En lo que va de este año al menos 50 personas han muerto tratando de alcanzar la costa de Grecia. La periodista freelance uruguaya Eugenia Rodríguez Cattaneo, desde la isla de Lesbos, dijo a
EN PERSPECTIVA
Lunes 18.01.2016, hora 10.19
ROMINA ANDRIOLI (RA) —En lo que va de este año al menos 50 personas han muerto tratando de alcanzar la costa de Grecia. Todos ellos viajaban en barcazas repletas de inmigrantes que arriesgan su vida tratando de escapar de las guerras y de los conflictos en Siria, Irak, Afganistán o incluso países africanos.
La tragedia de los migrantes que intentan llegar a Europa podría mostrarse con números. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones en 2015 3.800 personas se ahogaron tratando de alcanzar la Unión Europea al tiempo que un millón sí lo logró, en su mayoría ingresando por Grecia.
Pero esta mañana queremos conocer el perfil humano de esta noticia. Para eso estamos en contacto con la periodista uruguaya Eugenia Rodríguez Cattaneo, quien se encuentra en la isla griega de Lesbos, a donde llega la mayor parte de las personas que se lanzan al mar intentando llegar al viejo continente.
¿Cuánto tiempo hace que llegaste a la isla de Lesbos?
EUGENIA RODRÍGUEZ CATTANEO (ERC) —A la isla llegué hace cuatro o cinco días, pero antes estuve otro tanto en Tesalónica, que es al norte y es uno de los puntos de pasada antes de ir a Macedonia, que es donde están los refugiados. Es un camino bastante largo hasta llegar a Alemania.
RA —Algunos datos para que los oyentes se ubiquen en torno a Lesbos. Es la tercera isla más grande de Grecia y la octava del Mediterráneo, su superficie es de 1.630 km2, tiene un perímetro de costa de 320 kilómetros y la población es cercana a los 100.000 habitantes. Forma parte de una gran cobertura de islas cercanas a la costa de Turquía en el mar Egeo. Está más cerca de Turquía que de la costa de Grecia.
ERC —Sí, exacto, en la costa turca hay una parte del mar que está a escasos 20 kilómetros. Es por eso que la mayoría de los inmigrantes pasan por acá, porque es muy cerca. De hecho para ir después de la isla a Atenas, que es el punto siguiente que hacen los migrantes, hay un viaje en ferry de 12 horas que sale cada noche, es bastante lejos.
RA —Sería bueno que nos hicieras una descripción de cómo es hoy la isla de Lesbos y qué es lo que pudiste ver.
ERC —Si tú llegaras a la isla en un verano cualquiera es el paraíso, el aeropuerto está directamente sobre la playa, es como que tú cruzaras la calle en el Aeropuerto de Carrasco y te pudieras meter en un mar azul, transparente, divino, unas casas antiguas que son una belleza… Sin embargo, la isla hoy es realmente la desolación hecha paisaje: en estos días que yo estuve acá llegaron entre 1.500 y 2.000 personas, refugiados de países de todas partes. Para ayudarlos hay organizaciones de todas partes del mundo, está Naciones Unidas, Médicos Sin Fronteras, Save the Children, y decenas y decenas de voluntarios y de organizaciones de voluntarios también de todo el mundo, principalmente europeos. La isla está a full, trabajando muchísimo, pero con un público que no es al que están adecuados, es como si esto fuera Punta del Este y se llenara de esta gente que te estoy mencionando, es realmente lo que podría ser un paraíso pero mostrando exactamente la otra cara del mundo.
RA —Es muy gráfica la comparación. Además hoy en día hay que sumarle las inclemencias del tiempo, porque esa es una adversidad a esta altura del año.
ERC —Sí, la mayor cantidad de refugiados llegó durante el verano, que es cuando el mar está más calmo y se puede cruzar mejor. Aun así en estos días, como mencionaba, llegaron 2.000 personas.
Hoy, por ejemplo, está nevando, hay una tormenta tremenda y el mar turquesa y los árboles se convirtieron en un paisaje blanco. Los rescatistas están deseando que por favor los traficantes no manden salir a las barcas porque sería realmente una tragedia. A los traficantes que mandan gente a este lado del mar no les importa nada, si [los migrantes] no quieren subir a las barcas, los mandan igual a punta de pistola. Se trata de que las organizaciones intenten evitar que esto pase, pero es como una lucha constante entre traficantes y organizaciones humanitarias.
RA —Vayamos a cuál es el origen de los migrantes que llegan a la isla de Lesbos y qué recorrido hacen.
ERC —Principalmente vienen sirios, por supuesto, porque ese es el conflicto más grande, pero como este se ha considerado un punto de entrada vienen desde marroquíes, país en el que no hay en este momento un conflicto armado ni nada que se le parezca, hasta congoleños, que en Uruguay los conocemos muy bien porque tenemos tropas ahí, y afganos.
Ayer hablé con dos chicos afganos, uno tenía 16 y el otro 14, venían solos desde la provincia de Helmand, habían demorado tres semanas en llegar a la costa turca, donde cada persona tiene que pagar entre € 500 y € 1.500 para cruzar esos escasos kilómetros. Sale más barato cuanto peor está el tiempo porque las posibilidades de llegar son menores y más caro cuanto más calmo está el mar, para que veas la falta de escrúpulos. Estos dos chicos no me entendían mucho, porque hablaban poco inglés, y cuando les pregunté cuánto habían pagado me dijeron que les quedaban € 130, pero el ferry que va de Lesbos a Atenas les salió 90, entonces el chico tenía € 40 en el bolsillo y con su hermano de 14 tenía que llegar a Atenas, después subir todo el trayecto hasta Macedonia, de allí atravesar Serbia, Eslovenia, Austria, y ahí recién llegar al país que les va a dar acogida, que es Alemania. Todo este trayecto lo hacen pagando, por más que sean refugiados tienen que pagarse sus boletos de ómnibus, etcétera, más lo que le pagan a las mafias, porque si no tienen la nacionalidad afgana, iraquí o siria las fronteras están cerradas, no tienen estatus de refugiados aunque sean de un país en conflicto, como Sudán.
RA —Eso te iba a preguntar: ¿qué pasa con ellos una vez que llegan, cuáles son los que pueden seguir y cuáles no una vez que están en Lesbos?
ERC —Una vez que están en Lesbos todos pueden seguir, por lo menos es lo que me decían ayer desde organizaciones internacionales, cualquier persona que está aquí tiene un pase, un tiempo para estar en Grecia que varía de uno a seis meses según la nacionalidad y el caso. Los que van sin ningún problema son los que te mencionaba -sirios, iraquíes y afganos, que tienen efectivamente conflictos graves en sus países- y los demás casos se estudian, pero todos pueden pasar, este es un lugar de paso. Ellos se tienen que registrar obligatoriamente, pagan los € 40 o € 50 que vale el pasaje a Atenas y luego siguen el camino al norte que te comenté.
Ayer hablaba con un chico marroquí, por ejemplo, que vino en una barca que se hundió y se quedó sin documentos, sin papeles, sin un centavo, sin nada. Casi todas las barcas se hunden, pero ellos tienen los papeles pegados al cuerpo con cinta pato, este chico no y perdió todo. Su problema es que no puede pagarse el pasaje a Atenas. Seguramente si se lo pudiera pagar y pudiera llegar a la frontera con Macedonia no lo dejarían pasar porque es marroquí y no tiene estatus de refugiado. Él se había tomado un vuelo desde Casablanca hasta Estambul, que sale bastante caro, de Estambul bajó por tierra hasta la costa y ahí pagó € 1.000 para llegar a Lesbos, y hace un mes está en el campo de refugiados de Moria porque no tiene dinero para pagarse el pasaje.
Aquí se da la ironía de que el que es sirio tiene suerte de serlo porque tiene el estatus de refugiado asegurado, es mucho más complicado que estar solo escapando de la guerra.
RA —¿Y con qué otras situaciones y relatos te has encontrado en estos días?
ERC —Es como si cada día valiera por cinco. Ayer como no salían los barcos por el mal tiempo se llenó un gimnasio que hay aquí, era un gimnasio lleno de gente, toda mojada… Hay muchísima gente herida o con alguna discapacidad evidentemente porque escapan de la guerra. Me encontré con una familia que no conseguía que me explicaran qué les pasaba, el hombre me dijo con gestos que le habían dado un disparo en la pierna y rengueaba, tenía un bastón. Me pedía algo para su hijo, yo no entendía qué era, el hijo se sacó el ojo de plástico que tenía para mostrarme la cuenca vacía de su ojo, lo que necesitaba era un medicamento para curarse. Te podés imaginar la impresión. Como esas… un hombre sin brazos, un niño de dos meses en brazos, cortando los dientes… imagínate un bebe de dos meses metido en un gimnasio y su madre ni siquiera sabe el idioma para poder pedir algo para cuidar al niño que está cortando los dientes. Todos ellos llegaron, por la noche, en el agua helada, en la completa oscuridad, a caer en el medio del agua y a que los sacaron los rescatistas porque ni siquiera hay… los que están aquí ayudando son voluntarios.
RA —Tú destacabas el rol de las organizaciones civiles y de los voluntarios que están trabajando allí, ¿cómo están trabajando?
ERC —Hay decenas y decenas de organizaciones de todo tipo. Ayer, dentro del caos en el gimnasio, cuando uno se acostumbraba se daba cuenta de que en realidad las necesidades estaban cubiertas porque había mucha gente que venía, cocinaba y repartía tés, mantas, comida y todo lo que podía. Dentro de la tragedia hay mucha gente que se ocupa.
Hay muchísimas organizaciones de voluntarios que los sacan del agua, bomberos de Sevilla, que hace poco fueron arrestados como un llamado de atención, que pagan con su dinero para venir de España hasta aquí durante sus vacaciones, se meten en el agua helada durante toda la noche porque llega una y otra barca, en un día llegaron 60 barcas y había que bajar a niños, ancianos, gente en silla de ruedas y lastimada. Los bajan a la playa, los cambian para ponerles ropa seca rápidamente, los envuelven en mantas y ahí se ocupan las organizaciones internacionales como la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que los pone en ómnibus y los lleva al campo de Moria, que es el más grande. Allí los registran, hay casas para algunos, para todos no; ayer, por ejemplo, estaba todo desbordado y había gente en carpas. La colaboración de los voluntarios que vienen con su tiempo y su dinero hasta acá es realmente… no tiene nombre, es increíble.
RA —-Veía que este jueves se conoció que la justicia griega inició acciones legales contra cinco socorristas de una organización civil española que fueron detenidos en Lesbos por estar implicados, supuestamente, en el tráfico ilegal de personas. ¿Ese es un problema extendido en el lugar hoy en día a raíz de esta situación?
ERC —No, no, de hecho uno de los chicos que fue arrestado me tenía que esperar en el aeropuerto, pero no llegaba y me tomé un bus, y era porque lo habían arrestado esa noche. Lo que pasó es que ellos no pueden salir de aguas griegas, están en el territorio griego, pero con sus barcas se acercan a las que están a la deriva y las cinchan hacia la costa para que los refugiados bajen en la zona de playa o arena y no de roca, porque se van a hundir seguro, son barcas muy precarias que cualquier cosa se pinchan y se hunden. Estaban rescatando a una barca que se estaba hundiendo, no estaban en su propia nave… fue absolutamente una cuestión administrativa de permisos, lo explicaron en varias entrevistas que les han hecho. Esto es en realidad es un llamado de atención porque hay tensión entre las autoridades griegas y lo que hacen los voluntarios, pero no estaban traficando a personas ni nada que se le parezca, al contrario, son voluntarios haciendo el trabajo que deberían hacer los Estados, que tienen que cuidar a las personas para que no se ahoguen en un mar helado en la noche y lo que hacen es arrestarlos.
RA —¿Por qué creés que está planteada esa disputa entre las autoridades estatales griegas y el trabajo de los voluntarios?
ERC —Los gobiernos están omisos en hacer un montón de cosas que tendrían que hacer. Todas estas personas que van a Alemania, ¿por qué no se toman un avión y desembarcan en Alemania?, ¿por qué tienen que hacer un trayecto de 15 días, en algunas partes a pie, en otras en tren, hay miles de denuncias de que la policía serbia los maltrata…? Sabemos que esto está pasando, yo estoy acá hace una semana y ya me enteré de decenas de miles de cosas: hay un negocio ilegal multimillonario detrás de esto, sacá la cuenta de lo que vale cada pasaje, a una media de € 1.000, cada barca trae a 50 personas y en estos dos días llegaron 60 barcas, son miles y miles de dólares que tienen las mafias. ¿Por qué se permite que pase esto? No se explica, hay que ser responsables, son personas, es difícil explicarlo desde lejos porque a nosotros nos va a parecer que siempre han sido refugiados y siempre han estado… pero no, la mayoría de estas personas son médicos, estudiantes, gente como vos y como yo, periodistas, obligados a escapar, porque las opciones que tienen son la guerra o el hambre. Somos un poco hipócritas de dejar que pasen y hacerles pasar todo este calvario para llegar a un lugar en el que estén a salvo.
RA —¿Algún comentario final que te haya quedado? Imagino que para un periodista es muy removedor estar trabajando una noticia que tiene tanta repercusión estando allí, en el terreno.
ERC —La reflexión es que acá está lleno de periodistas de todas las nacionalidades. Prácticamente todos son freelance, como yo, algunos hasta me han contactado. Es muy fácil conseguir reportajes muy bien hechos para televisión, para radio y escritos contactando a la gente que está aquí para poder informar, en Uruguay y en cualquier otro país, sobre lo que está pasando. Si los medios no tienen la capacidad de mandar un corresponsal, compren reportajes, porque hay gente a la que pueden llamar y realmente podemos estar enterados y sabiendo lo que está pasando, y no tener apenas una referencia, una pintura, un plomazo de la tragedia más grande que está golpeando al mundo en este momento, con la que estamos conviviendo y de la que no sabemos casi nada.
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Transcripción: Andrea Martínez
Foto en Home: Una familia de inmigrantes camina por un campo nevado en Serbia cerca del pueblo de Miratovac luego de cruzar la frontera desde Macedonia, 18 de enero de 2016. Crédito: Dimitar Dilkoff/AFP Photo.