Un censo a la población adolescente privada de libertad en el Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa), encontró una reducción en los intentos de suicidio, también en el consumo de psicofármacos, y una mejora en la percepción de las condiciones edilicias.
Pero también se registró un crecimiento en la cantidad de jóvenes recluidos por delitos vinculados con el narcotráfico. Un aumento que la presidenta del Inisa, Rosanna de Olivera, considera “exponencial”.
Los datos surgen del Censo de población adolescente privada de libertad, que el Inisa llevó a cabo junto con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, de Unicef.
“El crimen trasnacional organizado también atraviesa al Inisa”, dijo la presidenta del organismo en una comparecencia en el Senado a principios de setiembre. Y no solo son uruguayos: también hay más adolescentes brasileños privados de libertad.
El Inisa es “una de las últimas oportunidades que nos podemos dar desde el Estado para transformar la vida de los adolescentes que están en conflicto con la ley”, dijo también De Olivera.
Pero, ¿qué sucede si aumentan este tipo de delitos violentos? ¿Llega a tiempo el Inisa o hay que actuar antes? ¿Por qué estas bandas recurren a jóvenes?
Para conversar de todo esto recibimos a la socióloga De Olivera, presidenta del Inisa.
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Resultados del censo realizado en el Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente