
Foto: En Perspectiva
Tras una nueva Marcha del Silencio, hablamos En Perspectiva con familiares de detenidos desaparecidos, pero en aquellos casos en que los restos fueron encontrados.
Memoria, Verdad y Justicia.
Bajo la consigna “Sepan, cumplir. ¿Dónde están?”, ayer miles de uruguayos volvieron a marchar en varias ciudades del país en una nueva Marcha del Silencio, la edición número 30.
Convocada por la organización de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, la movilización de Montevideo comenzó en la Plaza a los Desaparecidos en América, en la esquina de Rivera y Jackson, y terminó en la Plaza Cagancha, como ocurre cada año, y reunió a una multitud impactante, como siempre.
Pese a ese reclamo tan masivo, los que tienen información útil no hablan. Así, siguen pasando los años, los hallazgos son pocos y la búsqueda se lleva a cabo lentamente, con escasos recursos, a puro tesón y compromiso de los responsables de esas tareas.
Hasta el momento, desde que comenzaron las excavaciones en 2005, se encontraron los restos humanos de siete personas secuestradas en Uruguay durante la última dictadura: los de Ricardo Blanco, Ubagésner Chávez Sosa, Fernando Miranda, Julio Castro, Eduardo Bleier, Amelia Sanjurjo y Luis Eduardo Arigón.

En los próximos minutos vamos a conversar con descendientes directos de tres de ellos. O sea con familiares de desaparecidos que, a diferencia de otros, han podido completar el duelo porque los restos de sus seres queridos fueron encontrados.
¿Qué sintieron cuando se produjo la ubicación de aquellos huesos? ¿Qué les dio la posibilidad de enterrar a su padre, a su abuelo? ¿Cambió para ellos la causa de los desaparecidos? ¿Desde qué lugar?

Conversamos En Perspectiva con Gerardo Bleier, hijo de Eduardo Bleier, Sabina Arigón, hija de Luis Eduardo Arigón, y a Ariel Castro, nieto del maestro Julio Castro.