Entrevista central

El TLC Mercosur-UE “no es un hecho aún” pero “no ya hay nada para reajustar en el texto”; así que “estamos un escalón más arriba que en 2019”, dice el canciller Omar Paganini

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Foto: En Perspectiva

La cumbre de jefes de Estado del Mercosur que tuvo lugar el viernes pasado aquí en Montevideo no pasó desapercibida para la región ni para el mundo.

Después de 25 años de negociaciones y con la presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Layen, que llegó especialmente a Uruguay por 24 horas, los dos bloques acordaron el texto para un futuro tratado de libre comercio.

Si finalmente se confirma en los próximos meses, se creará la zona de libre comercio más grande del mundo, con un mercado de aproximadamente 800 millones de personas. En el texto, además, las regiones anuncian que fomentarán la cooperación en áreas claves como la ciencia y la tecnología y reafirman su compromiso con los valores democráticos, la protección de los derechos humanos y el desarrollo sostenible.

El presidente Luis Lacalle Pou hizo el anuncio en una conferencia de prensa que compartió junto a Von del Leyen y los otros mandatarios del Mercosur. Lacalle Pou uruguayo, que horas más tarde entregaría la presidencia protémpore del bloque a su colega de Argentina, Javier Milei, dijo que después de “varios fracasos” puede “irse a dormir tranquilo” después de esta cumbre.

"Lo primero. No es solo un intercambio comercial, que lo es. Quizás de manera más importante, para nuestros países y para los países de economías mas pequeñas del Mercosur, es importantísimo que la economía se nos abra. Pero hay algunas condiciones y elementos con Europa que nos unen más allá de lo comercial".

En Europa la noticia generó varias repercusiones. Francia e Italia reiteraron su oposición al texto del acuerdo. España y Alemania, en cambio, saludaron el paso adelante. Aquí en Uruguay el sistema político en general vio con buenos ojos el entendimiento mientras el PIT CNT se pronunció en contra.

Todavía queda mucho camino por recorrer antes de que el tratado entre en vigencia. El escalón siguiente será la revisión legal del texto así como el proceso de traducción a los distintos idiomas oficiales (que son 25 en total, sumando las dos partes). Y por último tendrá lugar la parte más difícil, que son los procesos de aprobación internos de cada lado, donde se esperan discusiones arduas, sobre todo en Europa.

Sobre lo que se consiguió este viernes y lo que falta todavía conversamos En Perspectiva con el ministro de Relaciones Exteriores, Omar Paganini.

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