En entrevista con En Perspectiva el presidente de la Cámara de Diputados, Alejandro Sánchez, del MPP, presentó argumentos para justificar la demora en la aprobación de proyectos en el Parlamento. Además, dijo que considera necesario que se continúe con la inversión de las empresas públicas y, acerca del relacionamiento con el gobierno, señaló: “No es malo que haya dos opiniones, lo malo sería no poder ponernos de acuerdo”
EN PERSPECTIVA
Viernes 12 de junio, hora 8.21.
EMILIANO COTELO:
Al comienzo de su gestión Tabaré Vázquez envió ocho proyectos de ley al Parlamento, y anunció además un diálogo fluido con la bancada del oficialismo. Sin embargo, cuando han pasado 100 días los resultados lucen magros. En este lapso, el Poder Ejecutivo ha logrado promulgar solo dos leyes, un guarismo que está muy por debajo de los que exhibieron los gobiernos desde el regreso de la democracia en adelante. Con este telón de fondo, ayer se realizó la segunda reunión entre Vázquez, sus ministros y los legisladores del Frente Amplio (FA).
¿Cómo viene la relación entre el Poder Ejecutivo y sus parlamentarios? ¿Qué expectativas tiene el Movimiento de Participación Popular (MPP), en particular de cara a la instancia crítica, la de la ley de presupuesto?
De estos temas vamos a conversar con el diputado Alejandro Sánchez, que preside la Cámara de Representantes.
Ayer tuvo lugar la segunda reunión entre la bancada del FA y el Poder Ejecutivo. Allí el gobierno presentó cuatro proyectos que piensa impulsar próximamente. Uno a propósito del marco regulatorio del gas, otro acerca de ley de zonas económicas especiales –estas dos iniciativas vienen del período anterior, habían quedado sin completar su aprobación parlamentaria en la legislatura pasada– y dos proyectos del Ministerio de Relaciones Exteriores: uno que tiene que ver con la cooperación en turismo entre Uruguay y Armenia y otro de asistencia jurídica mutua entre El Salvador y Uruguay. Se aclaró que ninguno es de urgente consideración.
¿Qué le deja la reunión? Se lo pregunto porque estos proyectos no parecen ser de alto impacto en la agenda política.
ALEJANDRO SÁNCHEZ:
No; el del gas quizás tenga una importancia superlativa, porque se trata de crear un nuevo mercado, que no existe en el país, y es necesario regular una serie de aspectos que son importantes a la hora de incorporar una variable más, el gas, a la matriz energética, que le va a aportar a Uruguay capacidades importantes. Ese proyecto va a tener una importancia en términos estructurales, porque va a modificar una de las condiciones importantes, que es la dependencia del fueloil a la hora de producir energía eléctrica. Para eso estamos trabajando en la regasificadora, en la instalación de la planta de ciclo combinado para generar energía eléctrica y en el gasoducto. Eso está estructurado en función de poder vender el excedente del gas –porque no lo vamos a utilizar todo nosotros– a la Argentina, que tiene un déficit importante.
Pero más allá de eso, creo que la relación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo es buena. El Poder Ejecutivo está llevando adelante las políticas públicas que hemos definido y que no necesitan leyes para ponerse en marcha, en el marco del tercer programa del FA, que fue lo que le ofrecimos a la ciudadanía. Luego el Parlamento tiene una serie de proyectos de ley, esos que usted manejaba recién más el Código Penal, que es otro proyecto que viene de la legislatura anterior. El Poder Legislativo está discutiendo y trabajando en las comisiones en función de mejorar esos instrumentos y generar los consensos que permitan aprobarlos con una mayor base de sustentación. Eso quiere decir que no solo se cuente con los votos del FA. No siempre se logra, pero ese es el objetivo.
Creo que la relación es buena, no creo que sea una relación difícil ni complicada. Simplemente hay las discusiones naturales que deben existir en un gobierno y en una fuerza política plural como es el FA.
EC – ¿Ustedes iban a este encuentro de ayer con el Poder Ejecutivo preparados para defenderse?
AS – No…
EC – En estas semanas se había hablado mucho de que en el gobierno central existía disconformidad, existía malestar, con esa baja productividad parlamentaria.
AS – Sí, ha habido esos comentarios. Ayer estábamos convocados senadores y diputados, pero los legisladores de la Cámara Baja habíamos tenido una reunión –la reunión del martes de coordinación de bancada– en la que uno de los puntos era la preparación de la reunión del jueves. Ahí algunos compañeros plantearon la hipótesis de que la reunión entre el Poder Ejecutivo y la bancada podía estar vinculada al trámite de los proyectos que estaban en el Parlamento. Pero todos coincidimos en que lo más probable era que ese no fuera el objetivo de la reunión, sino que fuera lo que se había planteado al principio del gobierno. El presidente de la República había dicho: “Yo antes de mandar un proyecto de ley al Parlamento, antes de mandar un paquete de proyectos de ley, voy a convocar a la bancada, les voy a informar sobre los proyectos, y una vez que estén informados, lo voy a enviar”. Lo repitió en la reunión.
Luego el Parlamento tiene el ámbito para generar el espacio de debate y construcción. Entonces creo que fue en ese sentido. Y en definitiva quizás fue también una salida para demostrar que el gobierno tiene un componente de unidad importante.
EC – Entonces en la reunión de ayer ese tema, la lentitud de los trámites parlamentarios, no apareció.
AS – No, no estuvo presente. Además, yo no niego la legitimidad de las comparaciones, es verdad lo que se ha dicho acerca de las leyes que se han aprobado, pero la agenda parlamentaria de Uruguay es muy diferente después de 10 años de gobierno frenteamplista.
EC – Sobre todo salieron números a los 60 días de gobierno. En este período se habían aprobado dos proyectos, mientras que en los primeros 60 días del primer gobierno de Julio María Sanguinetti se habían aprobado seis, en el gobierno de Luis Alberto Lacalle cuatro, en el segundo mandato de Sanguinetti seis, en el de Jorge Batlle cuatro, en el primero de Vázquez cinco y en el de José Mujica ocho.
AS – Sí, eso es verdad. Pero los proyectos que tiene el Parlamento son bien interesantes e importantes, por eso se está tomando el tiempo para discutirlos. Las leyes que se aprobaron en el quinquenio pasado permitieron aprobar una ley por día durante esos cinco años. Y la productividad fue un poco menor, pero también fue importante, en el primer gobierno del FA. Eso lleva a que la agenda legislativa comience a tener necesidad de cada vez menos proyectos y más complejos.
En la agenda del primer gobierno del FA había más de 40 proyectos que tenían que ver con la regulación de las relaciones laborales. La agenda se va votando, siempre hay que hacer algún ajuste y traer algún proyecto de ley que tenga que ver con la legislación laboral, pero ahí hay un nivel importante de leyes aprobadas que lleva a que no haya tanta necesidad legislativa.
Lo que más se necesita son políticas públicas, poner en marcha toda la estructura jurídica que hemos establecido. Entonces a mí no me preocupa la comparación de la productividad legislativa, porque creo que hay que legislar lo que se necesite con la velocidad que se necesite. Y los proyectos que tenemos hoy no tienen una urgencia tal que tengan que ponerse en marcha ya, sino que permiten que el Parlamento vaya analizando.
EC – Pero en los proyectos que mandó originalmente el Poder Ejecutivo al Parlamento, ocho proyectos en marzo, había varios importantes, pesados, del arranque de la nueva administración. Y sin embargo solo dos salieron del Parlamento, el que amplía la nómina de municipios y distritos electorales –algo que se precisaba para las elecciones departamentales de mayo– y el que cambia el sistema de cómputo del IRPF para dejar aparte el aguinaldo y el salario vacacional.
AS – Sí, y ahora tiene media sanción el impuesto de Primaria de las extensiones agropecuarias, que ya está en la Cámara de Diputados y seguramente lo aprobaremos próximamente. El del Fondes va a ser aprobado por la Comisión de Hacienda seguramente el martes próximo, ya se convocó para aprobarlo. Y se aprobó y tiene media sanción el proyecto de fiscalías, ya lo aprobamos en la Cámara de Diputados.
O sea que hubo un trabajo en proyectos que tenían algunas dificultades, porque algunos vinieron con defectos del Poder Ejecutivo, que tuvo que volverlos a enviar. Tanto el impuesto de Primaria como el del Fondes requirieron que el Poder Ejecutivo enviara nuevamente un mensaje, como también el del Sistema de Cuidados.
EC – Eso se ha comentado en la bancada del propio FA, como diciendo: “sí, es cierto que están ansiosos en el Poder Ejecutivo, pero ojo que parte de la lentitud también se debe a que ustedes mandaron proyectos con desperfectos que hubo que corregir después”.
AS – Sí. Yo no soy de los que se ubican entre el ustedes y el nosotros, yo me ubico en el gobierno del FA y me hago cargo del trabajo legislativo y del trabajo ejecutivo. A veces hay comentarios en ese sentido del Poder Ejecutivo y de los legisladores. Yo soy legislador desde el 2010 y siempre me he sentido una parte del gobierno, no me siento aparte del Poder Ejecutivo. Soy un legislador oficialista y por tanto una de mis funciones es la de aprobar los instrumentos legales que me solicitan mis compañeros del Ejecutivo, que los necesitan para gobernar. Ese es mi posicionamiento inicial.
Eso no quiere decir que ante un proyecto de ley determinado uno no crea que se le pueden hacer mejoras. Muchas veces o la mayoría de las veces el Parlamento ha cambiado los proyectos de ley, y los ha cambiado para mejor. Tengo esa visión.
Insisto, estos proyectos son muy importantes, pero muchos de ellos no tienen una perentoriedad tal que haya que aprobarlos rápidamente, porque seguramente la ley de presupuesto, que es lo que todos estamos esperando en este primer año de gobierno, será la que les permita luego poder operar.
El Sistema de Cuidados fue si se quiere el buque insignia de la última campaña electoral del FA. Y para ponerse en funcionamiento –y esto también tiene que ver con los tiempos que uno tiene a la hora de analizar la agenda legislativa– tiene que estar aprobada la ley, pero tiene que estar aprobada la ley de presupuesto para que se pueda desarrollar. Entonces no hay apuro para aprobar ya ese proyecto, nos podemos tomar el tiempo para discutirlo en profundidad e invitar a los actores de la sociedad, como está haciendo el Parlamento.
Lo marcaba en ese sentido. Es decir, no por esto hay que decir “entonces esperamos eternamente para aprobar los proyectos”, pero el Parlamento está llevando adelante es una agenda definida de temas, y está avanzando en todos a la vez, eso es importante. En ese contexto creo que está bien y es muy buena la relación con el Poder Ejecutivo. Insisto, en estos días hemos tenido ya dos reuniones con el presidente de la República y varias más entre los ministros y la bancada parlamentaria. Con lo cual está siendo bastante fluido el relacionamiento.
EC – Hablando de la relación Poder Ejecutivo-bancada parlamentaria del FA, quiero detenerme brevemente en un episodio del mes de marzo. El Poder Ejecutivo emitió un decreto que implementaba las modificaciones al Fondes que, paralelamente, iban en un proyecto de ley. Usted en ese momento reaccionó, fue muy crítico, dijo en Twitter: “Veníamos bien hasta que apareció el decreto”. ¿Qué pasó desde entonces? ¿Cómo se encauzó ese cortocircuito?
AS – Sí, creo que eso fue un error producto del apuro del Poder Ejecutivo. Estableció por decreto algo que estábamos discutiendo en el Parlamento. Por eso mi reacción. Es decir, presentado el proyecto de ley a la bancada del FA, enviado al Parlamento de la República, que cuando se estaba comenzando a convocar actores para discutirlo se consagraran esas modificaciones en un decreto me pareció un error que respondía al apuro para poner en funcionamiento un instrumento, desconociendo el debate que se estaba iniciando en el Parlamento.
EC – ¿Cómo se fue conversando esa situación? ¿A qué cauce terminó llegando esto?
AS – Tenemos una metodología de trabajo que nos ha dado muchos resultados, que es la creación de grupos de trabajo dentro de la bancada del FA. Esos grupos de trabajo toman un tema específico y se reúnen con los actores del Poder Ejecutivo que están atrás o que llevan adelante esas políticas, y a partir de eso se construye una mesa de trabajo para ponernos de acuerdo. Eso fue lo que hicimos con el Fondes, se creó un grupo de trabajo bicameral, en el que hay senadores y diputados y participación de los dos miembros designados por el Poder Ejecutivo para este tema, que son la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).
En ese marco se estuvieron discutiendo las modificaciones a un instrumento que todos estamos de acuerdo en que tiene que seguir funcionando como es el Fondes. Tiene que seguir funcionando el instrumento destinado al financiamiento de la autogestión y también necesitamos financiamiento para la pequeña y mediana industria o pequeña y mediana empresa en general. Para el FA es importante que esos dos sectores sean asistidos financieramente, porque tienen enormes carencias para acceder al sistema bancario. En ese contexto se trabajó sobre un instrumento que establece esas dos cosas: se crea el Fondes Inacop (Instituto Nacional de Cooperativismo), que va a atender la autogestión y la economía social, y se destina el 50% de las ganancias del Banco República a la Agencia Nacional para el Desarrollo Económico (ANDE) para la asistencia al sector de la pequeña y mediana empresa.
Ese espacio nos permitió trabajar en redacciones alternativas, en mejores soluciones que las que veníamos proponiendo, y hoy tenemos un proyecto de ley que fue enviado por el Poder Ejecutivo con el que la bancada está de acuerdo en general. Es más, esto está en proceso de negociación, pero yo podría adelantar que hay otras bancadas, más allá de la oficialista, que estarían de acuerdo en varios artículos del proyecto de ley. Así lo han trasmitido extraoficialmente, esperemos a ver qué sucede el martes en la Comisión de Hacienda, si acompañan con su voto. Pero por lo menos algunos integrantes del Partido Nacional (PN) han anunciado la posibilidad de acompañar varios artículos de ley del Fondes.
EC – ¿Los dos sectores del PN?
AS – Lo han anunciado en términos generales. No es oficial, habrá que ver qué es lo que terminan haciendo. Pero sí lo han anunciado –está en actas parlamentarias–, han dicho “queremos que venga el Inacop y que venga ANDE –las dos oficinas que van a administrar el Fondes–. Tenemos una opinión favorable sobre el articulado que está arriba de la mesa, queremos escuchar su opinión, que va a ser determinante para que nosotros demos los votos”.
EC – Es un cambio importante, ya que el Fondes ha sido un tema muy sensible y de enfrentamiento político entre la oposición y el gobierno.
AS – Sí. El Fondes es una innovación política y económica muy importante y que ha despertado opiniones diversas en los diversos sectores políticos. Algunos con una mirada muy crítica, con mucha desconfianza de que los trabajadores puedan gestionar un emprendimiento productivo; otros lo han visto como una cosa nueva y han mirado cuál ha sido su funcionamiento y las carencias que ha tenido, y otros han jerarquizado mucho más su papel como financiamiento al desarrollo y de las posibilidades reales que tiene el Estado de financiar el negocio de que existan fábricas. Porque el negocio del Fondes no es prestar dinero, sino que existan emprendimientos productivos.
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EC – Alejandro Sánchez nació en abril de 1980, tiene 35 años. Milita en el MPP desde 1996, tuvo actividad en la Junta Departamental de Montevideo, en la que en 2007 fue designado secretario general, y desde el año 2010 es diputado, ahora con la responsabilidad de presidir la Cámara de Representantes.
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EC – Hablemos de cómo viene perfilándose este tercer gobierno del FA. En algunos aspectos da la sensación de que asumió un modelo completamente distinto del anterior. En algunos temas la mayor corriente opositora se da dentro del oficialismo, no viene de blancos, colorados o independientes. Usted, desde el MPP, ¿cómo está viendo esto? ¿Hay un revisionismo instalado?
AS – Tres o cuatro cosas. El tercer gobierno del FA tiene una enorme responsabilidad porque le ha tocado gobernar en un contexto diferente del de la última década de Uruguay. Es un contexto en el cual el país no crece a tasas siderales desde el punto de vista económico, entonces hay que seguir un proceso de redistribución de los ingresos y de la riqueza en el marco de una economía que no crece tan aceleradamente. Eso obliga a revisar el contexto político, social y económico y pensar instrumentos mucho más innovadores y arriesgados a la hora de ver cómo seguimos el proceso de distribución del ingreso, que todavía falta.
EC – ¿Cuáles serían esos instrumentos más innovadores y más arriesgados?
AS – La construcción del espacio fiscal es una construcción delicada. Porque a la hora de atender las necesidades del país, el espacio fiscal surge porque la economía crece como previmos o porque la base impositiva se amplía. El FA ha dicho públicamente que no va a incluir nuevos impuestos, por tanto se requiere afinar mucho las políticas públicas y poner mucho el ojo en la evaluación del gasto para que sea eficiente, porque de ahí va a surgir la posibilidad de atender las dificultades y las necesidades que tenemos.
EC – ¿Para usted, entonces, no hay revisionismo en esas decisiones que está impulsando el equipo económico, por ejemplo que las empresas públicas recorten sus inversiones y además coordinen esas inversiones con los objetivos fijados por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF)? ¿No hay revisionismo en el recorte de los viajes al exterior de ministros, subsecretarios y otros jerarcas?
AS – Dos cosas. También Mujica planteó al inicio de su gobierno la necesidad de racionalizar el tema de las delegaciones que lleva Uruguay al exterior, las misiones oficiales. Eso es una preocupación constante del Poder Ejecutivo. Y es que uno –a mí me pasa ahora en la presidencia de la Cámara– tiene invitaciones varias para actividades con niveles de importancia diferentes, y hay que tener la posibilidad de evaluar a qué actividad se va y a cuál no, porque son recursos públicos y es muy costoso para el país sostener misiones oficiales. Eso me parece bien.
EC – El implícito para muchos es “estos rubros del gasto estaban descontrolados”.
AS – No creo que estuvieran descontrolados. Hay un fuerte debate sobre el papel de las empresas públicas, las empresas públicas le han permitido a Uruguay tener un proceso de crecimiento bien interesante. En la campaña electoral todos los partidos pusieron los molinitos como un símbolo importante del Uruguay nuevo. Y eso ha sido inversión pública, de las empresas públicas pujantes que generaron un área que antes no existía.
EC – Inversión pública y después coordinación con inversión privada.
AS – Efectivamente, hay una serie de situaciones en las que no ha habido solo inversión pública. Ese ha sido el papel de las empresas públicas, y tiene que continuar, porque genera derrames positivos en la economía. No existían en Uruguay ni tecnología ni investigación ni sistema de proveedores para los molinos de viento. Hoy existen, es toda una actividad económica nueva que se desarrolla, son derrames muy positivos. Por tanto creo que las empresas públicas tienen que seguir invirtiendo.
EC – Claro, pero en esa materia el nuevo gobierno dice, por ejemplo, que UTE va a poder invertir en el quinquenio la mitad de lo que tenía previsto.
AS – Sí, yo sé que se está discutiendo el presupuesto de las empresas públicas con el MEF. Evidentemente el MEF tiene la responsabilidad de administrar el presupuesto en su conjunto, y tiene una mirada global sobre el asunto. Pero creo que sería un error enlentecer el proceso de inversiones de las empresas públicas. Las inversiones no van a ser las mismas, UTE invirtió mucho en generación de energía y ahora hay que sostener esa inversión. Seguramente las inversiones necesarias hoy son en trasmisión, porque se invierte en generación y luego hay que seguir invirtiendo en otras etapas. Habrá que ver si lo que se está plateando y las necesidades que tiene UTE en trasmisión se pueden cubrir con lo que está planteando el MEF como marco.
Creo que sería un error plantearnos una política de austeridad. Austeridad en el sentido de lo que se está manejando en Europa y que viene siendo bastante cuestionado: “no hay que apostar a que el Estado invierta cuando la economía se enlentece”. Es todo lo contrario, hay que tener políticas anticíclicas y sostener la inversión pública cuando la economía se enlentece. Esa fue la salida del 2008 de Uruguay, la salida del FA.
EC – En estas apreciaciones suyas queda de manifiesto que hay una tensión, una pulseada entre su sector, identificado con el gobierno anterior, y el gobierno nuevo, encabezado por Vázquez, en el que, por ejemplo, el capítulo económico está dirigido nada menos que por el economista Danilo Astori.
AS – No discrepo en que exista esta tensión en el debate económico. Discrepo con la idea de que el gobierno pasado fue del MPP y el gobierno actual es de otro partido. El gobierno pasado fue del FA, el equipo económico fue el mismo, porque si hay algo en lo que ha habido continuidad en estos tres gobiernos frenteamplistas es que ha sido el mismo equipo económico. Con algunos nombres que van y vienen, pero es el equipo económico al que el FA le ha dado, ya por tercera oportunidad, una carta de confianza muy fuerte, a su capacidad.
Y siempre han existido estos debates. Vuelvo a recordar –porque dentro de poco la vamos a volver a tener– la discusión del primer presupuesto quinquenal del FA, en la que el ministro de Economía de entonces, el economista Danilo Astori, estuvo a punto de renunciar a su cartera por el 4,5% para la educación. Y quien lo fue a buscar fue José Mujica, en ese momento ministro de Ganadería. Hay una continuidad de la política económica de los gobiernos del FA, y hay una continuidad de los debates. Siempre va a haber debate, en cualquier gobierno, del Frente o de cualquier partido, porque el debate de la política económica es uno de los debates centrales. Lo importante no es que exista el debate, lo importante, en todo caso, es que ante el debate luego hay acuerdo político en el FA para avanzar juntos.
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EC – En la política exterior también hay diferencias notorias. Hoy Brecha habla del asunto: “La concepción impulsada está lejos del discurso latinoamericanista de Mujica y se acerca más a la búsqueda de relacionarse directamente con los países hegemónicos a nivel global. La diferencia se hace notoria en la postura del canciller Rodolfo Nin Novoa ante la problemática que enfrenta Venezuela. Una posición bastante más explícita hacia un regionalismo abierto y la intención de avanzar en un TLC con la Unión Europea a pesar de la renuencia argentina”. ¿Cómo ve los énfasis en este frente?
AS – El Uruguay está viendo un escenario internacional que se complica cada vez más y está analizando diferentes hipótesis para acceder a los mercados. Hay una necesidad del país y del gobierno de trabajar permanentemente en ver cómo accedemos a nuevos mercados, porque eso implica colocar el trabajo de los uruguayos en el exterior y posicionarnos de una manera diferente cuando tenemos algunas situaciones de problema en la región y en el mundo. No olvidemos que Brasil mandó a su ministro de Economía al Parlamento a discutir un ajuste fiscal y Argentina no está pasando por su mejor momento económico.
Una cosa es esa, es una tentación y una obligación de cualquier gobierno la búsqueda de nuevos mercados. El problema es que las potencias desarrolladas siempre exigen ciertos términos de intercambio que no son muy buenos para el Tercer Mundo, y eso nos obliga a negociar como bloque. Hay que negociar como bloque, porque Uruguay, con un mercado de 3 millones de habitantes, muy difícilmente pueda conseguir ventajas negociando solo por ejemplo con la Unión Europea. Es necesario ir como bloque.
Eso, que me parece muy bueno y necesario, tiene que ver con priorizar la región. Porque Uruguay puede ir a negociar con China, con la Unión Europea, con quien sea, pero a quien le vendemos la producción industrializada, a quien le vendemos la capacidad de trabajo y de innovación más grande es a la región. Por tanto tenemos que cuidar mucho la región, no solo porque no nos podemos mudar de barrio –al decir de Mujica–, sino porque ahí es donde colocamos nuestra producción industrial. De alguna manera el ancla es la región, porque genera la posibilidad de pensar un país industrializado, cuando el mundo nos ofrece un país primerizado. Me parece que esa es la discusión que hay en el presente.
EC – Pero hay otros temas en los que el contraste entre gobierno Mujica y gobierno Vázquez es bastante más notorio. Por ejemplo la visión que se tiene a propósito de lo que ocurre en Venezuela. Las declaraciones, el análisis del canciller Rodolfo Nin Novoa han sido aplaudidos por la oposición y han generado polémica dentro del FA.
AS – Es verdad. Yo no comparto algunas de las declaraciones del canciller con respecto no solo a Venezuela, sino respecto a algunas cuestiones que tienen que ver con la región. Por ejemplo, a nadie se le escapa que cuando se habla de Venezuela en este país muchos hablan de “régimen”, cuando es uno de los gobiernos que a más elecciones se han sometido. Es más, ahora hay quienes le exigen a Venezuela, entrometiéndose en su política interna, que diga cuándo tiene que convocar a elecciones. Hay legisladores de Uruguay que se sienten con el derecho de exigirle al gobierno de Venezuela que les dé una fecha a ellos, cuando lo que tiene que hacer el gobierno de Venezuela es cumplir con las leyes y con la Constitución venezolana, que establece que antes de fin de año tiene que haber elecciones nacionales.
Es un proceso que se ha sometido constantemente a elecciones, entonces me parece que el gobierno de Venezuela tiene una gran legitimidad, independientemente de las discusiones que pueda haber sobre otras situaciones en que ha actuado la justicia venezolana, de las opiniones que podamos tener. Primero que nada respetar la institucionalidad y respetar en este caso a gobiernos que han sido elegidos legítimamente. Esa es una actitud importante que tiene que mantener el Uruguay. Creo que en algunas declaraciones el canciller pifió porque incursionó en temas en los que Uruguay no debería entrometerse.
EC – Otro frente completamente distinto: se ha demorado la implementación de la legalización y distribución de la marihuana, y también la puesta en marcha de la ley de medios.
AS – Ahí tenemos dos situaciones diferentes. En el caso de la ley de medios estamos en medio de un litigio judicial por constitucionalidad, ha habido varios recursos y el gobierno ha sido enfático en que va a esperar la dilucidación de esos recursos a efectos de reglamentar la ley. Algunos piensan que igual podría avanzar en reglamentar los artículos que no están en litigio, pero el Poder Ejecutivo ha optado por ese camino y me parece correcto.
EC – ¿Usted comparte ese camino, entonces? ¿No hay diferencias?
AS – Hay quienes tienen diferencias, yo lo comparto. Es una opción que tomó el Poder Ejecutivo.
En el otro caso, sí, venimos un poco demorados. La realidad nos puede pasar por arriba, por tanto habría que poner el pie en el acelerador mucho más fuerte en la implementación del proyecto de ley que tiene que ver con la regulación del mercado de la marihuana. Porque ya existen en el país clubes cannábicos y también existe la posibilidad del autocultivo, pero uno de los componentes centrales del proyecto y la propuesta que cambia el paradigma era quitarle el mercado al narcotráfico, y para eso es necesario implementar rápidamente la posibilidad de compra de marihuana en las condiciones que establece la ley. En eso hay que apurar mucho más, si hay algo de lentitud hay que trabajar fuertemente. Pero tengo fuerte confianza en que el secretario de la Junta Nacional de Drogas, Milton Romani, pueda llevarlo adelante.
Hay que acelerar los plazos porque se necesita que todos los aspectos de esa ley novedosa estén en marcha. No solo porque es necesario ponerla en práctica, sino porque el año próximo la Asamblea General de Naciones Unidas convoca a Sesión Especial sobre el tema de la regulación y los nuevos enfoques sobre la política de drogas. Uruguay es la vedette en esa discusión internacional y creo que debería llegar a ese contexto internacional con su ley y su proyecto implementados 100%.
EC – A partir de todo este telón de fondo, ¿cómo va a ser la actitud del MPP en el Parlamento en los próximos meses? Es una bancada con mucho peso, 24 diputados y seis senadores. ¿Van a asegurar la gobernabilidad o van a marcar las diferencias ideológicas cuando tengan que marcarlas?
AS – Vamos a hacer lo que hemos hecho hasta ahora –fuimos la bancada mayoritaria en los dos anteriores gobiernos del FA–, que ha sido aportar al gobierno una mirada sobre los diversos temas en que nos parece que habría necesidad de construir marcos legales, pero por sobre todas las cosas garantizar la gobernabilidad a nuestro gobierno del FA. Porque este es mi gobierno, yo y mis compañeros trabajamos muchísimo para que Tabaré Vázquez sea presidente, nos esforzamos mucho. Creemos que tenemos un buen programa que es necesario aplicar, por tanto lo que tiene que hacer nuestra bancada parlamentaria es generar las condiciones para que el gobierno se desarrolle, porque eso es lo que necesitan los uruguayos. Los uruguayos necesitan un buen gobierno que resuelva los problemas que tenemos los uruguayos.
Para ese buen gobierno siempre va a haber debate, porque el debate es bueno, no es malo tener dos opiniones. Lo malo sería que no nos pudiéramos poner de acuerdo. Creo que el FA ha dado sobradas muestras de su capacidad de generar el acuerdo político para avanzar, y los dos gobiernos han sido exitosos en las políticas públicas que implementaron. Así que el futuro es ese, generar las condiciones para un muy buen gobierno y discutir todo lo que haya que discutir, porque eso va a implicar aportar a ese buen gobierno.
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Transcripción: María Lila Ltaif