Análisis Económico

Encuesta de Expectativas Empresariales de Exante: Deterioro en la percepción del entorno de negocios, pero sin grandes cambios en el desempeño de las propias empresas

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Foto: Exante

EMILIANO COTELO (EC): La consultora Exante está divulgando hoy los resultados de su última Encuesta de Expectativas Empresariales, que en esta edición se titula “Deterioro en la percepción del entorno de negocios, pero sin grandes cambios en el desempeño de las propias empresas”.

Este es un relevamiento que se realiza dos veces al año y que recoge la visión de los empresarios uruguayos sobre la economía, el clima de negocios y las perspectivas sobre la marcha de sus propias empresas.

La encuesta se llevó a cabo en octubre y contó con la participación de más de 320 ejecutivos de empresas que operan en Uruguay. Para conocer las principales conclusiones del estudio, conversamos en los próximos minutos con la economista Alicia Corcoll, de Exante.

ROMINA ANDRIOLI (RA): Alicia, el relevamiento que hicieron en EXANTE llega en un momento muy oportuno, porque de alguna forma funciona como un balance del primer tramo del nuevo gobierno. El título del informe ya adelanta que empeoró la percepción de los empresarios sobre el entorno en el que operan sus empresas. ¿Cómo se refleja eso concretamente?

ALICIA CORCOLL (AC): Cierto. El relevamiento es extenso y muestra cierto deterioro en varias dimensiones, sobre todo en lo que refiere al entorno de negocios y al panorama económico, más que al desempeño de las propias empresas.

Por mencionar algunos indicadores, les preguntamos a los empresarios cómo evalúan el clima de negocios y, por segunda medición consecutiva, observamos un deterioro. Un 56% lo califica como “bueno o muy bueno” y casi el 40% como “regular”. Entonces, bajó la favorabilidad (que era 68% en abril y casi 90% en octubre del año pasado), pero el corrimiento fue hacia respuestas neutras. No hay una visión abiertamente negativa ni mucho menos: solo el 5% lo calificó como “malo o muy malo”.

A su vez, la mayoría de las empresas no identifica ni espera cambios en la situación económica del país. Sin embargo, casi una cuarta parte entiende que la situación está peor que un año atrás y menos del 10% espera que mejore en los próximos doce meses. En la misma línea, más de un tercio de los empresarios cree que el clima de inversiones va a empeorar el próximo año.

RA: Está claro, Alicia. ¿Y qué proyecciones de PBI están manejando los empresarios? ¿También se moderaron las expectativas de crecimiento económico?

AC: Así es. Consistente con los resultados que recién comentaba, también vimos una nueva revisión a la baja en las expectativas de crecimiento económico.

En promedio, los empresarios esperan que el PIB aumente 1,6% en 2026 y que el crecimiento tendencial ronde el 1,7% “dentro de tres o cuatro años”. Esta última métrica se ha ido ajustando sucesivamente a la baja en los últimos relevamientos, desde máximos cercanos a 3% anual allá por 2021 y 2022.

Son pronósticos más bajos que los utilizados por el equipo económico en su programación fiscal —2,2% para 2026 y 2,5% a mediano plazo— y también algo menores a los que en general esperan los analistas económicos. De hecho, la mediana del relevamiento entre analistas que hace periódicamente el Banco Central se ubica en 2% para 2026, aunque también ha venido corrigiéndose a la baja en el último tiempo.

RA: Alicia, en el título del estudio y también en tus comentarios de hace unos minutos, destacan que el deterioro fue menos pronunciado en lo que refiere a las perspectivas de las propias empresas. Ustedes preguntan por planes de producción, inversión y rentabilidad, ¿verdad? ¿Qué resultados obtuvieron en esas dimensiones?

AC: Exacto. Se observa bastante resiliencia en las expectativas vinculadas al desempeño de las propias empresas. En varias dimensiones, las respuestas fueron incluso algo mejores que en el relevamiento de abril y claramente más favorables que respecto al panorama económico general.

Si bien una proporción importante no espera cambios en la situación de su empresa, el porcentaje de quienes prevén una mejora (37%) triplica al obtenido cuando se consulta por las perspectivas económicas generales (11%).

Además, más del 40% de los ejecutivos espera un mayor volumen de actividad el próximo año, y una proporción similar proyecta aumentar la inversión. Hay muy pocas respuestas negativas en ambas dimensiones, aunque también resulta significativo que cerca de la mitad prevé estabilidad en producción e inversión. A nuestro juicio, eso es coherente con un escenario de bajo crecimiento económico, en línea con lo que muestran varias otras respuestas de la encuesta.

RA: Y en materia de empleo, ¿qué señales aparecen en la encuesta? Lo pregunto porque, más allá del enlentecimiento económico, el mercado laboral se ha mantenido muy firme. ¿Seguiría esa tendencia o empieza a percibirse cierto enfriamiento?

AC: Las respuestas sobre decisiones de contratación no variaron sustancialmente respecto a las dos encuestas anteriores. La amplia mayoría (un 61%) no prevé cambios en su dotación de personal para el próximo año, y el balance entre respuestas positivas y negativas es ajustado, de apenas 4%.

Lo cierto es que, en el pasado, ese balance ha mapeado bastante bien los ciclos del empleo en Uruguay. Por eso entendemos que los resultados de las últimas mediciones apuntan a una moderación en la creación de empleo, luego de varios años de crecimiento sostenido.

RA: Vayamos ahora a la evaluación de la gestión del gobierno. ¿Qué aprobación reciben estos primeros meses de la administración de Yamandú Orsi?

AC: Bueno. La evaluación empeoró, pero acá también con predominancia de respuestas neutras. Puntualmente, un 13% aprueba la gestión, un 58% no aprueba ni desaprueba y otro 30% la desaprueba.

Además de deteriorarse frente a abril, cuando se consultó por los primeros pasos del gobierno, la evaluación también es más adversa que la recogida en el primer año de la administración anterior, que fue particularmente positiva, con casi un 90% de juicios favorables. Igualmente, sigue siendo menos crítica que la registrada al inicio del segundo mandato de Tabaré Vázquez, cuando la desaprobación rondaba el 45% (vs. el 30% actual).

RA: Y en ese contexto, ¿qué esperan los empresarios en materia de política económica? ¿Se anticipan cambios relevantes?

AC: No. Como en la medición anterior, la mayoría de los empresarios no anticipa cambios en la política económica durante los próximos 12 meses: así lo señaló un 60% de los consultados. De todos modos, siguen siendo más los que prevén un leve deterioro que aquellos que esperan una mejora (31% frente un 8%).

A nuestro juicio, esto refleja la percepción de continuidad, con pocas innovaciones en la agenda económica. Por decirlo de alguna manera, el empresariado podría estar visualizando un arranque de gobierno con “pocas apuestas” en materia de políticas públicas.

RA: Dentro de ese panorama general y ya para ir cerrando, ¿hay algún aspecto de la gestión que se destaque positivamente?

AC: Sí. Cuando se consulta por áreas específicas de gestión, el manejo de la inflación es, por lejos, la mejor valorada entre los empresarios; un 85% entiende que la gestión en este frente es “buena”.

De hecho, la inflación aparece mencionada con mucha frecuencia en una pregunta abierta donde pedimos a los empresarios que identifiquen los aspectos más positivos del clima de negocios. Es algo bastante novedoso en la historia de este relevamiento.

RA: Claro, el contexto inflacionario cambió mucho en el último tiempo. ¿Qué expectativas de inflación tienen los empresarios para el año que viene?

AC: Las expectativas de inflación, que ya habían registrado un fuerte ajuste a la baja en 2023, volvieron a moderarse en esta edición. En promedio, los empresarios esperan una suba de precios inferior al 5% tanto para el cierre de este año como para 2026.

Ya el año pasado se había vuelto casi unánime la percepción de que la inflación no superaría el 8%, pero ahora son muy extendidas las respuestas que la ubican por debajo del 6%. Esta es la primera edición que marca más del 90% de las respuestas por debajo de ese umbral.

Esta reducción de expectativas y la buena valoración del manejo inflacionario parecen reflejar una mayor credibilidad en la política monetaria del Banco Central.

Aun así, las expectativas a plazos más largos no están plenamente alineadas con el objetivo del Banco Central, aunque también muestran una mejora: cerca del 80% ubica la inflación dentro del rango de tolerancia (cuyo techo es 6%) en un horizonte de tres o cuatro años.

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