Exactamente 25 años atrás, el mundo esperaba no solo un cambio de año, ni incluso de siglo, sino un cambio de milenio. El 1 al frente de cada año iba a dejar paso a un 2. Pero entre la esperanza y la expectativa, también había miedo: millones de personas estaban en vilo por un fallo informático que amenazaba con provocar el caos en todo el mundo.
A fines de 1999, expertos en tecnología, medios de comunicación y gobiernos alertaban que los sistemas informáticos no iban a poder leer correctamente el cambio de milenio, el pasaje de 1999 al año 2000.
Esta situación, conocida como “el problema del año 2000”, o Y2K, iba a provocar, errores en cálculos en millones de bases de datos de todo el mundo.
Según los peores pronósticos, a partir del 1º de enero del año 2000, esta falla iba a conducir al colapso de servicios esenciales como la luz o el agua; las cuentas bancarias podían llegara a amanecer vacías; habría graves problemas en el transporte y en las comunicaciones con escenarios que hablaban incluso de caída de aviones; y hasta guerras de contra información en un relato de caos.
Lo cierto es que fue un fin de año de auténtica locura y libros sobre cómo sobrevivir al Y2K terminaron en las listas de best sellers.
Finalmente, aquel caos masivo no sucedió, gracias a un esfuerzo global de prevención. De todos modos, sí hubo reportes de fallos en algunos sistemas.
Hoy, a 25 años de aquella histeria colectiva. ¿Qué lecciones nos deja el caso de Y2K? Vamos a conversarlo con dos ingenieros, conocidos de la casa.
Conversamos En Perspectiva con Miguel Brechner y Nicolás Jodal.