en la década del 70, El Veco era la Maestría”, escribía un periodista limeño.
Los que compartieron con él los cierres de las ediciones fueron testigos de su vocación artística y su amor por el tango. Más de una noche entonaba con voz engolada “Te acordás hermano, qué tiempos aquellos…” o “Malena canta el tango como ninguna”. Y era tradicional que cuando el clímax de la bohemia llegaba, “El Veco” interrumpía su actuación con un “ya está bueno. Compren entradas para la próxima función”.
Cuando murió en 2010, a los 78 años, la revista “El Gráfico” publicó un perfil para recordarlo que empezaba diciendo: “Sinónimo del buen decir, caballero gentil y escriba delicioso, el mundo del periodismo deportivo acaba de perder a Emilio Lafferranderie, más conocido como “El Veco”, uno de los hombres que edificó la mejor historia de “El Gráfico”.
El humor lo acompañó hasta sus últimos días.
Dijo una vez: “Es definitivo, yo ya no me voy de Perú, incluso ya tengo reservada cama en el Parque del Recuerdo de Lurín. Ahí está Lolo Fernández, está Toto Terry, Juan Joya, así que de noche vamos a conversar largo y tendido, más tendidos que nunca”.
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